Sara Mesa. Escritora

"Internet facilita nuestra capacidad para disfrazarnos"

  • La autora narra en 'Cicatriz', una novela perturbadora y compleja, la relación entre dos personas que coinciden en un foro literario en la red.

Cuando terminó Cicatriz, Sara Mesa albergaba la impresión de haber dado forma a una novela "bastante diferente" a la anterior, Cuatro por cuatro: del análisis de las enfermas dinámicas de grupo con un internado como escenario había pasado esta vez a observar un círculo más estrecho, la intimidad de dos personas que se (des)conocen a través de un foro literario en internet. Eran planteamientos muy distintos, consideraba la escritora, pero antes de la publicación del texto, su editor, Jorge Herralde, ya advirtió que esa última ficción contenía las claves de su poderoso universo narrativo; el libro, le dijo a su creadora, "era Sara Mesa en estado puro". La anécdota sirve para afianzar una certeza: que la autora lleva años construyéndose una de las obras más personales y coherentes de la literatura actual.

Hermanada con las propuestas anteriores de Mesa en la excéntrica humanidad de sus criaturas, cuyos comportamientos al borde del trastorno consigue hacer la escritora inesperadamente reconocibles para el lector, Cicatriz narra la inquietante relación entre Sonia, una chica con intenciones de llevar una existencia normal -ya saben, un trabajo, una pareja, un hijo- pero con curiosidad para no descartar otras vidas, y Knut Hamsun, un solitario que actúa contra el sistema y que tiene en el robo a las grandes superficies su modus operandi. Todo empezará cuando Knut proponga a Sonia un peculiar intercambio: si ella le envía una foto, él le mandará los libros que le pida. Y ella, seducida por los regalos -también caerán perfumes y lencería- y las atenciones, se prestará a entrar en las fantasías de ese hombre, a construir la imagen que él tiene en la cabeza.

La inteligencia y el oficio de Mesa propician que Cicatriz no sea sólo un perturbador relato sobre la sumisión y el poder en el que los roles parecen confundirse desde el principio. La novela es también una radiografía de la incomunicación y el aislamiento de un tiempo donde los canales para encontrarse sugerirían lo contrario o una reflexión sobre cómo el amor puede llegar a ser una transacción comercial en una sociedad de consumo. La autora firma una obra compleja -no en su prosa, despojada y accesible como es costumbre- de la que se pueden extraer múltiples lecturas. Mesa esquiva los mensajes reduccionistas, como confirma cuando se habla con ella. Cicatriz nunca quiso demonizar internet, por ejemplo, ni poner el acento en la soledad de los usuarios de algunos foros: "La red facilita nuestra capacidad para disfrazarnos, algo que ya estaba en nosotros. Los personajes se comunican por emails, pero porque es una novela contemporánea y lo hacen así, pero lo que se escriben son verdaderas cartas postales, y de hecho en algún momento de la trama llegan a utilizar ese formato", matiza. Para Mesa, en el vínculo entre Knut y Sonia es más importante "el robo. Me interesaba explorar cómo interactúan los objetos, los libros, entre ellos; lo que sucede en las mentes de los personajes. Una historia así podría haber ocurrido igualmente si no hubiese existido internet, eso era algo secundario".

En ese juego de poder "oscilante" al que se entregan los dos protagonistas, "que dura tanto tiempo porque se van repartiendo el papel predominante", ni Knut respondería al prototipo de macho ni ella al de víctima inocente, "pero ninguno de los dos, sin embargo, escapa de los esquemas tradicionales de seducción, eso de que el hombre debe cortejar a la mujer con regalos y artículos de lujo... Unos esquemas que aquí están llevados al extremo y que hablan de la sociedad de consumo en la que vivimos".

"Todo es delicado, vaporoso y, al mismo tiempo, profundamente perverso", se dice en algún momento sobre las fantasías de Knut. ¿Le costó mucho a Sara Mesa pisar un territorio tan resbaladizo e íntimo como ése? "Muchísimo", reconoce. "Como escritora me resulta difícil plantear temas así, me da muchísimo pudor, por lo que cuentas y por la dificultad de contarlo sin hacer el ridículo. Pero en este caso era ineludible", señala la novelista, que en su texto ha apostado por las elipsis "y eso a veces llama más la atención, impacta más, que escenas de sexo más fuertes".

Por las páginas de Cicatriz se suceden continuas referencias literarias -los autores que interesan a Knut y a Sonia-, pero el amor del protagonista masculino por los libros "es un poco repelente", opina Mesa sobre un personaje que llega a decirle, tajante, a su interlocutora: "Sólo si escribes podrás justificar tu existencia en un futuro". "Él utiliza -explica la autora- la cultura como una forma de desclasamiento. Es una idea que me dio Marta Sanz y que me encanta. Con todo lo que él hace está fuera del sistema, pero no lucha con su clase, sino contra su clase".

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