El estado de la ermita del Socorro se ha agravado considerablemente desde que se cerrara al culto el 3 de noviembre de 2007. Así se desprende de un informe técnico al que ha tenido acceso este periódico y que señala las principales deficiencias que presenta este edificio religioso construido junto a la plaza de la Corredera y cuyos orígenes se remontan al siglo XVII. El deterioro de la cubierta ha hecho que la estructura del edificio haya perdido solidez, algo que se ha agravado con la entrada del agua de lluvia en su interior o la presencia de palomas en la nave del templo.

En primer lugar señala que la cubierta se construyó en su momento con elemento de madera que en la actualidad "se encuentran podridos y en pésimas condiciones de estabilidad", según este documento firmado por una arquitecto y un aparejador. Esta circunstancia hace que las tejas se hayan movido de su sitio o se hayan roto, por lo que el agua de lluvia pasa con facilidad al interior del templo causando diversos deterioros.

Al haberse movido los elementos que sustentan la cubierta, los muros soportan un esfuerzo lateral, lo que ha causado que hayan transmitido su carga al arco toral, que "se encuentra partido y, por consiguiente, en estado de ruina". La antigüedad de la construcción de la ermita hace que buena parte de sus elementos sean de madera. Por este motivo, muchos de ellos están afectados por insectos xilófagos, por lo que "su estado de estabilidad corre evidente peligro".

Junto a la ermita, recayente a la calleja Toril, está la espadaña, que es una construcción en vertical que cobija dos vanos para sendas campanas. Al estar a la intemperie, sufre directamente un deterioro que "pone en peligro su estabilidad".

Estos datos son muchos más severos que los que forzaron el cierre del templo hace más de un año. En aquel momento se trasladaron las imágenes de la Virgen del Socorro y de San Rafael a la vecina basílica de San Pedro, donde reciben culto desde entonces.

Este informe técnico está acompañado de un amplio reportaje gráfico en el que pueden apreciar con detalle los diversos daños que padece el inmueble. Así, se aprecia el movimiento de las tejas como consecuencia del deterioro de la estructura de la cubierta. En los tejados hay también hierbas que provocan la aparición de fisuras gracias a la humedad.

Estas grietas son también visibles desde el interior. En la nave del templo llama la atención la grieta del arco toral, que es el que sustenta el peso de la cúpula. Además, hay otras fisuras tanto en la bóveda como en el presbiterio, así como en el coro. Poco a poco se está también desprendiendo el revestimiento de los muros exteriores, lo que deja al aire el mortero que sufre la erosión tanto por los cambios de temperatura como por la acción directa del agua o del viento.

Una vez que se conoció el cierre de la ermita, el Obispado, titular del edificio, señaló que no podría actuar en el mismo hasta dentro de unos tres años, dados los compromisos adquiridos a corto plazo. La hermandad del Socorro, por otra parte, y a la vista de que los daños se han acelerado en los últimos meses, ha iniciado conversaciones con diversas entidades financieras para hacerse cargo de forma inmediata de la restauración de la ermita y evitar que ocurra cualquier desplome de consecuencias imprevisibles.