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La manta corta de Merino

  • A costa de reducir el número de goles encajados, el conjunto blanquiverde ha perdido todo su poder goleador

  • El CCF hace la mitad de disparos a puerta que con Carrión

Juan Merino habla con los miembros de su cuerpo técnico mientras el equipo calienta.

Juan Merino habla con los miembros de su cuerpo técnico mientras el equipo calienta. / el día

Más allá de las sensaciones negativas que el Córdoba transmite sobre el césped, muchos de sus males se explican atendiendo a las estadísticas. El club despidió a Luis Carrión tras la jornada 10 por la mala racha de resultados del equipo y la gran cantidad de goles que recibía el cuadro blanquiverde. Como contraposición a ese estilo ofensivo del técnico catalán, el Córdoba contrató a Juan Merino, un entrenador de estilo radicalmente opuesto y que ha reducido sensiblemente los tantos encajados en su primer mes al mando. El problema, claro está, es que el equipo sigue encajando derrotas, algo que se explica por la pérdida de mordiente ofensiva. Los datos de la propia LFP hablan bien claro de ese problema, porque el Córdoba encaja una media de un gol menos por partido con Merino pero anota uno menos también. Todo ello sin que los números defensivos mejoren, pues el equipo recibe una similar cantidad de disparos, aunque realiza bastantes menos.

En las diez primeras jornadas de competición, las que aguantó Carrión como preparador del CCF, el cuadro cordobesista acostumbró a su afición a partidos frenéticos, en los que era capaz de golear a rivales como el Alcorcón o el Tenerife, de la misma manera que encajaba serios correctivos con otros como el Barcelona B, el Granada o el Nàstic de Tarragona. La etapa de Carrión dejó un registro de 13 goles a favor, una media de 1,3 por partido y un alarmante dato de tantos encajados: 22, con una media de 2,2 por duelo.

La llegada de Merino debía traer al equipo el equilibrio que había brillado por su ausencia en el arranque de la temporada, pero el entrenador gaditano no ha conseguido su objetivo primordial en el mes que lleva ya entrenando al cuadro blanquiverde. Merino ha conseguido reducir los goles encajados hasta cinco en cuatro encuentros, una media de 1,25 por partido. Sin embargo, su equipo ha perdido el carácter ofensivo que mostraba el de Carrión y sólo ha anotado un tanto, con una media paupérrima de 0,25 dianas por encuentro.

El resultado sobre el césped se aprecia fácilmente. El Córdoba encaja menos goles, aunque apenas es capaz de marcar y los resultados siguen siendo negativos. Merino no ha dado con la tecla correcta de momento, ni siquiera experimentando con cambios en el sistema de inicio, pues empezó su etapa con el 4-4-2 como esquema base y ante Osasuna ya probó un 3-5-2 para buscar el equilibrio deseado.

Lo peor es que los números desnudan la labor del nuevo técnico en esa búsqueda de una defensa más férrea, algo que en los partidos puede parecer que se ha logrado porque el equipo defiende con más jugadores en torno a su portería, aunque las estadísticas no respaldan esa sensación. Y es que el Córdoba, según datos de la LFP, recibía una media de casi 9 disparos (8,8) cuando era entrenado por Carrión, cifra que con Merino sólo ha descendido hasta 8,75. La pérdida ofensiva, por su parte, la atestiguan también los datos, pues el CCF de las diez primeras jornadas realizaba casi 10 tiros (9,9) por partido, la mitad de ellos a portería (4,6). Con Merino, el cuadro cordobesista dispara una media de 8,75 veces por encuentro, y ha caído su puntería, pues sólo 2,25 disparos van a portería.

Las estadísticas señalan el aspecto a corregir por Juan Merino, que sigue empeñado en buscar ese equilibrio que de momento no llega. Los números desplazan el debate sobre los problemas del Córdoba a si las características de la plantilla blanquiverde se adecuan a la idea de juego que plantea su técnico, que ya ha podido comprobar que la manta -esto es, los recursos- de la que dispone, es muy corta y si refuerza la defensa se resiente de manera considerable el ataque. Y el principal problema es que el gaditano tendrá que abrigarse con ella, al menos, hasta el mercado de enero.

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