Córdoba

Las terapias por adicción a drogas ilegales suben un 20% desde 2009

  • En general, las admisiones a tratamientos sufren un descenso de casi un 30%

  • El alcohol sigue en primer puesto de la lista de sustancias, seguido de la cocaína, el tabaco y el cannabis

Los tratamientos por adicciones a drogas ilegales han sufrido un crecimiento del 19,81% en la provincia desde 2009. Ese año en Córdoba, 1.045 personas pidieron asistencia por un problema con sustancias como la cocaína, el cannabis, la heroína y otros opiáceos (codeína, morfina), las anfetaminas o el MDMA. En 2017 esta cifra ascendió hasta las 1.252 personas, según refleja el Sistema de Información del Plan Andaluz sobre Drogas y Adicciones de la Junta de Andalucía.

La cocaína lideró la lista de las sustancias ilegales, con 486 admisiones a tratamientos, quitando ese puesto al cannabis, del que el pasado año se contabilizaron 391. Desde 2012 hasta 2016 la marihuana se había situado a la cabeza de esta clasificación, registrando el número más alto de admisiones en 2013 (594).

En general, en los últimos diez años las terapias por dependencia a sustancias o actividades nocivas para la salud o el equilibrio psíquico han bajado en la provincia casi un 29,03%, por lo que el descenso se debe fundamentalmente a la menor demanda en lo que a sustancias legales se refiere (alcohol, tabaco, juego patológico) y a otras adicciones sin sustancias.

A pesar de ello, el alcohol sigue en el primer puesto. El pasado ejercicio 1.040 personas solicitaron ayuda por su dependencia; de ellas 859 fueron hombres y 181 mujeres. Le sigue la cocaína, con 486 solicitudes para entrar en tratamiento (432 de hombres y 54 de mujeres); el tabaco, con 409 (203 de hombres y 206 de mujeres); el cannabis, con 391 (314 hombres y 77 mujeres); la heroína y el rebujao -mezclada con cocaína-, con 240 (223 hombres y 17 mujeres); otras drogas, con 135 (68 hombres y 67 mujeres); el juego, con 111 (107 hombres y cuatro mujeres); y otras adicciones sin sustancias, con 24 admisiones (16 hombres y ocho mujeres).

La tendencia en lo que va de año es similar a lo registrado en 2017. A 1 de mayo, el alcohol encabezaba las terapias (381), aunque lo sigue el tabaco (180) por un leve margen respecto a la cocaína (175). Tras ellos va el cannabis (132), la heroína y el rebujao (102). A continuación va el juego patológico (49), los hipnosedantes (22), otros opiáceos (16), el MDMA y otras adicciones sin sustancia (ambas con tres casos) y otras drogas (un caso). En total, hasta el 1 de mayo 1.064 personas habían iniciado un tratamiento en Córdoba.

El subdirector general de Drogodependencias de la Junta de Andalucía, Fernando Arenas, explica que en la mayoría de las provincias hay una cierta estabilidad en el número de admisiones a tratamientos de un año a otro. "Si lo comparamos con muchos años atrás, sobre todo desde 2003, que es cuando empezó el sistema de información, sí se ve la diferencia", apunta. El experto explica que sí hay una tendencia en Córdoba y en toda Andalucía hacia una disminución de las inscripciones en terapias por opiáceos, sobre todo por heroína, "yendo en contra de esa corriente u opinión que señala que hay un repunte", una situación que sólo se da "cuando hay una tendencia sostenida en el incremento de una sustancia". Así, añade que los años en los que hay una pequeña subida en los tratamientos a esta droga reflejan sobre todo readmisiones, es decir, personas que no van por primera vez a terapia por esta sustancia, sino que ya estuvieron, lo dejaron por alta u abandono, y luego han vuelto a solicitar tratamiento.

En el caso de Córdoba, en 2009 fueron 267 las personas que solicitaron ayuda por su dependencia a este opiáceo, en 2010 fueron 285, en 2011 bajaron a 196 y en 2012 y 2013 se mantuvieron en 198 y 201 respectivamente. En 2014 se produjo otra bajada hasta las 168 personas admitidas a tratamiento, en 2015 subieron a 206 y en 2016 a 242. El pasado año fueron 240, por lo que es descenso en este periodo de tiempo ha sido del 10,11%.

El alcohol es la sustancia que más admisiones sigue generando, aunque desde 2009 han descendido en Córdoba un 20%. Al respecto, Arenas asevera que "para nuestro plan director, el tercer Plan Andaluz sobre Drogas y Adicciones, la mayor preocupación y a lo que estamos dedicando buena parte de nuestro esfuerzo es a combatir el consumo de alcohol en los jóvenes y adolescentes". De hecho, según las últimas encuestas, se empieza a consumir antes de los 15 años. El perfil del alcohólico es muy variado (puede afectar a cualquiera) pero preocupa en especial a los expertos el aumento del consumo que está habiendo en las chicas jóvenes.

Sobre la cocaína, Arenas recuerda que a principios de la década del 2000 "parecía que iba a ver un boom y una epidemia similar a la de la heroína, pero tuvo una pequeña subida y se mantuvo". Por ejemplo, en 2009 hubo en Córdoba 401 admisiones a tratamiento, en 2012 hubo 444 y en 2017 llegaron a 486. "No es una subida que consideremos importante", manifiesta el subdirector general de Drogodependencias de la Junta de Andalucía. Desde 2009 al pasado año las admisiones por este estupefaciente han aumentado un 21,20% en la provincia.

El perfil del adicto es diferente según la sustancia. La más consumida por personas que están en riesgo de exclusión o en exclusión social son los opiáceos. Por otra parte, el consumidor de cocaína suele ser una persona aceptada socialmente, con un nivel medio-alto y que la toma como válvula de escape.

Por otra parte, también se contabilizan las dependencias sin sustancias. Al respecto, Arenas indica que el plan antes sólo se centraba en el juego patológico pero "luego nos han ido llegando personas que tenían problemas con otras adicciones como a las compras, los videojuegos, internet, el sexo o la vigorexia, entre otras". Esos casos se han ido incrementando aunque se mantienen en un nivel muy bajo; casi son el 5% del total. En 2017 en Córdoba se contabilizaron 24 altas en el sistema. Por último, el experto señala que el consumo de hipnosedantes es más frecuente en mujeres (al igual que pasa con el tabaco). Se trata de productos farmacéuticos para dormir y de ansiolíticos. "Eso hoy en día está siendo prescrito por el sistema sanitario y, aunque no estamos a los niveles que tienen otros países, nos llegan bastantes casos", puntualiza. Ahora mismo en Córdoba hay 118 personas en tratamiento por este problema (72 mujeres y 46 hombres).

Córdoba tiene una situación especial en cuanto al orden de sustancias que generan más admisiones. Arenas explica que en Andalucía y en las demás provincias la sustancia que genera más admisiones es el alcohol, seguido de la cocaína, el cannabis y los opiáceos. Sin embargo, en Córdoba la primera es el alcohol, la segunda la cocaína, la tercera el tabaco y la cuarta el cannabis. Esto se debe a que la estructura de funcionamiento y gestión del plan es diferente ya que aquí la atención a la drogodependencia se presta a través de los centros de salud.

En concreto, hay equipos en la capital, Aguilar de la Frontera, Castro del Río, Montilla, La Carlota, Montoro, Peñarroya-Pueblonuevo, Pozoblanzo y Rute. En dichos centros hay un médico y un psicólogo que asisten a las personas que llegan por problemas de adicción, incluido el tabaquismo.

Por otra parte, Arenas destaca que por esta estructura particular integrada en Salud, se atienden más drogas legales que ilegales, al contrario que en el resto de provincias. "El consumidor de droga todavía encuentra un estigma en ir a un centro de salud y no tanto en ir a un centro específico de drogodependencia", manifiesta, "aunque nosotros tenemos sectorizada la asistencia y algunas veces la persona tiene la posibilidad de ir a un centro de salud de otra localidad en la que no lo conozca nadie".

Las personas que tienen un problema con alguna adicción tienen que acudir a cualquier centro de salud y a las ONG asociadas al plan, como Proyecto Hombre, Hogar Renacer, Cruz Roja y Acoger. La Junta trabaja con otros espacios como un centro de encuentro y acogida para consumidores en activo, un equipo que trabaja dentro del Centro Penitenciario, tres comunidades terapéuticas (una de Proyecto Hombre y dos de la Asociación Emet Arco Iris) y una vivienda de apoyo y reinserción (también de Emet Arco Iris).

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