Deportes

Aurelio cumple un año de su particular calvario

  • El central disputó sus últimos minutos ante el Numancia (2-1) antes de lesionarse

El estadio de Los Pajaritos, en Soria, ha sido el último escenario en el que Aurelio Suárez ha podido sentirse futbolista. El central fue titular en el último Numancia-Córdoba, un partido disputado el 23 de diciembre de 2007 y en el que los sorianos se impusieron (2-1). Precisamente, el segundo gol local, anotado por Toché en el minuto 80, fue el principio del particular calvario que el futbolista del Córdoba ha sufrido durante 2008. Tras el tanto, el ex del Alcalá fue el elegido para dejar su sitio en el campo a Julio Pineda en busca de una remontada heroica que no llegó a producirse. Luego llegó la lesión y un año en el dique seco.

Aurelio llegó al Córdoba en el mercado estival de la temporada 2006-07, dando inicio a una política de fichajes de perfil bajo que ayudaran a sanear la precaria economía del club y aportara sus conocimientos sobre una categoría, la Segunda B, que empezaba a convertirse en pesadilla para los fieles cordobesistas. No era para menos, porque meses antes, el equipo ya había fracasado en la primera intentona por recuperar la categoría perdida aquella trágica tarde ante el Valladolid. Ése fue el germen del cambio de timón en las oficinas de El Arcángel.

Si el club ya había fracasado una vez con un grupo lleno de estrellas del corte de Verza, Hugo Pina, Txiki o Javi Moreno, ¿por qué no intentarlo con futbolistas hechos a la categoría, acostumbrados a pelear en campos infames y ante aficiones muy calientes? Y ahí entraba a la perfección la figura de Aurelio, que dejó la capitanía del Alcalá para ser sólo uno más en el vestuario cordobesista. Era un paso adelante. Una oportunidad que, quizás, pensaba que no le llegaría nunca.

Pero le llegó la ocasión. Y la aprovechó. Le costó hacerse con un hueco en el once de Pepe Escalante, que apostó por veteranos con lustre como Pierini y Antonio. Aurelio, como siempre, permaneció en un discreto segundo plano, consciente de que la temporada es larga y ofrece minutos para todos. Los primeros los disfrutó precisamente en su antigua casa, en el Francisco Bono de Alcalá de Guadaíra, y a partir de ahí se hizo fijo en los esquemas del preparador cordobés. Hasta el punto de que disputó todos los minutos de aquel mágico play off de ascenso ante el Pontevedra y el Huesca.

Esa aportación, y su buen entendimiento con todo el vestuario, llevaron a Emilio Vega a ofrecerle una renovación por dos temporadas que, precisamente, expiran el próximo 30 de junio. La entidad apostó por él como tercer centra -otra vez fuera de los focos, trabajando en la sombra- tras el fichaje de Pablo Ruiz. Pero las expulsiones de su paisano le abrieron las puertas del equipo. En El Arcángel, ante el Sevilla Atlético, debutó por fin en Segunda División. Era un 16 de septiembre. Tres meses después, ante un Numancia a la postre campeón, se torció su suerte. Hoy sigue trabajando en ese segundo plano en el que se siente tan a gusto. No era su deseo. Una lesión tuvo la culpa. Hoy, ya recuperado, espera la primera llamada de Luna Eslava.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios