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El reto de la movilidad

  • Municipal. Córdoba sigue esperando un plan real que dé a la ciudad una alternativa al uso del coche privado, más allá de las peatonalizaciones de las calles en los distintos barrios

Bicicletas a su paso por la calle Capitulares.

Bicicletas a su paso por la calle Capitulares. / el día

Granada ha entrado esta semana en el club de las 220 ciudades europeas que cuentan con Metro. La provincia granadina, que ha siempre ha reclamado el déficit que padece en infraestructuras, estrenó el pasado jueves este medio de transporte que une Armilla con Albolote y que ha costado, nada más y nada menos, que 550 millones de euros. El consejero de Fomento, Felipe López, fue el encargado de inaugurar la infraestructura, que ha llegado a la ciudad diez años después de su anuncio.

Aunque las comparaciones son odiosas, también son inevitables. Málaga, Sevilla y ahora Granada ya disponen de metro cuando en Córdoba llevamos años peleando por el Metrotrén o Cercanías, un espacio que una la ciudad. Lo cierto es que parece que el asunto está desbloqueado y el Gobierno central anunció que asumirá el déficit del servicio tras su declaración como Obligación de Servicio Público. Estamos hablando de dos millones de euros, dos millones que para las cuentas de un Estado debe ser una partida prácticamente insignificante. De no haberse producido este anuncio, el déficit iba a ser sufragado en parte por la Junta de Andalucía, que aportaba un 40%, menos de un millón de euros. El metro de Granada, recordamos, ha costado 550 millones, el de Málaga elevó su presupuesto al doble, hasta superar los 800 millones y el de Sevilla llegó a los 600 millones. Todas estas obras han sido sufragadas por la Junta de Andalucía. En Córdoba, repito, hemos peleado por conseguir que tanto la Administración autonómica como el Estado asuman un déficit que, en el mejor de los casos, era de algo más de dos millones de euros.

Granada, Sevilla o Málaga cuentan con metro que han requerido inversiones millonarias

Recién concluida la Semana de la Movilidad, el debate sobre el transporte público, sostenible y qué ciudad queremos es más que pertinente. Aunque siempre es preferible mirar hacia adelante, hay que recordar que el proyecto del Metrotrén estuvo demasiado tiempo en un cajón, por mucho que se quiera poner de excusa que no había ningún papel. Todos los trámites que se han iniciado ahora se podrían haber adelantado hace dos años.

Por lo demás, una tiene la sensación de que la política de movilidad en el Ayuntamiento se basa en la peatonalización de calles, pero sin dar una alternativa de transporte público adecuada. Así, lo único que se consigue es desviar el flujo de vehículos por otras partes de la ciudad, pero no reducir el uso del coche privado que, a fin de cuentas, debe ser el objetivo de toda administración.

No ha habido nuevos aparcamientos acompañando a esas peatonalizaciones, ni más flota de Aucorsa para rebajar el tiempo de espera en las paradas, que sigue siendo excesivo. El Metrotrén puede que sea una realidad en poco tiempo, pero si no se realizan las paradas que restan -la de Fátima y la del Parque Joyero- no podrá estar a pleno rendimiento. A todo esto hay que sumar que el Gobierno central parece que no tiene en mente poner en marcha el Cercanías de Villa del Río a Palma del Río, otra de las infraestructuras que cambiará por completo el mapa de las comunicaciones en la provincia. Además, el plan de carril bici sigue bajo mínimos y ejecutándose muy poco, lo que da bastante pena si se tiene en cuenta que hubo un tiempo en el que Córdoba estuvo a la cabeza en número de kilómetros de vía ciclista.

Granada lideró el movimiento por la sanidad pública, ha salido a la calle de forma multitudinaria para exigir el AVE y también peleó por el recién estrenado Metro. Aquí cuesta mucho esa movilización, pero quizá sea necesaria para exigir un plan real de movilidad que sitúe a la ciudad donde debería estar.

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