Córdoba

Un nuevo esplendor para Medina Azahara

  • La mejora de las comunicaciones con Córdoba, más inversión de las administraciones y más promoción son aspectos a tener en cuenta

Medina Azahara ha iniciado el camino hacia una segunda vida fundada sobre los vestigios de su pasado, el esplendor que tuvo en el siglo X. La ciudad de Abderramán III, única candidata española a ser declarada Patrimonio Mundial de la Unesco este año, ha recibido una evaluación positiva del Comité Español del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), un paso decisivo de cara a su valoración en la cumbre que se celebrará en Manama (Baréin) entre el 24 de junio y el 4 de julio. Se podría decir que ha pasado lo peor, ya que sin la aprobación de la citada organización asociada a la Unesco, Medina Azahara no hubiera entrado en el orden del día de la cumbre; aunque ahora queda el trabajo diplomático: conseguir los votos necesarios de los 21 estados que forman el Comité de Patrimonio Mundial.

El examen ha sido favorable y destaca que la ciudad califal -apelativo con el que recomienda que se denomine de forma oficial al conjunto arqueológico- tiene una buena gestión y en ella las restauraciones se han hecho de forma correcta (salvando algunas del principio de su recuperación), además de destacar sus características únicas reflejo de la dinastía Omeya; sin embargo hay puntos por perfilar. Y ninguno de ellos es nuevo.

La "amenaza" de las parcelaciones ilegales ha sido el eterno temor de la candidatura para ponerse frente a la Unesco. Tanto que algunos expertos aseguraban que con esos asentamientos en la zona próxima al yacimiento (algunos incluso dentro del perímetro que se estableció para evitar que fuera invadido por más construcciones) era casi una quimera ser Patrimonio Mundial. Los años de permisividad e inacción de las administraciones públicas, tanto del Ayuntamiento de Córdoba como de la Junta de Andalucía, han hecho que los alrededores de Medina Azahara sean un mosaico de viviendas. A esto hay que añadir que, por la extensión que podría tener la ciudad proyectada por Abderramán III, algunas estarían sobre restos arqueológicos. Se han hecho varios planes especiales de protección, se declaró Bien de Interés Cultural (BIC)... Movimientos para acallar a las voces más críticas pero que, realmente, no han servido para solucionar lo que ya había: cientos de construcciones a pocos metros de Medina Azahara.

Es necesario, según asevera Icomos, dar una solución a este problema. La Junta ya ha anunciado que optará por la vía más fácil y plantará árboles en el perímetro del conjunto arqueológico para crear una pantalla vegetal que lo aísle de las parcelas, lo que sería un camuflaje del problema real. Así, ha cerrado la puerta a las expropiaciones, que sólo se harán -si el presupuesto lo permite- en zonas que tengan "elementos patrimoniales relevantes", aseguró esta semana el director de Bienes Culturales de la Junta, Marcelino Sánchez.

Por otra parte, hay dos aspectos entrelazados que condicionan una mayor proyección de Medina Azahara: la mala comunicación con Córdoba es un lastre para que las visitas se incrementen. Según la Estadística de la Red de Espacios Culturales de Andalucía, en 2017 pasaron por la ciudad palatina 186.036 personas, un 2,41% más que en 2016, cuando fueron 181.653. Ese año, de ellas 132.502 fueron españolas (el 72,9%), 37.427 de la Unión Europea (20,6%) y 11.724 de otros países no comunitarios (6,5%). Es decir, 49.151 fueron extranjeros, lo que supone sólo el 27,1% del total. Según el tipo de visita, 131.308 se hicieron a nivel individual, 8.955 de escolares y 41.390 de otros grupos.

Siguiendo una evolución en el tiempo, el número de visitantes no logra remontar desde la debacle de 2012 (157.371), que incluso provocó la destitución del que fuera director del conjunto arqueológico durante 28 años (desde 1985, cuando el yacimiento pasó a depender de la Junta de Andalucía), Antonio Vallejo. En 2006 se contabilizaron 194.664 visitas, que en 2009 llegaron a ser 198.334, coincidiendo con la apertura del centro de interpretación. Esa cifra no se ha vuelto a alcanzar y más lejos quedan las más de 360.000 personas que pasaron por allí con motivo de la exposición El esplendor de los Omeyas. En ocho años se han perdido alrededor de 12.000 visitantes y todo ello a pesar de las actividades que se realizan desde el conjunto arqueológico para acercarlo a la población, como rutas guiadas o talleres.

Esto puede ser un reflejo tanto de la falta de promoción como de que las alternativas para llegar hasta Medina Azahara siguen siendo pobres. Tanto los turistas que viajen de forma individual como los cordobeses que no tengan vehículo propio tienen que recurrir al autobús del Consorcio de Turismo, que de martes a sábado hace cuatro viajes (10:15, 10:30, 11:00 y 17:15) y los domingos tres (10:15, 10:30 y 11:00). Tiene dos únicas paradas en el paseo de la Victoria y, teniendo en cuenta que la entrada a Medina Azahara es gratuita, el precio de ida y vuelta es de nueve euros para los adultos, cinco para niños de cinco a 12 años y gratis para los menores de cinco. Para los residentes en Córdoba el precio es de cinco euros. Incluye el coste de la lanzadera que conecta el museo con el yacimiento. Siendo Medina Azahara un elemento patrimonial a explotar, la solución parece insuficiente en horarios y a la vez cara en precio.

Otro aspecto a mejorar son los accesos, que pertenecen a la Diputación. El pleno de la institución provincial se comprometió a ello a comienzos de año pero lo cierto es que hasta el momento no se ha dado ningún paso para llevarlo a cabo.

La declaración como Patrimonio Mundial de la Unesco sería un revulsivo para que la ciudad de Abderramán III pueda posicionarse en el lugar que le corresponde en el sentido de la promoción y la inversión por parte de las administraciones. Es decir, que reciba más atención de la que hasta ahora ha tenido.

El título de la Unesco implicaría precisamente aumentar la cuantía destinada al yacimiento cordobés y daría la oportunidad de reiniciar tareas de restauración, excavación (sólo hay un 10% de la ciudad palatina desenterrada) y puesta en valor de zonas que aún están sin musealizar. Esto a su vez sería un atractivo más para el turista, que podría disfrutar de nuevas rutas en torno a los elementos incorporados. Esos avances también podrían servir de aliciente para que otras instituciones privadas quisieran aportar fondos mediante el mecenazgo.

Precisamente el espacio más emblemático de Medina Azahara se encuentra cerrado al público desde 2009: el Salón Rico o de Abderramán III, edificio destinado a la celebración de recepciones políticas, ceremonias y fiestas. La intención con la que el califa lo mandó construir (mostrar su poder a los mandatarios con los que se reunía y magnificar su figura) hace que sea una estancia profusamente decorada, con labrados en placas de piedra adheridas a los muros tanto del interior como de la fachada que da al jardín.

Con el objetivo de realizar una intervención integral, se cerró en 2009. Tras una primera fase, apareció un mecenas para continuar con la restauración, que lleva años bloqueada. En 2011 ya se habló del apoyo de la World Monuments Fund (WMF) Europe, institución con la que ahora la Junta quiere firmar el acuerdo por el que se pueda llevar a cabo la segunda fase de recuperación del Salón Rico. De esta firma se habla desde 2016 y, según las últimas declaraciones de Cultura, podría hacerse real antes de que acabe el año.

El mayor atractivo que desde la apertura del centro de interpretación ha ofrecido Medina Azahara ha sido el inicio de las visitas nocturnas, que comenzaron en noviembre de 2017 y finalizaron en diciembre. El pasado mes de abril se retomaron estos recorridos que muestran una cara diferente de la ciudad califal gracias a la iluminación que ha sido posible por la colaboración entre la Junta y la Fundación Endesa.

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