Córdoba

El 80% de los pisos se vendieron por debajo de su valor en la crisis

  • La tasación media de los inmuebles ha pasado de 300.000 a 100.000 euros en una década

Un bloque de pisos en construcción.

Un bloque de pisos en construcción. / josé martínez

Quizá aún sea pronto para conocer el alcance de la sentencia del Tribunal Constitucional que declara ilegal el Impuesto de Incremento del Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana en los casos en los que no se haya producido beneficio con la venta, pero puede un impacto similar al de las cláusulas suelo. Así lo apuntan los expertos y corroboran algunos datos, ya que durante los años de la crisis -que aún colea y sigue marcando los precios en el sector inmobiliario- aproximadamente el 80% de los inmuebles se vendieron por debajo de su valor. El dato lo aporta el vocal del colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API), Agustín León, quien añade que en la actualidad ese porcentaje se habría reducido y ahora más o menos son la mitad de las transacciones las que aún se producen sin ganancia para el vendedor.

Esto supone que miles de propietarios que en su momento pagaron el impuesto -que implica abonar una media de 4.000 euros- pueden reclamar ese dinero que, además, saldría de las arcas municipales, que son las que ingresas la tasa. León reconoce que, en estos momentos, los ayuntamientos "están atados" hasta que no se modifique la ley, pero advierte del impacto de esta medida. En su opinión el fallo del Alto Tribunal confirma una situación de injusticia que se producía en muchas ocasiones y que llegaba "al extremo" cuando se exigía el impuesto de plusvalía al propietario de un inmueble cuya casa había sido subastada tras un embargo, por ejemplo. "En estos casos no es que no se produjera beneficio, es que había una pérdida patrimonial y encima tenía que abonar la tasa", añade León, un auténtico disparate.

Tinsa apunta a 6.600 contribuyentes que podrían reclamar el impuesto en Córdoba

La sociedad de tasación Tinsa establece que 6.600 inmuebles estarían afectados por esta sentencia desde el año 2013, año en el que se sitúa la retroactividad del fallo. Entre 2013 y 2016 se vendieron 16.145 inmuebles, por lo que se trata del 40% del total, un porcentaje que se asimila al que aportaba León sobre la situación actual, en torno al 50%. En los peores años de la crisis, sin embargo, los afectados fueron muchísimos más, aunque no se podrá reclamara lo pagado al fisco. Los datos del Ministerio de Fomento sobre el valor de tasación de las compraventas realizadas no deja lugar a dudas.

En 2004, por ejemplo, el valor medio de los inmuebles que se vendieron en Córdoba, según la tasación, era de 165.000 euros. Quien vendiera ese piso diez años después, en 2014, seguramente habrá sufrido una pérdida ya que el valor medio en ese ejercicio fue, ni más ni menos que de 92.044 euros, prácticamente la mitad. La evolución de los datos deja casos realmente sorprendentes. En 2006, quizá el ejercicio con los precios más elevados en la vivienda, los pisos se vendieron a un precio medio tasado de 313.027 euros. Un década después, en 2016, la media es de 113.889 euros. La diferencia es espectacular y da buena muestra de lo que pasó en los años de la burbuja. Y no fue sólo que los precios eran desorbitados y muy por encima del coste real, sino que también se inflaban las tasaciones para poder lograr una hipoteca mayor y, además de comprar la casa, aprovechar para comprar el coche, por ejemplo.

Pero si se atiende al precio del metro cuadrado, la evolución es similar. Así, si en 2004 el precio medio en la vivienda libre -usada o nueva- era de 1.400 euros el metro, una década después ha bajado hasta los 1.100 euros. En 2007 se llegó a un pico con más de 1.500 euros el metro cuadrado, que podía ser el doble en el caso de los pisos de nueva construcción. Otra muestra de los desajustes que vivió el mercado durante la época de las vacas gordas.

El sector inmobiliario, sin embargo, parece estar ya en vías de recuperación, aunque es complicado que se vuelva a los niveles anteriores a esta crisis que ha cambiado por completo las reglas del juego. Ya los bancos no pueden establecer condiciones sólo ventajosas para ellos, pero las administraciones se tienen que retratar ahora porque durante muchos años fueron también beneficiaras del boom que se vivía en la época.

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