Córdoba CF

El Córdoba que viene

  • Asentado sobre un 4-3-3, los blanquiverdes trazan un plan que pasa por defender muy arriba con la intención de robar rápido, y un ataque pausado en campo propio y vertical en el contrario

Jona y Joao Afonso, en pleno esfuerzo durante un ejercicio de resistencia en el Municipal de Benahavís, durante la concentración estival.

Jona y Joao Afonso, en pleno esfuerzo durante un ejercicio de resistencia en el Municipal de Benahavís, durante la concentración estival. / e. romero

Después del máster acelerado vivido durante los seis meses y medio finales del pasado curso, Luis Carrión afina estos días su primer proyecto con sello propio al frente de un Córdoba que, tras tres semanas de pretemporada, empieza a mostrar la idea del técnico catalán. Un plan sustentando en un principio en un 4-3-3, pero abierto a otros sistemas, con absoluto protagonismo para el balón que exige para su buen desarrollo de esfuerzo y solidaridad tras cada pérdida para estar el menor tiempo posible sin posesión. Los conceptos están más que claros, el plantel tiene mimbres para llevarlos a cabo, si bien luego habrá que tener en cuenta al rival y el grado de acierto en la ejecución para que la evaluación sea la correcta. Pero eso será a partir del 19 ante el Cádiz, aunque por el momento los pasos andados ante rivales de menor entidad -con la excepción, notable, del Almería- dan pie a ser ligeramente optimistas, fundamentalmente viendo las ganas y conjunción del vestuario.

Como ya dibujó en la parte definitiva del campeonato anterior, Carrión ha elegido como base un 4-3-3 que en muchas ocasiones puede asemejarse a un 4-1-4-1, y sobre eso ha ido construyendo una plantilla que mezcla el hambre de la juventud con la pausa de la veteranía que conjuga. La elección de la mayoria de los jugadores ha ido encaminada a poder desarrollar con éxito un estilo con aire valiente y atrevido. Sin embargo, el técnico cordobesista no quiere cerrarse puertas y con las balas de fogueo que ofrece la pretemporada busca abrir nuevos caminos.

Ya el pasado jueves ante el Sanluqueño probó durante una hora un 4-2-3-1 con Markovic originando espacios por detrás del punta y un doble pivote con Esteve y Javi Lara que, dado el perfil de ambos futbolistas, dejó muchas más dudas. Pese a los conceptos por pulir, lógicos por otra parte a estas alturas, el catalán advirtió a la conclusión del partido que dará nuevos pasos en alguno de los siguientes tres amistosos con los que el CCF cerrará su fase de preparación. El objetivo es ensayar también el 4-4-2 con Jona y Sergi Guardiola, los dos únicos delanteros puros del plantel en la actualidad, como referentes ofensivos.

Más allá de esas variantes tácticas imprescindibles para cuando el plan original se atasque, Carrión está aprovechando a la perfección estas semanas de verano para plasmar su idea de fútbol, con la que pretende devolver al equipo a una zona de privilegio en la categoría, lejos de los miedos vividos hace sólo unos meses. Y pese a lo que pudiera parecer por su proclamación del balón como aliado principal, en la cabeza del preparador barcelonés hay un lugar preferente para la defensa, pues debe ser el origen de todo para que luego pueda lucir el resto. Apenas hay que ver la insistencia mostrada en cada sesión de trabajo para ver la importancia que el técnico da a la presión, las basculaciones, los repliegues, los achiques... que sólo funcionarán con la solidaridad de todo el equipo, porque esto es una labor colectiva que va más allá de los integrantes de la última base de resistencia.

Con todo, el punto clave del guión defensivo que quiere imponer el nuevo Córdoba pasa por tirar las líneas muy arriba, por colocar a los zagueros prácticamente en medio campo cuando el rival de turno inicia el juego en campo propio. Reducción de espacios al máximo que obliga a elevar el nivel de concentración para cuidar las espaldas y elegir el momento adecuado para salir al corte sin poner en peligro la fiabilidad del sistema quedando en inferioridad.

Un ideal que no se queda sólo en los cuatro de atrás, sino que afecta también y principalmente a los hombres de arriba, de los que en gran parte depende el éxito defensivo. Porque el objetivo es robar lo más cerca posible del área contraria y para eso es básico presionar con orden y rapidez cada vez que se produzca una pérdida. No hay lugar para lamentos que permitan respirar y pensar al adversario, porque eso sólo se traducirá en tener que correr más y peor detrás de la pelota, lo que puede ser un caos para un equipo cuya base pasa por mandar desde la posesión.

Y ahí entra en juego la parte ofensiva del Córdoba que moldea Carrión, que parte de dos puntos clave: pausa en campo propio y verticalidad al pasar la línea divisoria del centro del campo para ya mirar al arco rival. El entrenador cordobesista quiere que los zagueros circulen de lado a lado con el apoyo de los mediocentros, incrustando en muchas ocasiones al posicional entre los centrales, y sin importarle que la pelota pase por el portero -Stefanovic y Pawel tienen ejercicios específicos para su juego de pies-, porque lo principal es no tener precipitación. Hay que buscar espacios sin prisa para entonces superar líneas con un simple pase que otorgue ventaja ya en campo contrario, donde todo cambia.

Desde ahí no importa arriesgar porque el reto es ser verticales, por fuera o por dentro, con la superioridad que puedan dar las subidas de los laterales aprovechando la movilidad de los tres de arriba, que también abren huecos para la llegada de la segunda línea. Parece fácil, ¿verdad? No lo es, ni mucho menos, si bien el trabajo de estas tres semanas de pretemporada que el CCF lleva ya a sus espaldas y el que resta hasta que arranque la Liga va encaminado a que el plan original luzca sin fisuras. La propuesta es clara, si bien luego habrá que superar condicionantes de todo tipo en los que no todo tendrá que ver con lo que haga el conjunto blanquiverde.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios