La calle Santa María de Gracia

La huella del convento que dio nombre a la calle

  • Una actuación municipal dará más protagonismo al peatón en una arteria dominada hasta ahora por los automóviles

Pasear en la actualidad por la calle de Santa María de Gracia es hacerlo por un lugar en donde el peatón cobra todo el protagonismo gracias a las obras que ejecuta actualmente el Ayuntamiento en El Realejo y que tiene cortado el tráfico en esta artería que va desde dicho punto hasta la plaza de San Lorenzo.

La reurbanización de la calle San Pablo se extiende por fases a través de El Realejo y Santa María de Gracia, uno de los ejes más importantes que se conservan en el interior del Casco Histórico y cuyo origen se remonta a la época romana. Esta circunstancia hizo que en las últimas décadas acumulara una densidad de tráfico que había llegado a ser insoportable. Por eso, la actuación municipal en este eje conlleva como objetivo, además de la mejora de un pavimento sumamente deteriorado, reducir considerablemente el paso de automóviles para recuperar este espacio para el peatón, dado el alto número de personas que por él transitan a diario por ser un nexo de unión entre el Centro y barrios tan populosos como San Lorenzo o La Viñuela.

Esta calle toma el nombre del convento de monjas dominicas que estuvo abierto hasta hace sólo cuatro décadas. La huella del mismo es patente en la acera de la izquierda, donde se mantienen las portadas tanto del convento como de la iglesia. El derribo de este edificio estuvo envuelto en un potente debate ciudadano, ya que el deterioro del inmueble no significaba que estuviera en estado de ruina. El objetivo no era otro que echarlo abajo para poder edificar viviendas en su extenso solar.

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