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Con el 4-1-4-1 aquí y allí

  • Jémez instaura definitivamente el sistema del toque a pesar de la baja de Caballero, cuya función fue asumida por López Silva · El CCF protege el 1-2 con el dibujo 4-2-3-1

El Córdoba quebró su ofuscación a domicilio, cifrada en un punto de 15 posibles y tres derrotas consecutivas como visitante, con el esquema que ha desbancado al 4-4-2. El dibujo de principios de temporada cede definitivamente ante la consistencia del 4-1-4-1, empleado por Paco Jémez en Chapín a pesar de la ausencia de Carlos Caballero. Con el centrocampista madrileño sancionado, López Silva abandonó la cal para desarrollar tareas creativas por dentro. Y así surgió el 0-1, con una conexión entre el onubense y Borja García. Ya con 1-2, después de sendos goles a balón parado (córner, despeje y volea de Pablo Redondo y Fede Vico, por este orden), el entrenador blanquiverde selló la victoria con Alberto Aguilar, que se alineó en paralelo con López Garai mientras Javi Hervás se ubicaba como enganche. O sea, un 4-2-3-1 que resistió el empuje de un Xerez que amagó sin arañar con el 4-3-3.

Defensa

Paco tuvo que recomponer la retaguardia por la suspensión de Fuentes y la sobrecarga muscular de David Prieto. Ximo Navarro repitió a pie cambiado, como hizo durante diez minutos ante el Elche y en el partido completo frente al Valladolid, y Tena compartió el eje con Gaspar. Es curiosa la serie del castellonense: ha alternado el once con la grada en las siete últimas jornadas. Por delante, por supuesto, se situó López Garai.

Con Íñigo Vélez y José Mari como destinatarios de múltiples envíos en largo, el Xerez impuso su 4-4-1-1 en los primeros minutos merced a su pujanza. Las irrupciones de Raúl Cámara (desde el minuto 32, Campano) y Pablo Redondo, por la derecha, y Mendoza y Capi (Israel le sustituyó en el 71'), por la izquierda, obligaron a los hombres de banda visitantes a multiplicarse. Dubarbier, esforzado atrás, se quedó sin fuelle en ataque. Ximo sobresalió en la primera mitad y Fernández, en la segunda. El triángulo Gaspar-Tena-López Garai, reforzado por el físico de Alberto Aguilar en el último cuarto de hora, mantuvo a raya a dos delanteros muy poderosos por arriba, José Mari e Íñigo Vélez, y no se descompuso con la incorporación del menudo Tato. Por si acaso, ahí estaba Alberto García, que sostuvo a su equipo con varias paradas de mérito.

El Córdoba fue a más porque subió la presión en el segundo periodo: cuando menguaron las fuerzas de Airam Cabrera, ahí estaba Patiño. Y previamente Fede Vico ya había metido una marcha más desde el costado siniestro. Finalmente, Alberto Aguilar le echó cemento.

ataque

El primer tiempo fue opaco. Sólo algunos destellos, mayoritariamente de un Borja empeñado en chutar desde lejos, sacaron al Córdoba de su campo, donde abusó del toque con el portero, los centrales y el pivote sin encontrar resquicios. La alternativa de López Silva como organizador no cuajaba y Javi Hervás se ofrecía sin éxito. Nadie discutía el 0-0. Airam, de nuevo titular por delante de Patiño, se sentía infrautilizado aguantando pelotas estériles de espaldas a la portería.

El Córdoba incrementó la fluidez de su propuesta en el segundo acto. Con Fernández y Borja García compenetrados en el carril diestro y más combinaciones en campo contrario, López Silva sólo tardó ocho minutos en conectar con el número 10, que definió como en él es habitual. El rápido empate pasó desapercibido porque Fede Vico, descarado en el uno contra uno, sacó su zurda a pasear en el primer gol a balón parado en toda la Liga; han tenido que pasar 27 jornadas.

A partir de ahí, el bloque cerró filas, con Patiño muy voluntarioso en la presión y Hervás como nexo para descargar el balón hacia las bandas en labores de mediapunta. Tanto el canterano como Borja son una garantía cuando toca esconder la bola; especialmente para ellos, los futbolistas más técnicos del plantel, rifarla está prohibido.

virtudes

El Córdoba fue a por el partido en la segunda mitad, cuando la energía xerecista decayó. Borja resuelve como pocos y Fede Vico es un diamante en bruto.

talón de aquiles

Los blanquiverdes acusaron el brío del rival, metido en una inercia positiva tras sus últimos resultados, en una primera parte floja.

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