Hasta el pasado miércoles, el Brexit era casi un estado mental, un horizonte lejano -amenazador para muchos, esperanzador para otros- en las relaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea. Pero el pasado miércoles, la primera ministra británica, Theresa May, activó oficialmente el divorcio con la UE, dando inicio a un proceso que durará al menos dos años y cuyas consecuencias, de momento, son imprevisibles. Lo que sí está claro es que este camino lleno de incertidumbre no saldrá gratis ni a los ciudadanos del Reino Unido ni a los del resto de Europa. Y mucho menos a la colonia de residentes británicos repartida por el resto de los países de la Unión, que viven con mucha ansiedad un proceso que los convertirá en ciudadanos extracomunitarios, con todo lo que ello conlleva.

A fecha de 1 de enero de 2017, había residiendo en Córdoba 883 ciudadanos británicos en régimen de libre circulación, con certificado de registro o tarjeta de residencia en vigor. Esta cifra, recogida en el último informe del Observatorio Permanente de la Inmigración, refleja un ligero crecimiento de la colonia británica en los primeros seis meses del año: en diciembre de 2015 el número de residentes era de 6.250.

Durante el año pasado, Córdoba recibió más de 40.000 viajeros de Reino Unido

Que la tendencia a la baja se acentúe o no con el Brexit sólo se sabrá cuando se publiquen los datos de población de 1 de enero de 2017, pero de momento las cifras sí que sirven para conocer en detalle las preferencias de residencia de los británicos y, por tanto, los municipios que se pueden ver más afectados por el divorcio del Reino Unido y la UE.

El impacto del Brexit en Córdoba, teniendo en cuenta las cifras de la comunidad procedente del Reino Unido, será mucho menor que en provincias como Málaga, donde hay una colonia de 50.000 habitantes que tiene mucho peso en su engranaje económico. También es bastante más numerosa la comunidad británica en Almería, donde residen 14.528 personas. La tercera es la provincia granadina, con sus 5.481 residentes, que superan los 4.930 de Cádiz; los 1.822 de Sevilla; los 935 de Huelva; los 883 de Córdoba; y los 588 de Jaén. De hecho, la cordobesa es de la menos significativa en el conjunto andaluz.

Donde más se juega Córdoba, al menos económicamente, es en el turismo. Los viajeros británicos tienen un peso fundamental para el destino, aunque hayan perdido posiciones en los últimos años a favor de los turistas procedentes de Francia, Estados Unidos o Alemania. En 2016, Córdoba recibió 40.324 viajeros procedentes del Reino Unido, que suponen un 3,4% del total de turistas extranjeros de la provincia.

Aunque las fluctuaciones de la libra pueden jugarle una mala pasada al destino, también es cierto que en los últimos años se ha hecho un importante esfuerzo de promoción para recuperar la confianza del mercado británico, que ha sostenido en parte el turismo en Córdoba durante los peores años de la crisis. En 2015 el mercado británico rozó los 40.000 viajeros, con 37.109, un 3,27% del total.

De momento, las idas y venidas de la libra con respecto al euro no han perjudicado el negocio que mantienen Córdoba y el Reino Unido. A lo largo de 2016, las empresas de la provincia exportaron productos por valor de 67,5 millones de euros, una cifra que representa un incremento de casi el 2% en comparación con el año anterior.

En el terreno inmobiliario, Córdoba probablemente se verá menos afectada que otras provincias como Málaga. Las compraventas de viviendas realizadas por extranjeros residentes en Córdoba -no hay datos detallados de la nacionalidad de los compradores- apenas ascendieron en 2016 a 97, según los datos del Ministerio de Fomento. En Córdoba, por ejemplo, los extranjeros acaparan el 33,8% del negocio inmobiliario, con 9.336 operaciones a lo largo del año pasado.