Al Córdoba y al Oviedo sólo les vale la victoria el domingo en un duelo clave para sus respectivas aspiraciones: amarrar la permanencia en el caso de los blanquiverdes y seguir en la pelea por el play off en el caso de los carbayones. Difícilmente quedará escrito el desenlace sea cual sea el resultado final, aunque todo lo que no sea ganar obligará a unos u otros a esperar favores externos por encima de lo normal para mantenerse vivos en su particular batalla. Sería beber un sorbo más de drama con sólo dos episodios por consumir, de ahí la trascendencia de una cita a la que llegan de manera muy diferente, pues si el cuadro cordobesista ha encontrado en su estadio la piedra angular para sellar la salvación, los asturianos siguen dando tumbos en cada viaje, lo que les ha complicado en exceso el camino hacia la postemporada.
Tras un otoño frío que dio paso a un invierno inaguantable, el CCF adelantó su primavera a finales de febrero. Aquella victoria por la mínima sobre el Alcorcón, con un gol en el alargue, fue el germen de una transformación que debe seguir mostrándose efectiva en este último tramo del campeonato. Atrás quedaron cinco meses y medio de penurias y malos ratos continuos en las citas a ciegas con una afición que empezó a hacerse la idea de que este curso era para sufrir. Y llegaron las alegrías en forma de victorias, hasta cinco en los siete encuentros más recientes en El Arcángel, que adornados con un par de empates dibujan una trayectoria solvente que invita al optimismo para la enésima final del domingo ante un Oviedo que, ojito, llega atascadísimo en sus salidas.
Porque esa racha de siete partidos sin conocer la derrota como local de la que hoy pueden presumir los blanquiverdes contrasta y hasta hace chirriar los números de su próximo rival como visitante. El conjunto de Fernando Hierro se ha empeñado en los dos últimos meses y medio de competición en demostrar que jugar lejos del Carlos Tartiere es poco menos que un calvario. De momento, a falta de sólo un par de viajes, es el sexto peor a domicilio de la categoría con unos pobres 14 puntos que parecen oro si se tiene en cuenta que sólo ha sumado tres en sus siete compromisos foráneos más recientes. La trayectoria es de dos empates, cuatro derrotas y una nueva igualada, la firmada hace un par de semanas en Tarragona tras desaprovechar un 0-2. Por cierto, que esos dos tantos ya son la mitad de los que los asturianos han materializado en esta fase del torneo que sigue en El Arcángel, y los mismos que en ese mismo escenario ha recibido el Córdoba en esta secuencia.
Con el aval de esos números, cualquiera se atrevería a pronosticar por dónde van a ir los tiros este domingo, pero la trascendencia del momento invita a ser cautelosos. La victoria es imperiosa para ambos conjuntos si quieren seguir firmes en el camino hacia sus objetivos sin mirar a otros equipos. De momento, el Córdoba tiene la calma relativa de que depende de sí mismo, pues vive fuera de los puestos de descenso y goza de un colchón de tres puntos que llegan a ser cuatro por el goal average. Todo lo contrario de lo que le pasa al Oviedo, al que el profundo socavón que le producen los viajes lo tiene octavo en la clasificación, con dos puntos menos que el Valladolid, que es sexto (el Huesca es séptimo a uno de asturianos y pucelanos), y prácticamente sin opciones de dar caza a ningún otro de los que marchan por arriba. Con tres partidos aún sin dueño, todo puede pasar, pero lo primordial para blanquiverdes y carbayones es lograr el triunfo en El Arcángel, aunque esa recompensa podrá ser sólo para uno... o hasta para ninguno, pues el empate puede ser igual de trágico para ambos.
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