Córdoba

Una carestía que recuerda a los años de racionamiento

  • Algunas tiendas inglesas limitan el número de verduras a comprar por cliente

En las islas británicas no tienen duda de quienes tienen la culpa de los pocos víveres que llegan a sus mercados: los españoles. El encarecimiento de productos como el calabacín, la berenjena y la lechuga está pasando factura al bolsillo de los ingleses. Una situación de la que hacen responsable a España por el "desabastecimiento" que sufren. No en vano, en algunos establecimientos se han tomado medidas restrictivas, hasta el punto de limitar el número de lechugas o calabacines que un cliente puede comprar de una sola vez. Situación que recuerda a las cartillas de racionamiento en la posguerra civil española.

El rotativo The Sun, conocido por ser uno de los periódicos más sensacionalistas de la prensa británica, no dudaba en afirmar que "en España los supermercados acumulan frutas y verduras pese al desabastecimiento en Inglaterra". Aseveración que evidencia que para los ingleses, España, y en concreto las provincias del Levante, como Almería, siguen siendo la gran huerta de buena parte de Europa, de ahí que cualquier inclemencia meteorológica o incidencia en la producción altere el consumo del viejo continente.

Pero no hay que marcharse muy lejos para encontrar afirmaciones de asombro. La ministra de Agricultura de España, Isabel García Tejerina, advirtió hace una semana que encargaría a la AICA (Agencia de Información y Control Alimentarios) un informe para averiguar los motivos que habían provocado el incremento de los precios en verduras y hortalizas. Unas declaraciones que, a juicio de varias organizaciones agrarias, evidencian un "profundo desconocimiento" de la cadena de producción y distribución.

Asaja fue una de las primeras en pronunciarse. La patronal agraria recordó por enésima vez la ola de frío "extremo" que ha sufrido Europa en enero, lo que ha provocado la pérdida de la mayoría de las cosechas, especialmente las mediterráneas, donde las heladas son menos frecuentes. "La situación ha provocado un desajuste desproporcionado entre la oferta y la demanda", destacaron en Asaja, cuyos representantes hicieron hincapié en que "el productor es el eslabón más débil de la cadena de producción. En ningún caso es el que pone el precio al producto del campo, ya que es la distribución la que lo establece para el productor y el consumidor final".

Los problemas para los agricultores no se quedan ahí. La pérdida de la producción -se cifra en un 75%- a causa del frío siberiano y el posterior encarecimiento de los precios han provocado una bajada del consumo. Asaja alerta de que la semana pasada se constató "una intensa presión para reducir los precios en origen y desincentivar el consumo del calabacín y la berenjena". Por este motivo, la patronal agraria pedirá a la AICA que analice "el comportamiento de los precios a lo largo de la fase de distribución".

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