turismo un paseo por el barrio del flamenco

Los secretos de la Córdoba jonda

  • El Ayuntamiento presenta un paquete turístico centrado en el flamenco

  • el Día recorre algunas de las 21 localizaciones que la iniciativa propone

Córdoba se mueve al son del cante jondo, en un baile que enlaza tradición e innovación y que supone una apuesta segura de cara al turismo. Así lo creen al menos desde el Ayuntamiento, que esta misma semana ha presentado un nuevo paquete turístico: El barrio del flamenco. La iniciativa propone una ruta por 21 puntos de la ciudad vinculados a este arte y anima a visitar desde talleres de construcción a tablaos, pasando por bares y las tradicionales peñas. el Día ha recorrido algunas de las 21 localizaciones para descubrir los secretos, en parte, de este arte.

El responsable de la ruta, Joaquín Zurita, tiene claro que la meta es que el turista viva una experiencia multisensorial y transversal planificada en torno al flamenco. "La gente no quiere permanecer en estado contemplativo, quiere sumergirse en lo que está presenciando", reivindica. Zurita concibe la guía como el primer paso de un largo camino que pasa por el lanzamiento de una aplicación para dispositivos móviles con localizador. También planea una fusión con propuestas de arte efímero que aporten dinamismo y que tengan por escenario la calle y los distintos lugares planteados en el mapa. Para él, el flamenco tiene sus raíces en la cultura predominante en Córdoba, la andalusí. "Fosforito, Paco Peña, Mario Maya... Córdoba ha visto nacer a muchas de las grandes personalidades del flamenco. Tenemos que reivindicar nuestro patrimonio", sostiene.

Zurita es también responsable de la puesta en marcha del Centro Flamenco Fosforito, en honor al afamado cantaor de Puente Genil. Situado en la turística plaza del Potro, la Posada reconvertida en museo flamenco supone el punto de partida del recorrido. El centro reúne entre sus paredes a los más relevantes artistas y compositores del panorama del flamenco mundial y a través de las distintas estancias, entre las que consta una biblioteca catalogada del flamenco, acerca este género musical a público de todas las edades.

El patio del edificio, que data del siglo XIV, alberga un tablao que los fines de semana acoge actuaciones y espectáculos flamencos. Arriba, en un salón de actos que evoca por su estructura un cajón flamenco, se dan cita semanalmente artistas y cantaores en conciertos de entrada libre hasta completar aforo. Destaca el contraste entre la tradición que respiran los muros de la Posada y el componente tecnológico, concretado en diversos sistemas informáticos que buscan dar dinamismo y aportan gran interactividad a la visita. "El Centro suele gustar mucho. Puedes verlo en cinco minutos o pasar horas aquí, depende del visitante", cuenta Mercedes Ocaña, responsable de la Posada. Para los sevillanos Ismael Gamero e Ismael Marín es su primera vez en el museo. Según ellos, "es muy explicativo y descriptivo, además de combinar la esencia del flamenco con la tecnología ".

A escasos metros del Centro Flamenco Fosforito, se encuentra el taller de los Peña. Está regentado por Jaime Peña, guitarrero y sobrino del célebre guitarrista Paco Peña. El maestro, que se instaló en Córdoba hace ocho años, se siente orgulloso de que por fin se haga honor a la naturaleza flamenca del barrio. El edificio que alberga su taller vio nacer hace 38 años el Festival de la Guitarra. Recuerda como ya entonces grupos de japoneses apasionados del flamenco asistían a clases impartidas por su tío. Conocidos guitarristas y personalidades del mundo del flamenco como Vicente Amigo, Paco de Lucía o Sabicas, visitaron igualmente el barrio invitados por Paco Peña. "La plaza del Potro ha sido la fragua de la guitarra flamenca en Córdoba", reivindica Jaime. Según afirma, visitar cualquiera de los talleres de guitarreros que pueblan el barrio significa "un acercamiento a una forma muy especial de concebir el flamenco". Manuel Reyes hijo, también guitarrero, lo corrobora. Ha recogido el testigo de su padre, Manuel Reyes, considerado uno de los mejores maestros de este exclusivo arte a nivel mundial y fallecido hace dos años. Según Reyes, "que todo el gremio guitarrero se estableciera en el barrio parece una casualidad". Cuenta que su padre comenzó a construir guitarras de forma autodidacta y que entre resinas y barnices recibió a lo largo de su trayectoria a personalidades de la talla de Paco Escobar. La clientela es variada, pero Reyes afirma que, además de españoles, son americanos y japoneses los grandes compradores de guitarra flamenca, su especialidad.

Así las cosas, cabe plantearse si realmente fue una mera casualidad o hubo una razón subyacente por la que los maestros se establecieron dentro de un perímetro tan delimitado. Tendrá que ver con que "es un barrio con mucha solera", como bien dice el maestro Reyes.

Dentro de la experiencia multisensorial imaginada por Joaquín Zurita, tienen cabida también restaurantes y tablaos que ofrecen una interesante fusión de gastronomía cordobesa y flamenco

Uno de ellos es el restaurante Doble de Cepa, situado en la calle Martínez Rucker. Se trata de un espacio amablemente dispuesto que cuenta con el lujo de tener como vecina a la Mezquita. "Por su ubicación, el personal está preparado para atender a cualquier tipo de clientela, pero el 90% son cordobeses y cordobesas", dice Rafael Mata, encargado de comunicación del restaurante.

La gastronomía tradicional cordobesa constituye el centro magnético, pero sin duda en torno al Doble de Cepa orbitan muchos otros elementos que hacen de él un lugar especial. La poesía, el baile, el cante, las artes plásticas... todas estas disciplinas se dan cita durante toda la semana en el corazón de Córdoba, haciendo de Martínez Rucker 9 un lugar de encuentro de artistas, locales unos, y otros como el Pele o Vicente Amigo, que cuentan con reconocimiento internacional.

Su nombre hace referencia a su linaje cordobés, así como la pequeña campana que flota sobre su logo y que evoca a la que todos los días repiquetea desde lo alto del Minarete a las horas puntas. Los miércoles destacan en el Doble Cepa por sus jam sessions. El escenario y los instrumentos que lo ocupan están preparados para recibir a todo aquel que sienta la llamada del "duende" travieso. Cuenta Mata que la clave está en la espontaneidad y el objetivo del personal es que los comensales disfruten al máximo. "Es una experiencia altamente recomendable para todo amante del cante, el baile y el buen comer", concluye.

Un poco más alejado del monumento cordobés por excelencia, en la calle Manríquez, se encuentran Los Patios de la Marquesa. Este mercado gastronómico, gestionado por Pedro Pablo Fernández, ensalza la Judería como el espacio fundamental que hoy sostiene el flamenco y lo incluye dentro del patrimonio cordobés. "Frente al típico tablao con un flamenco muy estereotipado, en los Patios ofrecemos algo totalmente distinto que también gusta mucho a los turistas", afirma Fernández. Su oferta se basa en un flamenco más festivo denominado "flamenquito".

La construcción que alberga el mercado data del siglo XVII y consta de varios patios que fragmentan el espacio. Desde una pequeña escena ubicada en uno de ellos "gente de todas las edades rinde tributo a este tipo de flamenco desenfadado, de forma que el público cordobés lo disfruta y lo hace suyo", cuenta Pedro Pablo Fernández.

Para él, la ruta simboliza un recordatorio de que el flamenco como Patrimonio de la Humanidad tiene en Córdoba uno de sus núcleos más relevantes. "Había que quitarle esa pátina añeja y reconocerlo como una actividad identitaria nuestra", finaliza.

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