La situación de Emilio Vega en el Córdoba actual es tan delicada o más que la que vive el propio equipo. Corresponsable directo de la mala planificación deportiva llevada a cabo tanto en verano como en el recién finalizado mercado de invierno por su labor de director deportivo, el leonés sabe que tiene ya fecha de caducidad en la entidad. En el mejor de los casos, no seguirá más allá del 30 de junio, fecha en la que finaliza un contrato que renovó hace apenas un año, cuando el escenario era totalmente diferente. Y hasta entonces parece difícil que vuelva a tener una oportunidad para decir esta boca es mía. Tras su diagnóstico del estado del conjunto de hace una semana, coincidiendo con el cierre del mercado y la presentación del argentino Bíttolo, ayer se decantó por el silencio en la puesta de largo de Aguza. Ni el club le permitió hablar ni él rompió ese mutismo, ni siquiera cuando el propio centrocampista discrepó sobre los pasos dados para su incorporación, con una explicación que en un primer momento pareció un dardo a la prensa y acabó dejando en muy mal lugar al de Bembibre.

Porque Vega apuntó el pasado miércoles que la negociación con Aguza "se produce a la vez" que la intención de Borja Domínguez de salir del Córdoba, que él mismo fijó en la mañana del día 31. Es más, el director deportivo indicó que el catalán era una opción que podía "aportar cosas si sale Borja", algo que finalmente se produjo y llevó al medio gallego al Oviedo, con el que ya debutó el domingo. En ese momento parecía claro que sólo se trataba de un intercambio de cromos, un movimiento para paliar una baja inesperada... hasta que el nuevo jugador del Córdoba pidió su cuota de protagonismo durante su presentación.

El futbolista apuntó que "el interés lo sabía desde antes del 31"; Emilio dijo que todo surgió ese día

¿Cómo se produjo la negociación, que se hizo muy rápido porque era ya el último día del mercado? "Eso es lo que dicen algunos medios, pero el interés del Córdoba lo sabía desde antes del día 31. Aunque las cosas se hicieron el último día, el interés lo sabía desde antes", señaló Aguza para asombro de los presentes y silencio de Emilio, que unos días había contado una historia muy diferente.

Así, la respuesta del centrocampista catalán tiene varias lecturas: o el director deportivo tiró hace una semana de esas "mentiras" propias del fútbol en las que tan bien se ha movido desde siempre el máximo accionista del club; o alguien en el nombre del Córdoba y que no fue precisamente el leonés había contactado con Aguza en los días previos al cierre del mercado, que en clave cordobesista se cerró precisamente sólo con su fichaje, cuando las urgencias del equipo requerían otro tipo de incorporaciones y en otras demarcaciones (defensa y ataque).

No lo entiende así Emilio Vega, y es eso lo que ahora lo tiene también en el ojo del huracán, señalado al menos como corresponsable directo de la grave situación que atraviesa el equipo, decimoctavo en la clasificación con un colchón de sólo dos puntos -y ninguna posición- sobre la zona de descenso. Sin embargo, de momento en las altas esferas del club nadie parece dispuesto a tomar decisiones drásticas, que sí llegarán a la conclusión de la temporada. Entre ellas estará la salida del director deportivo, que ya estuvo a punto de coger las maletas en diciembre.