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El camino de las utopías (2-1)

  • Una furiosa remontada impulsada por el penalti detenido por Pawel y la expulsión de Luismi permiten al cuadro blanquiverde seguir creyendo en el milagro. La salvación, a 11.

Las imágenes del Córdoba-Valladolid

Las imágenes del Córdoba-Valladolid / Álex Gallegos

Si de alguna manera termina salvando el Córdoba la temporada y sellando la permanencia será con muchos partidos como el de ayer. La locura que ayer se vivió en El Arcángel no será nada con lo que queda por venir si el final de esta historia de terror reserva un final inesperado y feliz para los blanquiverdes. La salvación será a la heroíca o no será. A ese sufrimiento deben adaptar sus corazones tanto los jugadores como los aficionados, que ayer gritaron de liberación cuando Guardiola culminó la remontada sobre el Valladolid. Por fin el Córdoba fue capaz de voltear un resultado en contra. Por fin el Córdoba ganó un partido en el que no dejó la portería a cero. Por fin el Córdoba rompió el maleficio de los partidos a las 12:00, que le condenó en los 18 encuentros precedentes. Todas esas estadísticas negras saltaron por los aires gracias a la reacción furiosa con la que el cuadro de Sandoval respondió a la alevosa patada de Luismi que mandó al hospital a Fernández y que le costó la amonestación. De una vez por todas, los blanquiverdes supieron jugar en superioridad numérica y arrinconar a su rival, alentados por el calor de una afición que dejó las medias tintas y se enganchó al partido, asumiendo de verdad el papel que le corresponde de martirio para los rivales y de empuje para sus jugadores. Y todo eso sucedió en el día en el que el Córdoba iba a morir, cuando el golpe definitivo a la moral blanquiverde se adivinaba tras una primera parte aciaga, en la que el rival encontró un injusto premio, y sobre todo tras el penalti que Quintanilla cometió sobre Gianniotas. Pero la parada de Pawel lo cambió todo y puede terminar incluso por cambiar una temporada. La permanencia sigue muy lejos, a 11 puntos, pero el Córdoba ahora ya cree en sus opciones. Y cuando eso sucede, ay del que se atreva a enterrar a los blanquiverdes...

A una batalla con carácter de definitiva, Sandoval compareció con un equipo de circunstancias por la baja de Valentín y el estado de Narváez, aún dolorido por el golpe de la semana pasada. Quintanilla y Noblejas se estrenaron en un equipo en el que Javi Galán actuó como interior izquierdo y Alfaro como enganche. De salida, el Córdoba buscó la velocidad de Jovanovic con desplazamientos en largo, que generaron un par de saques de esquina que inquietaron al Valladolid. Tras uno de ellos, Aythami se encontró con el balón ante Masip pero no supo batirlo. Era el minuto 5 y los nervios atrás del cuadro pucelano dieron alas a un Córdoba poco combinativo, que llegaba a arreones y alguna acción personal de mérito de Guardiola. Un balón peleado por el ariete permitió un chut de Edu Ramos que se marchó por muy poco.

Pese a que sus ocasiones no fueron excesivamente claras, el cuadro cordobesista tomó el mando del balón y el Valladolid apenas supo responder con alguna que otra llegada de Antoñito por el costado derecho. Pero como tantas otras veces, al perro flaco que es el conjunto blanquiverde se le volvieron a adosar todas las pulgas. Antes del descanso, con el tiempo ya cumplido, Quintanilla concedió una falta lateral y Javi Lara perdió la marca en defensa para facilitar el tanto de Javi Moyano.

Las imágenes del Córdoba-Valladolid Las imágenes del Córdoba-Valladolid

Las imágenes del Córdoba-Valladolid / Álex Gallegos

El panorama era desalentador, pero Sandoval reaccionó rápido. Narváez, dolorido y casi sin poder correr, forzó para ayudar a sus compañeros y el Córdoba ganó presencia en el área rival gracias al colombiano, que además liberó a un Guardiola al que desde entonces se vio aparecer más. Alfaro remató flojo en la primera acción de la segunda parte un centro de Jovanovic y Galán no acertó a resolver bien una buena jugada que él mismo inició. Pero la valentía del Córdoba recibió un nuevo revés cuando Quintanilla midió mal en un cruce atrás y derribó a Gianniotas. Penalti y zozobra en la grada. Y en esas apareció Pawel para vestirse de héroe, detener el quinto penalti del curso y revolucionar el partido, que entró en ebullición 15 segundos después, cuando Luismi dio una patada por detrás a Fernández que le costó la expulsión y generó una tangana en la que más de un jugador blanquiverde repartió sin ser visto, para fortuna de su equipo.

Esa acción levantó a la grada y Sandoval fue valiente para meter un delantero más en primer lugar y luego para buscar el factor Reyes en los 20 minutos finales. El Córdoba pasó a jugar con defensa de tres y se volcó en ataque, aunque Chris Ramos pudo sentenciar hasta en dos veces, primero en un jugadón de Gianniotas que no supo resolver y luego en un mano a mano que Pawel le sacó. Acto seguido, Jovanovic cazó en el área un buen envío de Guardiola e igualó la contienda. Entonces el Córdoba no contemporizó y se volcó aún más, asumiendo más riesgos atrás. Tras varios intentos infructuosos de Reyes, Javi Lara conectó con Jovanovic, que de primeras puso un balón de gol que un depredador del área como Sergi Guardiola no desaprovechó.

El éxtasis se apoderó del equipo y de la grada, que lejos de cantar victoria apretó más que nunca para que a sus jugadores ni siquiera se les pasase por la mente bajar la intensidad. El Valladolid trató de levantarse pero la inferioridad numérica le pesó demasiado. El Córdoba pudo celebrar la victoria y cargarse de razones para creer que está en el camino correcto para que la salvación deje de parecer una utopía.

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