educación

La red de ayuda entre iguales del Zoco

  • Alrededor de medio centenar de estudiantes forman parte del proyecto de mediación como herramienta para solucionar los conflictos en el instituto de Secundaria

Helena Moriana estudia segundo de Bachillerato en el instituto Zoco y saca tiempo para ser uno de los más de 50 estudiantes de este centro de Secundaria que son mediadores entre sus compañeros, en un intento de solucionar los conflictos que surjan entre ellos y siempre desde el diálogo. La joven detalla que alguna de las funciones que cumple al formar parte de este proyecto es la de "ayudar a mediar en las peleíllas que se dan en el patio". "Además de ayudar a la gente, también aprendes valores y formas una comunidad; es una red de ayuda", describe. Su hermana, Silvia Moriana, también forma parte de este equipo de mediadores. Alumna de tercero de Secundaria, también del Zoco, destaca la importancia de este programa que "nos permite solucionar problemas".

El instituto Zoco puso en marcha el proyecto del alumnado ayudante y mediador hace ahora seis años y en este tiempo "ha evolucionado desde la implantación de la mediación como herramienta de solución de conflictos hasta la ayuda entre iguales, que abarca distintas funciones", explica a el Día la jefa de estudios de este centro, Sonia Moncalvillo. Este proyecto, continua, "se basa en crear en los centros educativos una red de ayuda entre iguales, basada en la participación del alumnado, no solo en la gestión de los conflictos, sino en todas las actividades que desde el centro impulsamos". Para esta docente, "la mejor herramienta para conseguir una convivencia positiva es la prevención y, si conseguimos que el alumnado deje de ser espectador pasivo ante lo que sucede a su alrededor -en el aula o en el patio- y sea capaz de escuchar, observar, ayudar y mediar entre sus iguales, logramos reducir determinadas actitudes o actuar de manera más eficaz cuando se producen conflictos".

El proyecto está abierto a todos los estudiantes y la participación en él es voluntaria. Para darlo a conocer se desarrolla una campaña de difusión para que "conozcan sus funciones y cómo pueden recurrir a ellos en caso de necesitar ayuda", subraya Moncalvillo. Quien decide meterse de lleno en esto de ser mediador entre compañeros de clase, además, recibe formación para ello en el centro y fuera de sus instalaciones, cuando, por ejemplo, "son convocados por el gabinete de convivencia de la Delegación de Educación", anota la docente, quien recuerda que "el objetivo que perseguimos es visibilizar modelos de alumnado positivo a sus iguales". Desde su puesta en marcha, la aceptación del programa en el instituto "es muy buena, ya que los beneficios se observan a corto y medio plazo", destaca la jefa de estudios, quien explica que como prueba de ello cada año el número de voluntarios ha ido creciendo.

Fue en primero de Secundaria cuando Roberto García decidió integrarse en este proyecto. Desde entonces, han pasado ya cinco años y mantiene su labor como estudiante mediador. Ahora, García es alumno de segundo de Bachillerato y reconoce que en este ciclo -justo un año antes de comenzar los estudios universitarios- "hay más problemas con los profesores", que también intentan arreglar. La clave, continua, es "dialogar, mediar y llegar a un acuerdo". Eso si, reconoce que "algunos no te dejan" y subraya que uno de los valores que ha adquirido gracias a este proyecto es el de la paciencia. "Sabes que las cosas se pueden resolver con diálogo", considera Mario Ramos, otro alumno de Secundaria del instituto Zoco, quien asegura que la experiencia de participar en el proyecto "ha resultado positiva".

Pero, ¿cuáles son los problemas a los que tienen que hacer frente estos alumnos? Depende, del ciclo y del curso. Así, por ejemplo, en primero de Secundaria "hubo una pelea entre dos compañeros que se tiraban del pelo", relata Olga Luna, alumna de primero de Secundaria y miembro de esta red, quien indica que la solución "fue hablar con ellos para que dejaran de hacerlo". Javier Cabrera es otro de los estudiantes del Zoco que han querido vincularse al proyecto, en su caso es también alumno de primero de Secundaria, y lo tiene claro al asegurar que: "El proyecto sirve para aprender que no debemos pelear y que tampoco hay que recurrir al insulto".

A medida que sube el ciclo y las edades de los alumnos, aumentan los problemas a resolver -también su intensidad- y los grupos de WhatsApp son un buen foco para la controversia adolescente, según exponen estos alumnos, quienes aluden a casos como que "te eliminen de un grupo", algo que puede generar que, por ejemplo, dos amigos "dejen de hablarse". También ellos intervienen para mediar en este conflicto adolescente.

"Los beneficios son numerosos y con el proyecto se observa que el diálogo y la negociación ganan terreno al conflicto", subraya la jefa de estudios del Zoco, quien añade que el alumnado que es mediador "aprende que siempre hay una salida consensuada ante los problemas, habilidades sociales, a saber escuchar posiciones diferentes a las suyas a entenderlas y a ponerse en lugar del otro". Para la docente, "el modelo contribuye a dotarles de estrategias que les serán útiles a lo largo de toda su vida para desenvolverse como ciudadanos y ciudadanas cuando se les planteen conflictos en la vida real".

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