Córdoba

La crónica de un sueño

  • La construcción de la línea férrea de alta velocidad entre Córdoba y Málaga ha sido obra de un complejo proyecto de ingeniería que comenzó a idearse en 1996 y que entonces parecía imposible

María Zambrano, aparte de dar nombre a la estación de alta velocidad de Málaga, fue una de las pensadoras más importantes de España, vanguardia de la modernidad y autora de una frase, hace décadas, que ayer resumía lo que ha sido el proyecto de construcción de la línea de alta velocidad entre Córdoba y su Málaga natal: "Todo lo que el hombre ha hecho en la Historia lo ha soñado antes". El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, recordó ayer esta cita de su filósofa de cabecera para glosar "un sueño que hemos conseguido".

En 1996, el AVE había llegado a Sevilla cuatro años antes. Málaga -con su puerto, con el aeropuerto internacional más importante del Sur de España, su potencial económico y turístico- parecía condenada a no disfrutar nunca de una rápida conexión terrestre con el resto de la Península Ibérica. Un compacto muro de altas montañas y profundos valles la separa desde hace millones de años con el Valle del Guadalquivir. Aún en 1996 parecía muy complejo que un tren de alta velocidad llegara a la Costa del Sol. A partir de ese año, el sueño comenzó a forjarse.

En Córdoba, lo peor ya estaba superado. En 1992, el AVE atravesó Sierra Morena y, sobre todo, la dehesa de Los Pedroches. Sólo había miedo a los suelos de la Campiña, repletos de arcillas expansivas y habituados al desplome de los mejores cimientos. Sin embargo, entre Antequera y Málaga parecía mucho más que un sueño diseñar una línea de alta velocidad prácticamente plana que permitiera a los trenes superar los 300 kilómetros por hora.

La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, ejemplificó ayer el enorme trabajo que los ingenieros han tenido que ejecutar. En estos últimos 55 kilómetros de vías, el 60 por ciento está construido sobre infraestructuras singulares, es decir, o son largos túneles o altos viaductos con los que salvar las montañas y los valles. De los pasos subterráneos del Valle de Abdalajís se ha escrito mucho -de sus problemas, de sus 7,5 kilómetros de longitud y de las dos tuneladores que se han necesitado para excavarlos-, pero muy poco del viaducto que se levanta sobre el Arroyo de las Piedras. Ayer, el AVE S-103 inaugural apenas tardó unos segundos en superar sus 1.200 metros de largo. A los pasajeros no les dio tiempo a observar que con sus 93 metros de altura es el mayor puente de una vía de alta velocidad en España. Otro hito.

Pero estos sueños no se cumplen en los despachos de los políticos, en los colegios de ingenieros o en la mente de los escritores. Ahí que estar sobre el terreno. Y eso es lo que han hecho los más de 10.000 obreros que han trabajado en un proyecto de dimensiones faraónica, con una inversión de 2.100 millones de euros -la mayoría procedentes de las arcas de la Unión Europea- y la participación de más de 120 empresas "que han trabajado con destreza", destacó ayer la ministra. "Aquí se ha demostrado que tenemos a las mejores constructoras del mundo", asentía el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que reiteraba que "así me lo comentan los gobernantes" del resto de países del planeta.

Además, ha sido el sueño de una empresa pública adscrita al Ministerio de Fomento (Renfe) que en el transcurso del proyecto se dividió en dos: Renfe Operadora y ADIF, que hasta que no comenzó 2005 se llamó GIF.

Sin embargo, este sueño debe ser compartido. Y de momento lo está siendo. Renfe ha vendido ya 30.000 billetes para el viaje entre Málaga y Madrid de los próximos diez días. Es decir, la compañía ferroviaria tiene cubiertas ya 3.000 plazas diarias de las 8.060 que oferta durante cada jornada. Los nuevos precios aprobados por Renfe han hecho mucho, pero más aún la comodidad de un servicio que es capaz de unir a Córdoba con la Costa del Sol en tres cuartos de hora.

Y de momento, las previsiones son muy optimistas. Actualmente, Renfe transporta entre Madrid y Málaga a un millón de viajeros al año. Hasta ahora, estos pacientes pasajeros tenían que soportar un trayecto en tren de cuatro horas y siete minutos. A partir de hoy mismo, lo podrán completar en menos de dos horas y media. Por ello, Renfe piensa que en 2008 será capaz de duplicar el número de pasajeros que transporta entre Madrid y Málaga, alcanzando los dos millones de viajeros al año.

Esto convertirá de forma indirecta a la estación de Córdoba en el gran nudo ferroviario de la alta velocidad en el Sur de España. Por el recinto de la Plaza de las Tres Culturas pasan cada año dos millones y medio de viajeros que utilizan la línea de alta velocidad entre Madrid y Sevilla. A finales de 2008 se sumarán los dos millones de pasajeros que tomarán la línea de Madrid a Málaga. En total, cuatro millones y medio de personas pasarán al año por la estación cordobesa.

Pero aún hay tiempo para seguir soñando. En breve está previsto que se licite la conexión de la línea de alta velocidad de la Costa del Sol con el aeropuerto internacional de Málaga. Esto pondría a Córdoba a las puertas de cualquier lugar del mundo en poco más de 50 minutos. Este AVE sería el primer tren en entrar hasta el fondo de unas instalaciones aeroportuarias en España. Además, está la conexión de esta red de alta velocidad con Granada, y de la Madrid-Sevilla con Cádiz, Huelva, Algeciras y Jaén.

A partir de hoy, ese sueño del que hablaron el presidente del Gobierno y la ministra de Fomento tendrá que ser una realidad para los ciudadanos, acostumbrados a un país de pesadilla con las infraestructuras, al vuelva usted mañana y a los pertinaces retrasos de los trenes. A Renfe, le va la supervivencia económica en que ese sueño se convierta en una realidad. Si los trenes se retrasan -y ayer, de momento los dos que puso en marcha llegaron con adelanto- tendrá que devolver mucho dinero. A veces, esto también es un sueño para los viajeros.

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