universidad | celebración del 50 aniversario de la etsiam

El corazón de Agrónomos

  • La torre cilíndrica de Menéndez Pidal fue la primera sede de la escuela, por la que ya han pasado unos 6.000 alumnos, hasta su traslado definitivo al Campus de Rabanales

Antes de que la propia Universidad de Córdoba (UCO) se pusiera en marcha, la Escuela de Ingenieros Agrónomos ya se había creado y ahora, medio siglo de vida después, la primera no se entiende sin la segunda. Fue José Ruiz Santaella el encargado de traer estos estudios a la capital cordobesa, allá por 1968, y consiguió, además, que los entonces Príncipes de Asturias, Don Juan Carlos y Doña Sofía -ahora Reyes eméritos- fueran los que inaugurasen las dependencias, ubicadas en Menéndez Pidal hace 50 años. La de Córdoba era por aquel entonces la segunda escuela de España de estas características, tras la de Madrid, por lo que su puesta en marcha constituyó todo un hito. Pero la actual torre cilíndrica de ocho plantas que ahora languidece y sufre los efectos del paso del tiempo, no tuvo esta altura desde el primer momento, sino que el edificio se fue ampliando a medida que la demanda de plazas y el número de estudiantes iba aumentado.

Quien bien recuerda esto es el fue el primer secretario de la actual Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes (Etsiam), Francisco Pérez, quien a sus 76 años es parte de la memoria viva de este centro. Después de toda una vida dedicada al centro -fue el último en irse del edificio tras el traslado definitivo de la escuela al Campus de Rabanales-, Pérez recuerda que entró como profesor de Álgebra de la mano de Ruiz Santaella y ocupó el puesto de secretario, del que asegura que era un trabajo " muy simple". El primer curso se puso en marcha en noviembre de 1968 y "había cinco grupos, tres por la mañana y dos por la tarde", señala, al tiempo que añade que el número de los primeros alumnos rondaba la veintena. Ingeniero agrónomo también, Pérez no tiene reparos en asegurar que el claustro de profesores "daba unas clases muy buenas y suspendíamos a muchos alumnos". El primer secretario de la escuela también reconoce que en los primeros años "las instalaciones eran muy sencillas y sólo estaba la planta baja y la finca". Fue el segundo director del centro, Manuel García Nieto, quien "se dedicó a acondicionar el edificio", indica. Pérez cuenta también que aquellos primeros años fueron "muy ilusionantes y, desde el principio la escuela se hizo un nombre".

Y ese recinto que ahora ve pasar el tiempo y cuya última valoración patrimonial estima que se trata de un espacio que puede costar algo más de 17,3 millones de euros, fue la casa de miles de alumnos y centenares de profesores hasta que se decidió el traslado hasta el Campus de Rabanales. Una decisión que, aún hoy, le cuesta asimilar a parte de la comunidad de Agrónomos y Montes porque con su marcha, según exponen, perdieron la identidad del centro. Es más, hasta hubo protestas por parte del alumnado que rechazaba la medida. Al respecto, su primer secretario reconoce que eso del traslado "fue muy triste" y que aunque el último año impartió clases en Rabanales ya todo "era diferente".

El edificio carece de actividad desde 2005 y la parcela de 60.000 metros cuadrados también. En estos años ha habido diversas propuestas para su posible compra o arrendamiento, incluso la construcción de un hospital privado, pero ninguna de ellas se ha llevado a cabo. No obstante, el recinto cuenta con vigilancia permanente por parte de la UCO para evitar destrozos.

A la torre, por el momento, no se puede acceder, pero sí a algunas de las dependencias en las que hace 50 años se comenzaron a formar ingenieros agrónomos en Córdoba. La nave de maquinaria, donde se encontraba el departamento de Ingeniería Rural, se mantiene un pie y en la finca aún hay invernaderos con algunas de las herramientas que se necesitaban para los ensayos. Ángel Lora es subdirector de Planificación y Ordenación Académica de la Etsiam, y destaca el valor de la finca, ya en desuso. "La finca era muy aprovechable, en plena Vega y en los mejores suelos", anota, al tiempo que también alude a la importancia de la propia escuela para la Universidad de Córdoba. Sin ella, sostiene que la UCO "sería otra Universidad, con otras capacidades y no tendría la fortaleza que tiene en materia agroalimentaria y forestal".

Rosa Gallardo es la actual directora del centro, del que en estas cinco décadas han salido unos 6.000 alumnos y que "se han convertido en profesionales de los ámbitos agrario, agroalimentario y forestal", expone. A pesar de que es la primera mujer en ponerse al frente de la escuela, Gallardo le resta importancia y sostiene que se trata de una situación que "es reflejo de la realidad que vivimos hoy en día, donde la presencia de mujeres en puestos de responsabilidad es cada vez mayor". Sin embargo, continua, "aún queda mucho camino por recorrer, ya que el porcentaje de mujeres en la base es mucho mayor que en los cargos más altos". Subraya también que siente "todo el apoyo y la confianza" de sus compañeros, "algo que es esencial para poder asumir esta responsabilidad".

La Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y de Montes -incorporó este último término en 1990- celebra en 2018 su medio siglo de vida. Una efeméride que ha previsto numerosos actos, incluida la recuperación de la tradicional Agrobarra, que se celebró el pasado 7 de abril en sus antiguas instalaciones, y que reunió a numeroso público y de la que aún quedan algunos restos visibles en la entrada. A todo ello se suma el acto central que se celebró el pasado viernes en Rabanales y que sirvió para rendir homenaje al primer director de la escuela, además de a los siete directores del centro que siguen vivos, junto a entidades y organizaciones que han colaborado con Agrónomos.

Pasadas estas cinco décadas de esfuerzo, los retos para la Etsiam se antojan prometedores. Al respecto, su directora reconoce que uno de los aspectos "a los que debemos prestar especial atención en los próximos años es la necesidad de comunicar mejor lo que hacemos, qué tipo de profesionales formamos, a qué se dedican, qué investigamos, las altas tasas de empleabilidad de nuestros títulos; en definitiva, debemos llegar más y mejor a la sociedad". A su juicio, con la mejora de la comunicación "nos resultará más fácil abordar el incremento del número de jóvenes que se interesan por nuestros estudios". "La sociedad necesita profesionales bien formados que puedan dar respuesta a retos de primer nivel como son la alimentación, el cambio climático o los bosques", sostiene. El tercero de los retos que cita Gallardo es "fortalecer el proyecto colectivo de escuela; es algo en lo que debemos implicarnos todos, porque todos los colectivos que formamos la Etsiam nos beneficiaremos si lo logramos". Para ello, han diseñado el Proyecto de Escuela, en el que quieren implicar a sus egresados y reactivar e impulsar la Asociación de Antiguos alumnos. A todos estos objetivos se suma el mantenimiento y el refuerzo de vínculos con otros centros internacionales de primer nivel en los ámbitos agrario, agroalimentario y forestal.

En este punto, la directora de la escuela incorpora otro reto a llevar a cabo: "Incorporarnos a la revolución digital". "La cuarta revolución industrial ya ha llegado al sector agroforestal y la Etsiam quiere ayudar a construir este futuro. Vamos a apoyar con nuestra investigación, pero también formando los profesionales que el sector necesita, con conocimientos de Ingeniería agronómica, forestal o de enología, pero también con competencias suficientes en tecnología digital", expone y añade que este "es el profesional que las empresas están demandando y ahí vamos a dirigir nuestro esfuerzo".

El centro cuenta este curso con 120 profesores y en estos 50 años han salido 44 promociones de Ingenieros Agrónomos; 21 de Ingenieros de Montes; 14 de licenciados en Enología; tres promociones de graduados en Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural; tres también de graduados en Ingeniería Forestal; dos promociones de graduados en Enología; y las primeras promociones de máster en Ingeniería Agronómica y máster en Ingeniería de Montes. Y todas las que vendrán en los próximos años.

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