Cultura

Sobrevivirse un poco

  • 'Diarios (Tercer volumen: 2008_2010)'. Iñaki Uriarte. Pepitas de Calabaza. Logroño, 2015. 128 páginas. 14 euros.

Los lectores de los Diarios de Iñaki Uriarte, de los que Pepitas de Cabalaza acaba de publicar el tercer volumen (2008-2010), tenemos la sensación de pertenecer a un secreto club de perdedores con exceso de conciencia, de raros a los que este donostiarra de Nueva York (1946) y vecino de Bilbao, crítico literario a su pesar, ha ido dando voz sin apenas salirse de su rutina burguesa de rentista y veraneante perpetuo poco dado al trabajo y los actos sociales y no especialmente partidario de la descendencia.

Fiel a sus maestros del pensée fino, limpio y en breve, que no son otros que Pascal, Montaigne, Cioran, Kafka o Borges, Uriarte viene desgranando su día a día desde 1999 en una serie de memorables reflexiones, anécdotas, apuntes y comentarios más o menos marginales que nos concilian con la actualidad y la banalidad del mundo desde un pequeño y cómodo rincón apartado, en el gallinero de la vida desde donde a veces todo se ve y se entiende mucho mejor.

Filósofo escéptico disfrazado de cronista, tipo entrañable muy a pesar suyo, humorista moral e hipocondríaco de la estirpe de su querido Allen, Uriarte nos deja ver sus pequeñas y aparentemente intrascendentes cuitas cotidianas con sus convecinos, sus amigos (y enemigos) escritores, sus lecturas y relecturas, su mujer o su gato, para extraer algunas pequeñas lecciones de supervivencia a contracorriente, para reconocer en ellas una voz clara, irónica, incorrecta y lúcida con la que sentirnos algo menos extraños y solos en este enjambre de apariencias, adocenamiento y literatura barata.

Como recordaba Manuel Jabois, otro miembro de este club, a propósito de la segunda entrega, esta tercera no es ni mejor ni peor que las anteriores, "es exactamente igual, la misma maravilla". Bien es cierto que ahora aparece con más insistencia, cosas de la edad, el hilo de la estirpe familiar o la investigación en los orígenes, como también lo hace la propia conciencia desestabilizadora de quien se ha visto publicado por primera vez y reconocido incluso por alguno de los grandes popes de la crítica. No parece que Uriarte vaya a venirse arriba por estos pequeños detalles y adulaciones públicas. Ya no tiene edad.

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