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Un discurso entre líneas en el adiós

  • Emilio Vega desliza en una elegante despedida las dificultades halladas para realizar su trabajo y su distancia del propietario

  • El leonés asume su parte de culpa, aunque no la plena responsabilidad, y confía en la salvación

Emilio Vega, durante su comparecencia.

Emilio Vega, durante su comparecencia. / barrionuevo

Quien conozca un poco a Emilio Vega y sepa algo del funcionamiento interno de este Córdoba ya se podía imaginar el tono de la despedida del que fuera director deportivo de la entidad hasta el pasado martes. Con elegancia, sin estridencia alguna, y diciendo más de lo que puede extraerse del propio mensaje, el leonés deslizó entre líneas las dificultades encontradas durante esta segunda etapa como responsable técnico en el club blanquiverde, extendida durante 20 meses, y su distanciamiento total del máximo accionista, un Carlos González que lo reclutó y ni siquiera contactó con él en el adiós, dejando la decisión en manos de su hijo Alejandro. Pero como no puede ser de otra forma, el de Bembibre huyó de cualquier tipo de "excusas" y, aunque no quiso profundizar en los errores, sí asumió su cuota de responsabilidad -no toda, como no puede ser de otra manera- en la marcha del equipo en un ejercicio que "no está saliendo como pensábamos", aunque mantiene su confianza plena en que "vamos a salvarnos". Y lo dice en primera persona, ya que si algo quiso dejar claro en el adiós de la que considera su "casa" es que es un cordobesista "al nivel de los mejores", lo que le hace permitirse el lujo de pedir "unidad" y apoyo a la afición en "estos momentos que no son fáciles".

Acompañado de su equipo de trabajo y el técnico, Luis Carrión, además de distintos empleados del club, Emilio se mostró respetuoso con "la decisión del presidente" de prescindir de sus servicios -no pensó nunca en dimitir- a mitad del trayecto, pues le hubiera "gustado seguir hasta el final" y así cumplir con su contrato. Luego, antes de hacer balance, el leonés dejó caer discrepancias con la política de comunicación marcada por la entidad, lo que impidió más apariciones suyas para, por ejemplo, valorar la pasada campaña a su conclusión, si bien como "hombre de club" no le quedó más remedio que respetar esa postura "como muchas otras cosas". Y que cada cual entienda lo que estime oportuno, algo que no hace falta siquiera a la hora de saber cómo se ha tenido que desenvolver en este tiempo que se cierra sin una llamada siquiera del máximo accionista: "Tenéis información de todo y hay preguntas... Jamás voy a generar controversia alguna, si he estado al rente de la dirección deportiva es porque asumía cómo estaba trabajando, pero las SAD son como son y hay propietarios que tienen potestad de ser diferentes a otra figura. No va a salir ninguna palabra rara ni en contra de nada porque asumía que trabajando así se podía conseguir el objetivo".

La plantilla tiene potencial, la temporada no está saliendo como pensábamos y por eso pido disculpas"La tensión del día del Huesca no es buena para nadie; por favor, que durante el partido apoyen a muerte"

"El miedo es una emoción y la cobardía, un comportamiento" fue la frase escogida por Vega para resumir por qué aceptó hace año y medio la propuesta de regresar al Córdoba sabiendo que era "un reto muy importante por muchos condicionantes" como el descenso de Primera y el recuerdo de su anterior salida, también abrupta, en enero de 2009. Aunque, a decir verdad, lo que le empujó fue su sentimiento de cordobesista, algo que sin duda le hace sentir más pena en este adiós por no haber podido ayudar a devolver al equipo a la élite: "Tenía un sueño cuando llegué; en la primera etapa aportar para subir a Segunda, que se consiguió, y en esta segunda para llegar a Primera, que estuvimos cerquita y no pudo ser" por el buen hacer del Girona tras protagonizar "la mejor primera vuelta de la historia y la mejor clasificación en 40 años en Segunda". Ahora, nada es igual, pues aunque el de Bembibre se encuentra convencido de que "la plantilla tiene potencial como otras 12 o 15, la temporada no está saliendo como pensábamos y por eso pido disculpas, aunque va más allá de fichajes o no" porque influyen también "las dinámicas" o estados de forma. Y también "alguna equivocación que no es el momento" de valorar porque queda mucho y "vamos a salvarnos".

Tranquilo tras haber "hecho todo lo que ha estado en mis manos", y siendo consciente de que ahora más que nunca seguirá "llevando la bandera del Córdoba", Emilio aprovechó la situación para pedir "con cariño y humildad" a la afición "unidad y apoyo, porque la tensión del día del Huesca no es buena para nadie; por favor, que durante el partido apoyen a muerte porque es un grupo de buenos profesionales que se dejan todo, y el apoyo de la gente se nota". Con el lunar de no haber podido dotar de más "espíritu" cordobesista al proyecto por voluntad impuesta de los rectores, el leonés insistió en que "no es el momento" de desgranar sus posibles errores, que los ha habido, aunque eso no lo convierte en el único culpable porque si "tras una brillante temporada como la del año pasado todos éramos responsables, ahora lo somos también de que no vayan las cosas bien". Es más, convencido de que "esto no deja de ser un juego en el que no hay fórmula exacta para el éxito", Vega sí apuntó que "si hubiéramos ascendido hubiera sido más fácil confeccionar la plantilla, porque en Segunda estamos con un presupuesto medio -es el 12 según los datos aportados por la Liga de Fútbol Profesional (LFP)- y una exigencia máxima". Pero eso ya nunca se sabrá, como tampoco y si el futuro le deparará una tercera vuelta al Córdoba, aunque él por si acaso no cierra las puertas ya que, como dijo en otro pasaje de la comparecencia, "el corazón tiene razones que la razón no entiende". Tan verdad como la que esconden sus silencios.

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