melisa victoria Carmona. sargento de la guardia civil

"En casos como el maltrato las mujeres somos más necesarias que los hombres"

  • La primera y única sargento de la Benemérita en Córdoba ingresó en el cuerpo con sólo 22 años

  • Asegura que siempre ha contado con el apoyo de los compañeros y no ha sentido rechazo

Melisa Victoria Morales, en la Comandancia de la Guardia Civil de Córdoba.

Melisa Victoria Morales, en la Comandancia de la Guardia Civil de Córdoba. / reportaje gráfico: jordi vidal

Melisa Victoria Carmona tiene 32 años y lleva diez en la Guardia Civil. Es la única sargento en la Comandancia de Córdoba y siempre tuvo clara su vocación, aunque decidió formarse antes y estudiar Ingeniería Técnica Industrial, en la especialidad de Electricidad. Es una mujer en un mundo de hombres -sólo hay 44 agentes femeninas en un cuerpo de 1.300 efectivos- pero mantiene que no ha sufrido rechazo, aunque los más mayores "te intentan explicar cosas".

-¿Cómo le surge su vocación como guardia civil?

-Soy hija del cuerpo, mi padre era guardia civil y ya desde pequeña me cuenta mi madre que sí decía "quién sabe si voy a ser guardia civil". Cuando nos trasladamos a Córdoba -yo nací en Segovia- le dije, según cuenta, que aunque quería que nos viniéramos aquí para tener una Universidad y que estudiara, igual acababa siendo guardia civil. Y, efectivamente, con el tiempo así ha sido.

-¿Hubo gente que le dijo que se dedicara a otra cosa, que eso no era para las mujeres?

-Mi familia me dijo al principio que lo suyo era que estudiase. Entonces acabé el Bachillerato y siguieron diciéndome que me formara porque, además, con estudios superiores podías aspirar a más puestos en la Guardia Civil. Hice caso a mi familia e ingresé en la Universidad de Córdoba para estudiar Ingeniería Técnica Industrial en la especialidad de electricidad. En la carrera, cuando estaba terminando, un profesor me dijo si quería trabajar con él. Empecé, pero yo veía que, sí, me gustaba, pero no le veía mucho futuro porque empezaba cobrando muy poco, de becaria. Entonces el gusanillo de la Guardia Civil empezó a rondarme de nuevo por la cabeza. Se lo comenté a mi padre -mi madre estaba reacia- y a los tres días me averigüé el temario y en tres meses me presenté y aprobé.

-Siempre se ha ido abriendo camino en un mundo de hombres.

-Estudié en la Sagrada Familia, donde éramos 30 niñas y cinco niños, estaba acostumbrada al trato de mujeres. Cambié a la universidad y efectivamente en las carreras técnicas la presencia de la mujer es mínima. Éramos dos mujeres y 30 hombres. Con la compañera casi que éramos como hermanas, todo el día juntas. Pero es verdad que dentro del ámbito universitario no he tenido problemas con los compañeros, nos integramos bastante bien con ellos. Nos ayudábamos en todo lo que podíamos. La verdad es que el trato con los hombres fue muy bueno.

-¿Y fue igual cuando llegó a la Guardia Civil?

-Mi promoción era grande, de 2.500 personas, de las cuales éramos 250 mujeres. La verdad es que nos trataron muy bien, la integración ha sido positiva.

-Es mujer y joven. ¿Le ha costado hacerse respetar?

-Dentro de la institución no, los compañeros nos han tratado de tú a tú desde el primer momento. Es cierto que los más mayores te intentan enseñar, pero no ha habido mucha distinción en el trabajo diario. La experiencia que yo tengo es muy positiva.

-¿Y en su trabajo con los ciudadanos?

-A veces por ser joven sí que han intentado engañarte un poco, pero vamos, hay de todo y depende de la clase de persona que seas. Pero también tengo que decir que la mayoría siempre ha respetado mi papel como agente.

-¿Tuvo algún momento de duda o sintió inseguridad?

-Realmente no. Yo tenía claro que quería formar una familia, tener una estabilidad económica y laboral y siempre me había llamado la atención ser funcionaria. Lo he visto positivo siempre y como una oportunidad para desarrollarme tanto personalmente como laboralmente.

-¿Es posible la conciliación en la Guardia Civil?

-Sí. De hecho una de las cosas que me gustaron al entrar es que en la Guardia Civil no sólo hay trabajo de patrulla, que es el que más se ve, sino que hay otros muchos departamentos, va más allá. Hay muchas unidades y trabajos que se pueden desempeñar y, dentro de todos ellos, hay algunos que hacen más fácil conciliar la vida laboral. También tenemos la posibilidad de la reducción de jornada, una buena opción para que puedas seguir desarrollándote en tu carrera profesional y también seguir con tu vida personal.

-¿Cuántas mujeres hay en la Guardia Civil en Córdoba?

-Hay 44 mujeres, de las cuales hay una sargento, que soy yo, dos cabos y, del resto, hay tres guardias que son alumnas en prácticas, recién incorporadas.

-¿Qué porcentaje supone del total?

-Un 3,5% de los 1.300 efectivos que hay en la provincia.

-Un porcentaje muy bajo, ¿no?

-Muy bajo. A nivel nacional está en torno al 7,5%. Hay que tener en cuenta que Córdoba es una provincia muy demandada en los destinos y la mujer necesita más tiempo para ser destinadas aquí, porque al llevar menos tiempo en el cuerpo... Pero tengo que decir que las oportunidades son las mismas para todos, incluso en las pruebas físicas los baremos benefician a la mujer porque las condiciones son distintas.

-¿Qué se hace desde la Guardia Civil para fomentar el acceso de la mujer?

-Tenemos un plan director que incluye charlas en muchos colegios en los que cada vez van más mujeres para hacerlas más visibles. La visibilización es muy importante. Necesitamos mujeres y todas son bienvenidas.

-¿Qué consejo le daría a una mujer que se estuviera pensando ingresar en la Guardia Civil?

-Que si tiene ganas y le gusta, adelante. Muchas veces nosotras mismas tendemos a decirnos que somos malas en gimnasia o en todo lo físico, pero esto entrenando se consiguen las metas y estudiando también. El trabajo lo puedes desarrollar igual que un hombre; de hecho las mujeres tenemos determinados trabajos en los que somos incluso más necesarias que un hombre. Por ejemplo cuando viene una mujer maltratada no habla lo mismo ante un agente hombre que mujer, ante nosotras se abren más y cuentan sus problemas. Yo he tenido experiencias en estos casos en los que no es lo mismo lo que la mujer denunciante le cuenta al compañero que a mí cuando me quedo a solas con ella. Eso es muy gratificante y con los menores pasa igual.

-Ese debate también se está teniendo ahora en el ámbito judicial a raíz de la sentencia de la Manada.

-Lo que digan los Juzgados, los magistrados y fiscales hay que respetarlo. Pero todo lo que sea evolucionar y mejorar, bienvenido sea.

-Forma parte de la iniciativa Inspirin Girls, que se presenta la próxima semana en Córdoba y tiene el foco la educación en la igualdad desde pequeñas. ¿Cómo surge esta iniciativa?

-Me lo comentó uno de mis comandantes y me pareció una buena iniciativa que además cuadra mucho con mis valores ideológicos y morales. Todo lo que sea educar y abrirle los ojos a las mujeres y a las niñas, que son las trabajadoras del mañana, es positivo.

-La educación desde edades tempranas es una de las claves en la lucha por la igualdad.

-La educación que se puede dar a las niñas es fundamental en esas edades, porque empezamos a elegir entre aspectos que marcarán nuestra vida como, por ejemplo, estudiar Ciencias o Letras. Depende de los ejemplos que tengamos y las referencias que hayamos tenidos nos decantamos por una cosa u otra. La percepción es que las carreras de ingeniería son más difíciles y que los puestos ejecutivos es cosa de hombres. Sin embargo, es fundamental que esas niñas vean que se puede llegar hasta ahí. Con mucho esfuerzo, mucho trabajo y mucho sacrificio pero es perfectamente asumible e importante que la mujer llegue a ese tipo de trabajo.

-¿En qué punto cree que estamos en la consecución de la igualdad?

-A nivel sociedad algo ha cambiado, va cambiando. Creo que hay movimientos que ayudan a que la igualdad sea efectiva, hay que avanzar mucha en educación y nosotros mismos hacerlo con nuestros hijos. El mensaje que hay que transmitir es que tú eres libre para trabajar de ama de casa si eso te ilusiona y así te sientes desarrollada y es igual de respetable que si alguien quiere trabajar fuera de casa, ser una directiva. Desde pequeños la educación es fundamental para eso, educar en ser libre para elegir una vía o la otra y no estar a expensas de lo que un hombre o cualquier otra persona te diga lo que tienes que hacer. Yo estoy muy a favor de que la mujer trabaje porque en muchos casos de maltrato pienso que si la mujer tuviese independencia económica no aguantaría tantas situaciones. A veces se ven expuestas a seguir con esa persona por unos hijos que tienen que mantener y eso puede cambiar si se es autosuficiente.

-¿Y a nivel de la Guardia Civil, hay igualdad?

-Dentro de la institución hay herramientas como los protocolos de acoso laboral o acoso sexual y la protección a mujeres embarazadas y lactantes. Yo estoy en la oficina de Prevención de Riesgos Laborales y llevo el tema de embarazadas y lactantes que para mí es muy gratificante, poder reubicar a una mujer para que siga trabajando pero también cumpla su deseo de ser madre. Se avanza mucho porque estamos ayudando a la mujer a que se desarrolle tanto laboralmente como personalmente y lanzamos el mensaje de que por el hecho de ser guardia civil no te van a limitar. La igualdad está muy avanzada, al menos la comandancia de Córdoba.

-¿Cómo valora la respuesta social que hubo el pasado 8 de marzo?

-Ha habido una repercusión tremenda porque, después de mucho tiempo en desigualdad, ahora estamos viendo que nosotras podemos ser igual que los hombres. Y está pasando algo muy bonito que es la unión entre las mujeres para que futuras generaciones lo tengan más fácil, se sientan valiosas y no se coarten, que piensen pueden ser lo que quieran. Siempre vamos a llevar con nosotras el hecho de la maternidad y también tenemos que avanzar en la corresponsabilidad, conseguir que los permisos por nacimiento d hijo sean iguales para hombres y mujeres y luchar contra la brecha salarial, que en la Guardia Civil no la hay.

-¿Recuerda algún caso especialmente duro al que se haya enfrentado?

-En seguridad ciudadana he visto de todo. Una vez nos llamaron de un pueblo, estaba la mujer llorando y el hombre fuera que quería entrar a agredirla. También había un niño pequeño dentro de la casa. Son situaciones duras y este es uno de los casos en los que la mujer, cuando nos vio, arrancó a llorar y te lo agradece. Son situaciones duras por una parte, pero también ves que estás ayudando a las personas. Esa mujer, gracias a tus consejos, puede ser que salga de esa situación, sobre todo por ese niño.

-¿Cuál es la parte más positiva?

-Cuando un ciudadano te da las gracias. Eso es lo más bonito. Es muy gratificante que tus horas de trabajo derive en la detención de una persona que ha robado en muchas casas o en el arresto de un maltratador. Cuando te vienen a dar las gracias es muy reconfortante.

-¿Ha cambiado ya la percepción de que la Guardia Civil sólo pone multas?

-Aquí en Córdoba no nos podemos quejar. Siempre está el típico al que le han multado y sí utiliza esa frase, pero a ese hay que decirle: oiga, cuando usted tiene un accidente o se le ha averiado el coche, viene el mismo que le pone la multa y se queda con usted jugándose la vida, regulando el tráfico o le auxilia. Y eso también la gente lo aprecia. De hecho la Guardia Civil es la institución mejor valorada.

-La Guardia Civil ha sido una de las instituciones más castigadas por ETA, ¿cómo ha vivido el anuncio de su disolución?

-Soy hija de Guardia Civil y, cuando era una niña, con siete años, recuerdo tener miedo. Mi madre siempre miraba por la ventana y debajo de los coches en el cuartel de Segovia porque se dijo que la banda tenía unos planos de cuartel. Ahora sólo puedo reafirmarme en lo que ha dicho el ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, que ETA ha desaparecido gracias al trabajo y muchas vidas que se han quedado en el camino tanto de jueces, fiscales y agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. No hay que olvidar el sufrimiento que muchas familias de guardias civiles han tenido.

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