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Los retos eternos de los Patios

  • Tradición. Los objetivos de las instituciones con los Patios para mantener la designación de la Unesco y garantizar su continuidad siguen estando tan vigentes como aquel diciembre de 2012

Patio de Rodríguez Alvar, 11.

Patio de Rodríguez Alvar, 11. / josé martínez

Como pasa cada mes de mayo, Córdoba vuelve a estar rebosante de turistas en su fiesta más internacional, los Patios, uno de los motivos por los que puede sentirse más orgullosa y otro de los asuntos a los que nadie se enfrenta de verdad. Los recintos se siguen llenando año tras año porque, al igual que la Mezquita, se venden por sí mismos y son un reclamo que permanece fuerte más allá de la acción -o inacción- del gobierno de turno.

Hace ya casi cinco años que en este mismo periódico planteábamos, tras la designación de los Patios como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, los retos que suponían ese nombramiento y los asuntos pendientes que había que abordar y, mucho me temo, que podrían mantenerse hoy al pie de la letra. La masificación, la ayuda a los propietarios y el relevo generacional, las políticas públicas transversales, la implicación del sector privado y la recuperación de los recintos son algunos de ellos.

La implicación del sector privado cae por su propio peso aunque hagan oídos sordos

Para hacer honor a la verdad, la masificación no se ha atajado pero al menos se ha controlado en parte y ahora son muchas más las personas que visitan otras rutas del casco histórico más allá del Alcázar Viejo. Superado el desastre del año pasado, cuando a pocas horas antes de abrir los Patios los controladores se sublevaron, la solución que se ha seguido este año es el de contratar a gente que no fuera a hacer mucho ruido, porque el sueldo ha sido prácticamente el mismo.

La oposición -la de antes y la de ahora- utiliza mucho cuando llegan estas fechas la coletilla del riesgo de perder la designación de la Unesco. No deja de ser una estrategia política, además, de poco nivel, pero si la Unesco viniera a rendir cuentas de lo que se prometió y de lo que se ha hecho es más que probable que no saliera muy contenta del trance. Sólo cuando llegue ese momento vendrán las lamentaciones. Ya se ha dicho adiós a la Fundación de los Patios, el organismo que nació precisamente para dar respuesta a todos estos retos, pero no hay ningún instrumento de trabajo alternativo que permita avanzar en ese difícil equilibrio entre la rentabilidad turística y la tradición para que siga viva.

Hubo un tiempo en el que se plantearon reducciones en el recibo de la luz y del agua a los propietarios, que son los verdaderos artífices de esta maravilla. Están hartos de reclamar ayudas. También hubo un tiempo en el que se presionó al sector turístico cordobés para que se implicara en esta fiesta, ya que es el principal beneficiado de la avalancha de turistas en estas dos semanas. El apoyo de hoteles, restaurantes y comercio, sinceramente, es que no debería reclamarse sino que tendría que salir de manera voluntaria, aunque fuera sólo por vergüenza torera.

Y luego está la implicación del sector público, los Patios como eje transversal de las políticas públicas y que no se hable de ellos de mayo en mayo. La promoción y mantenimiento de esta costumbre debería cuidarse desde todas las áreas, desde Cultura a Turismo, Tráfico o Patrimonio y no sólo a través de la administración local. En esta tarea de lo público cobra especial relevancia la necesidad de recuperar los recintos, como se hizo en su momento con San Juan de Palomares, 11 o Martín de Roa, 7. El último ejemplo es el de Trueque, 4, que ahora es el Centro de Interpretación de los Patios, un lugar que abre de manera intermitente y que está lejos de prestar el servicio para el que se ideó y que consiste, sobre todo, en explicar a los que nos visitan que los Patios son mucho más que buganvillas y geranios, que responden a un modo de vida que hoy sigue vigente y lucha por mantenerse frente a las nuevas formas de vecindad.

Vimcorsa planteó un proyecto de recuperación de los Patios de la Axerquía que no fue entendido por la Unión Europea y se quedó sin subvención. Consistía en comprar casas abandonadas o muy deterioradas para cederlas a cooperativas para que se hagan cargo de su rehabilitación y vivan allí después. La empresa pública aseguró que seguiría adelante con la idea pero aún no se sabe nada de esta iniciativa.

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