tradición

Un día para gritar bien alto "que viva el vino"

  • La XXXIV Cata Montilla-Moriles vive su jornada más grande con la asistencia de miles de visitantes

Asistentes a la Cata de Vino Montilla-Moriles, durante le medio día de ayer.

Asistentes a la Cata de Vino Montilla-Moriles, durante le medio día de ayer. / barrionuevo

El sábado de la Cata Montilla-Moriles suele ser el día grande de la misma y la jornada de sábado de la XXXIV edición, la de este año, no iba a ser menos. Desde el mediodía la carpa de los aparcamientos de la Diputación en la que se celebra el esperado encuentro con los caldos cordobeses que destilan un más que alegre misticismo por obra y gracia del dios Baco empieza a ser un reguero de fieles seguidores deseosos de dejarse en manos de esa deidad. Sus cinco taquillas despachan aceleradamente e indistintamente las llamadas entradas individuales -que por ocho euros dan derecho a cinco degustaciones y a un catavino-; y, sobre todo, las llamadas entradas dobles -diez euros a cambio de una tarjeta a canjear por cinco degustaciones y dos copas-. Hay quien opta también por el llamado ticket degustación, "que es lo mismo que le entrada individual pero sin copa", le explica Juan Carlos Álvarez a Isabel Ibáñez, una pareja que llega a la cita acompañado de unos amigos.

Juan Carlos, Isabel y sus amigos ya tienen esa tarjeta en sus manos, como la pareja formada por Santiago Cabello y María Pérez, quienes con sus hijos ya salidos de la adolescencia han decidido almorzar en la cita vitivinícola. Hay 29 bodegas y lagares y de una decena de restaurantes para elegir y los primeros hacen escala en Bodegas Alvear para empezar por un amontillado y continuar con un fino de la casa. La familia, sin embargo, deciden acercarse hasta el expositor de la Cooperativa La Unión, donde Francisco Luis Hidalgo espera para servir lo que le pidan. "Este año la gente está optando por el verdejo y el nuestro es muy bueno", insiste Francisco Luis. Del verdejo un enólogo explicaría que es un vino medianamente alcohólico, de color amarillo verdoso con tonos acerados, muy aromático; que en nariz destacan los aromas a almendra amarga, acidez entre media y alta; y que es un caldo con cuerpo, pero con cierta suavidad, el retrogusto es ligeramente amargo.

"Yo prefiero un vino de tinaja; nada como un buen vino de tinaja, que además es ecológico puro, con su velo en flor", sentencia Santiago. El vino nuevo de tinaja de la Unión tiene 13,5 grados y es afrutado, pero un poco más dulce, según detalla el joven de La Unión, quien también explica que tiene chardonnay, pedro ximénez de solera y otro más joven. "Nada como comernos ahora un pincho de tortilla con salmorejo", insiste Santiago a su mujer, mientras se acercan a La Salmoreteca, un punto gastronómico de la cata ubicado justo al lado del stand de La Unión. En La Salmoreteca acaban de recoger Luis Pineda y José Luque unas cuantas raciones de salmorejo cordobés con huevo y jamón de bellota. Es para un grupo de amigos que "pensamos estar en la cata hasta que el cuerpo aguante", puntualiza el primero mientras hace suya la canción que se ha convertido en la banda sonora del momento escupida por los bafles de la cata, Noche de Bohemia, de Navajita Plateá. El verdejo sigue triunfando en cada rincón de ese olimpo vitivinícola por el que el dios Baco campa a sus anchas mientras que fieles de todas las edades -eso sí con los 18 ya cumplidos- se encomiendan aunque sea por un sólo día a sus divinos efectos. Paola Luque sirve también con frecuencia esta variedad en el stand de Bodegas Robles; en concreto el Verdejo Ecológico Piedra Luenga. "Como su nombre indica es vino ecológico, como todos los que tenemos aquí, sin ningún producto añadido, tal y como lo da la tierra", relata señalando a la carta de variedades que tiene pegada en una de las paredes del pequeño mostrador y en la que se lee que en Bodegas Robles se pueden canjear los tickets por "fino, verdejo, oloroso, cream, pedro ximénez, amontillado y pale cream", detalla. Hasta Bodegas Robles se acerca también el grupo de Luis y José que en la cercana Taberna La Bodeguilla ya se han aprovisionado de raciones individuales de tortilla de patata para acompañar la ingesta del verdejo ecológico. "Cada ración está compuesta de dos grandes cuñas de tortilla de patatas a cinco euros", les detalla quien se las sirve mientras que parece que el verdejo ya ha empezado a hacer su efecto. El grupo inmortaliza el momento con un selfie en el que ese efecto les motiva hasta hacerle gritar bien alto un excelsísimo "¡viva el vino!".

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