Córdoba

Una vida de entrega al prójimo

  • Victoria Cordero Villegas Nacida en Triana, la religiosa prestó servicio durante muchos años en el colegio de las Esclavas de Pedro Abad, localidad que le reconoció su entrega

Una vida de entrega al prójimo

Una vida de entrega al prójimo

Victoria Cordero Villegas nació en 1909 en el barrio de Triana de Sevilla, en una familia sencilla compuesta por tres hermanos más. Las monjas donde estudiaba creían que podía hacer una carrera, y su madre haciendo un esfuerzo, le facilitó los estudios para que la directora la mandara a un colegio particular para preparar el acceso. Allí, Victoria se empezó a reunir con un grupo de chicas que le propusieron hacer unos ejercicios espirituales en la orden de las Hermanas de María Reparadora, congregación fundada en el siglo XIX por Emilia d'Oultremont, beatificada por el Papa Juan Pablo II el 12 de Octubre de 1997. La orden está presente en la actualidad en 23 países del mundo. Y allí fue donde Victoria sintió que el Señor quería algo. Le comentaron que había otras monjas similares en su entrega al servicio de Dios y la sociedad y empezó a visitar a las Esclavas.

La Comunidad de las Esclavas , fundadas por Rafaela del Sagrado Corazón en 1877, se dedican sobre todo a la instrucción de la juventud, especialmente de los más pobres. La espiritualidad de la congregación, inspirada en San Ignacio de Loyola, es expiatoria y reparadora. Además, participan en la ONG Uanimina Internacional, en favor de las mujeres y los niños pobres, los inmigrantes, los refugiados y en la defensa del medio ambiente. La congregación en la actualidad cuenta con 1.073 religiosas, en Argentina, Bolivia, Camerún, Chile, Colombia, Ecuador, España, Filipinas, Francia, India, Italia, Japón, Estados Unidos, Panamá, Perú, Portugal, Reino Unido, Uruguay, repartidas en 119 casas.

Para la hermana Victoria, como será conocida, su larga vida estará consagrada totalmente al Señor, dedicándose en cuerpo y alma al servicio de todas las personas con las que llegará a convivir, perteneciendo a la Congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús.

Aseguraba recordar como un instante especial en su vida el día en que se fue de su casa con 25 años, en dirección a Marlac (Francia) para comenzar su dedicación religiosa. Devoción a Dios que continuó en Gandía, Azpeitia y Portugal, jurando sus votos el 8 de diciembre de 1937, coincidiendo con los duros tiempos de la Guerra Civil española.

Victoria fue profesora durante muchos años en diversos colegios de las Esclavas de Barcelona, Córdoba y Granada. Como maestra trabajó también en Pedro Abad, en un colegio abierto en 1940, año en el que llegan las Esclavas a esta localidad. Victoria lo hará en el año 1945 para dar clase en este centro, donde estuvo la mayor parte de su vida, además, fue también la responsable de la portería, siendo el primer enlace que permitía el acceso a la casa de las Esclavas y recordada por la sonrisa agradable que dedicaba a todas las personas que acudían a este lugar.

Quienes la conocieron resaltan su interés por todas las personas que se acercaban a ella, cómo trataba de ayudar, cómo se preocupaba por todos y cuánto rezó por las necesidades de cada uno. El 17 de diciembre del año 2009, acompañada por su hermana, su sobrino y algunos familiares, recibió la Medalla de Oro de la Villa de Pedro Abad en reconocimiento a las más de cuatro décadas que estuvo trabajando con total entrega y dedicación hacia los vecinos de esta localidad, tanto a nivel educativo, como religioso y social. El Ayuntamiento, además, aprobó por unanimidad de los tres grupos políticos (PSOE, IU y PP) concederle la citada medalla, que fue propuesta por la cronista oficial, Rosario González. Además, se destacó que hacía 83 años del ingreso en el Instituto de las Esclavas y que la localidad de Pedro Abad ha continuado formando parte de sus sentimientos allá donde había estado, recibiendo un gran cariño por todos sus habitantes. No esperaba tanto reconocimiento a su trabajo realizado en este pueblo. Victoria siempre tuvo presente que la labor hecha en beneficio del prójimo y bien cumplido, daba gran paz y alegría. Por ese motivo procuró realizarlo, aunque no siempre lo lograra del todo, según comentó.

También al día siguiente un grupo de alumnos del colegio fueron al convento para cantarle a la hermana Victoria cumpleaños feliz y algún villancico, ya que el 27 de diciembre cumplía 100 años.

En sus últimos tiempos, ya fuera de Pedro Abad, seguía recordando a cada familia y sintiendo como propias las penas y las alegrías de las noticias que le iban llegando de este pueblo, donde ella se ha sentido como una perabeña más. Falleció el 2 de marzo de 2017, a los 107 años, después de algunos síntoma que obligaron a instalarle un marcapasos en la casa-enfermería de esta congregación religiosa, en la ciudad de Cádiz.

Una longeva vida de servicio al prójimo. Y es que, según palabras de Victoria: "En mi vida no me ha quedado nada por hacer porque siempre he tenido claro que mi vida era dedicarla a Dios".

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