cruz conde 12

Las 24 horas de una 'dimisión'

  • Municipal. El amago de renuncia de Emilio Aumente se entiende desde el punto de vista personal, pero plantea dudas como estrategia política por los daños que puede producir al PSOE

Emilio Aumente, el miércoles, en la Feria durante la protesta de los Bomberos.

Emilio Aumente, el miércoles, en la Feria durante la protesta de los Bomberos. / JORDI VIDAL

La semana de la Feria, en la que la actualidad municipal suele rebajarse -más aún- ha supuesto un tsunami en el gobierno municipal, más bien en el equipo del PSOE, tras el amago de dimisión del teniente de alcalde de Presidencia, Emilio Aumente. El edil explotó el pasado miércoles y amenazó con dejar el área de Seguridad si no se solucionaba la falta de personal. Lo hizo presionado por las crecientes protestas de los Bomberos, por la mala gestión en Recursos Humanos y por el fortuito incendio de la caseta Fosforito, un fuego que no supuso daños personales porque se produjo la madrugada del lunes al martes, pero mejor no pensar qué podría haber pasado si hubiera ocurrido en otro momento. El edil dijo que ponía su cargo a disposición de la alcaldesa, Isabel Ambrosio, a quien le iba a comunicar la situación, y en algunos círculos empezó a decir que no había marcha atrás. Hay que conocer a Aumente para saber que todo esto había que tomarlo en cuarentena, como al final pasó. 24 horas después, lo que había ocurrido es que había tenido un "mal día" y una comparecencia de la alcaldesa, el teniente de alcalde de Recursos Humanos, David Luque, y el propio Aumente anunciando el compromiso de contratar de manera inmediata a cuatro bomberos -sí, cuatro- despejó toda posible crisis, al menos de puertas para afuera.

El relato de los hechos deja sin embargo algunas cuestiones a analizar. En primer lugar, si Aumente hubiera cumplido su amenaza, el agujero que se le abría a la alcaldesa era enorme. Aumente ha sido desde el principio uno de los hombres más solventes del gobierno y hasta Ambrosio lo tuvo que reconocer cuando al remodelar su equipo lo nombró responsable de Presidencia. Quizá como Aumente se sabe fuerte se permitió esa salida de tono el pasado miércoles amenazando con dimitir. A un año de las elecciones y en plena Feria, que el responsable de Seguridad diga que deja el área es una crisis y de las gordas. Algo seguramente con lo que no contaba el PSOE, que volvió a usar su estrategia del silencio, pensando que si no se dice nada es que no pasa nada.

Por otra parte, el daño que el teniente de alcalde ha hecho al partido es evidente, por mucho que se haya dado la crisis por solucionada. Es entendible la presión que puede producir tener una responsabilidad pública como la de Aumente e, incluso, ver cómo -según su opinión- quien tiene que resolver parte de los problemas parece que se toma más a la ligera el cargo. Es comprensible que le afecte una protesta de Bomberos al grito de "vete ya" cuando lleva desde el inicio del mandato alertando de la falta de plantilla. Todo eso se puede llegar a entender, el desgaste personal, pero la estrategia política es, al menos, cuestionable.

Después de lo ocurrido no cabe duda de que lo que quería hacer Aumente era presionar. Dar un golpe en la mesa y conseguir lo que lleva clamando tres años. Si se da por buena la contratación en comisión de servicio de cuatro bomberos, lo consiguió. Pero ¿a qué precio? ¿Evaluó los beneficios que podía conseguir con respecto al daño que provocaba en el partido? Porque está claro que le ha servido en bandeja a la oposición el discurso de un cogobierno roto, ya no sólo entre PSOE e IU, sino entre los propios socialistas. Las caras del ala del PSOE en Capitulares al día siguiente del "me voy" eran un poema. ¿Ha merecido la pena? ¿Se podrían haber hecho las cosas de otra manera? ¿Qué coste le supondrá al PSOE? En política, ya se sabe, hay que venir llorado de casa y lavar los trapos sucios allí también.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios