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La penúltima bala

  • A la espera de lo que pueda deparar el mercado de invierno, el Córdoba se aferra a la batalla con el rival que marca la frontera de la permanencia para cambiar su dinámica y volver a soñar

Siempre quedará una última bala disfrazada de matemáticas, de mercado de invierno o de cambios en la propiedad, aunque para no aferrarse de manera exclusiva a castillos imaginarios o sueños en duermevela el calendario ofrece esta noche al Córdoba una oportunidad para asirse a un motivo real para albergar opciones de permanencia en el fútbol profesional. Porque los blanquiverdes visitan a un Almería que con seis puntos más marca la frontera entre el bien y el mal, lo que convierte el choque en una batalla a cara de perro con mucho más que un siempre triunfo en juego. Ganar supondría cerrar de una vez por todas una crisis que dura ya más de dos meses, pero perder... perder sería lo más parecido enterrarse en vida con más de media temporada por jugar.

Con las buenas sensaciones que dejó la primera hora del partido ante el Rayo Vallecano -luego afeada por el empate franjirrojo y la sensación de vulnerabilidad final- y la calma que Jorge Romero ha llevado al vestuario, el optimismo ha invadido esta semana la zona noble de El Arcángel con mensajes alejados de los que se esperan en un club anclado en la última posición de la tabla. Claro está que la sensación recuerda mucho a la de aquel primer partido con Juan Merino en el Carlos Tartiere de Oviedo que nunca tuvo continuidad ni mejora, más bien todo lo contrario, de ahí que la aventura del entrenador linense quedase aparcada ya hace unos diez días.

Sólo queda pensar que esta vez sí habrá progresión y que el equipo seguirá dando pasos hacia adelante tras una segunda semana de trabajo con las directrices del nuevo entrenador. Entre otras cosas porque más hacia atrás es imposible tirar. No hay que olvidar que el CCF lleva cinco semanas como colista, que acumula diez jornadas sin sumar una victoria, con un balance de 4 puntos de 30, y que la permanencia la tiene a tiro de dos partidos. Esos son precisamente los que quedan para finiquitar el 2017 con algo de ilusión o una total desesperanza, según lo que deparen dos resultados que pueden marcar, más de lo que pudiera parecer, el futuro a corto y medio plazo de la entidad cordobesista.

De momento, para buscar la ansiada continuidad en el juego, en las sensaciones y, sobre todo, en el signo positivo de los marcadores, el técnico cordobés tocará poco el equipo, sólo lo necesario. La baja de Pinillos obliga a cambiar el lateral izquierdo, con una opción natural que pasa por el jugador del filial Víctor Mena, que ya jugó dos partidos ligueros con Luis Carrión, o retrasar la posición de Javi Galán, lo que dibujaría un once muy ofensivo que no parece que venga a cuento en las circunstancias actuales. La otra duda está en el centro de la zaga, en ver si Jorge vuelve a apostar por Joao Afonso tras superar sus molestias o si mantiene fuera de sitio a Álex Vallejo, algo que a priori también se sale de la horma. El resto, salvo sorpresa, serán los mismos, aunque más allá de nombres lo importante es ver la predisposición y la intención con la que el Córdoba salta al verde del Mediterráneo y si por fin es capaz de mejorar unos registros que lo tienen como el peor de la categoría. Que ya es hora...

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