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El bosque se ve tras el árbol

  • Con la calma relativa de saber que continuará fuera de la zona de descenso una semana más, el Córdoba busca el necesario salto de calidad tras cinco desplazamientos sin puntuar

Sergio Aguza, que vuelve a la convocatoria, trata de superar a Sasa Markovic en un entrenamiento en la Ciudad Deportiva.

Sergio Aguza, que vuelve a la convocatoria, trata de superar a Sasa Markovic en un entrenamiento en la Ciudad Deportiva. / josé martínez

Cualquier alegría es buena en casa del pobre, donde llegado el caso hasta el mal ajeno es motivo de celebración. Porque el premio, por menor que sea, puede alcanzarse tanto por méritos propios como por deméritos ajenos, aunque el camino ofrezca un recorrido muy diferente hasta tal fin. De momento, el Córdoba llega hoy al Ramón Sánchez Pizjuán con la tranquilidad, relativa, de que permanecerá durante la próxima semana fuera de la zona de descenso al verse beneficiado por los resultados del arranque de la jornada. Ahora sería conveniente que esa ventajosa situación, lejos de traducirse en relajación, se convierta en calma para afrontar sin presión alguna la visita a un Sevilla Atlético que con seis puntos más trata de huir de manera definitiva de la cola de la tabla. Es el necesario a la par que ansiado salto de calidad, ahora como visitante, que tiene que dar el conjunto de Luis Carrión para despejar de obstáculos el tramo final de la temporada, ese en el que se reparten las habichuelas.

El hecho de jugar después de los equipos que le persiguen en la clasificación se convirtió ayer en una ventaja para el Córdoba. A pesar de la victoria del Nàstic en Valladolid, la derrota del Alcorcón en Almería y el empate del Rayo en Soria mantienen una semana más, pase lo que pase hoy, a los blanquiverdes fuera de los puestos de descenso. En la peor de las situaciones, en caso de derrota en el Pizjuán, la ventaja se vería reducida a un único punto; a partir de ahí, todo lo que sea sumar en su primer choque regional de la segunda vuelta significará poner tierra de por medio con el peligro.

Pero el reto esconde una dificultad añadida, dado que la sequía del CCF a domicilio dura ya más de tres meses, tomando el relevo de los problemas en casa que se prolongó bastante más tiempo para reflejar la irregularidad que ha perseguido a este equipo durante todo el campeonato. Después del triunfo en el Carlos Tartiere de Oviedo (1-2) con la que cerró el pasado año, el cuadro de Carrión acumula cinco desplazamientos a cero, todos los que van de este 2017 y ante rivales de todo tipo: aspirantes al ascenso directo como el Girona y el Levante, candidatos a estar en el play off como el Tenerife y el Lugo, y un enemigo directo por la permanencia como el Nàstic. Hoy, el filial nervionense puede catalogarse en el mismo grupo que los tarraconeneses, pues por mucho que durante el curso haya mirado siempre hacia arriba, llegado el momento de la verdad está obligado a mirar hacia abajo, aunque su colchón aún es notable.

Con todo, el Córdoba ya tiene trabajo de sobra centrándose en lo suyo. Tras el fiasco del pasado fin de semana, Carrión volverá a jugar con un único punta, el pichichi Rodri, mientras que el regreso de Edu Ramos y Aguza al doble pivote se da por seguro. Entre otras cosas porque en esa parcela ancha se concentran gran parte de las opciones de éxito en Sevilla, pues el filial apretará de lo lindo para alargar su buena trayectoria como local. Eso sí, hoy quizás lo sea menos que otras veces por la presencia de varios centenares de aficionados cordobesistas en el graderío. Y es que hay cosas que no cambian...

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