Luis Carrión nunca ha escondido su predilección por el fútbol de ataque como concepto. Sin embargo, las circunstancias le obligaron hace un tiempo a poner el foco en los problemas defensivos para tratar de revertir una situación que, pese a la mejoría experimentada en esa faceta del juego, sigue siendo preocupante (el descenso se sitúa a apenas dos puntos). Y lo es así, en parte, porque el Córdoba no ha conseguido aún poner solución al grave déficit ofensivo que ya se presuponía desde el verano ante la pérdida de los mejores argumentos de la plantilla a la hora de mirar de cara a la portería contraria. De esta forma, y tras el lamentable espectáculo del último empate a cero ante el Numancia, no es de extrañar que el técnico pidiera ayer un esfuerzo mayor en lo que queda de liga, empezando por mañana mismo en Sevilla, para mejorar unos registros que hoy tienen al blanquiverde como el tercer peor balance goleador del campeonato. "Quiero un partido en el que vayamos a por la portería contraria, atacar y generar ocasiones, con el riesgo de que te pueden coger", comentó el catalán, que cambiará varios hombres de su frente atacante para visitar al Sevilla Atlético.
De momento, inamovible parece la figura de Rodri, pichichi cordobesista al haber puesto rúbrica a una decena de los 27 tantos del equipo en estas primeras 30 jornadas. La duda principal aparece en quién lo acompañará en el Sánchez Pizjuán, una posición que hasta hace un mes era propiedad del ahora lesionado Juli y que no termina de encontrar inquilino pese a la apuesta por Alfaro. Porque el onubense, renacido tras su valioso gol ante el Alcorcón, no ha terminado de aprovechar la oportunidad. Titular en los tres últimos encuentros, siempre ha terminado sustituido sin que su rendimiento haya satisfecho a nadie, lo que abre la puerta al estreno como titular de Markovic o incluso la adaptación a la posición de enganche de gente como Pedro Ríos, pues si algo dejó claro el 0-0 de la última cita es que la opción de jugar con los dos nueves juntos sólo es válida para situaciones límite.
De hecho, con la frialdad del paso del tiempo, Carrión repitió análisis de lo acontecido en el duelo con el Numancia el pasado fin de semana: "Estuvimos algo espesos con balón, a la hora de presionar no lo hicimos rápido y ellos acumularon mucha gente por dentro. Es algo que corregimos en la segunda parte, cambiando el sistema, pero estuvimos muy imprecisos, si bien en cuanto a posesión fue 51-49 y ellos chutaron cero veces y nosotros una", argumentó el técnico, que dejó claro que "el partido fue malo por los dos equipos, tuvimos que haber hecho algo más en ataque porque al final se trata de llegar a la portería contraria". Y eso, curiosamente, ocurrió menos que nunca pese a la unión de Piovaccari con Rodri como referentes, aunque a decir verdad tampoco mejoró mucho con el cambio de sistema tras el paso por los vestuarios.
Quizás el problema sea de base y va más allá de una simple cuestión de nombres. Baste como ejemplo que, al margen del registro global, el Córdoba sólo ha anotado 11 tantos en los 14 partidos ligueros que acumula bajo la dirección de Carrión. Es más, el empate a cero ante el Numancia supuso la sexta cita en la que el conjunto blanquiverde se quedó sin anotar. Esta situación, como es lógico, permite sólo en el mejor de los casos sumar un punto (sólo ocurrió en dos ocasiones, ante los sorianos y el Rayo Vallecano, en el reencuentro con el campeonato en este 2017), algo que no es suficiente para un equipo que habita al límite del peligro y necesita victorias para escapar cuanto antes de la quema. Quizás así se entienda el discurso de Carrión, que insistió en la previa en su intención de ver ante el filial sevillista "un partido abierto porque nosotros queremos jugar; me gustan los partidos en los que vamos al ataque, aunque no siempre puede ser así y tampoco somos tontos y no vamos a dar facilidades a su gente rápida".
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios