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Cuando por el arte corre sangre vegetal

  • Córdoba se vuelca con el Festival Flora en una jornada de sábado en la que los patios ganadores reciben muchísimas visitas durante todo el día

En Córdoba -y seguro que también ocurrirá en el buena parte del resto del mundo- nada mejor que recibir un premio más o menos popular para despertar las ganas de la gente en conocerte. Ocurre con los Patios y las Cruces, cuyos ganadores se conocen antes de que concluyan las respectivas citas, lo que supone que vean multiplicadas sus visitas. Y lo mismo ha ocurrido en el Festival Internacional de las Flores (Flora), ese hermano internacional que le ha nacido a la Fiesta de los Patios y que se desarrolla en la ciudad hasta el próximo domingo.

Los premios se fallaron el pasado viernes y el Palacio de Orive fue durante todo el día de ayer un goteo incesante de gente atraída por el tercer galardón concedido a En caída Libre, una obra de Wona Bae (Corea del Sur) y Charlie Lawler (Australia) -o lo que es lo mismo Loose Leaf (Hoja Suelta)-. En caída Libre es, como no podía ser de otra forma por el nombre y en el nombre de sus creadores- una cascada de hojas verdes sueltas compuesta por láminas vegetales que caen como si lo hicieran desde el mismo cielo. "¿Qué maravilla habrán querido que veamos en este lugar tan maravilloso sus creadores?", preguntó el joven Pedro López nada más entrar en el patio del Palacio de Orive. La respuesta a la pregunta de Pedro es tan abierta que mejor que la respondan los propios creadores de la obra de arte floral: "El cambio nos fortalece, es liberador y, como la naturaleza, ofrece libertad y oportunidades. En esta línea de investigación botánica Loose Leaf estudia plantas y flores cuando ya ha pasado lo que se considera su mejor momento y las celebra en todos sus estadios, no sólo cuando florecen", inciden. "A través de este proceso podemos darnos cuenta de la importancia de la naturaleza y aprender de su nobleza", declaran. "Esta instalación nos invita a sumergirnos en la vibrante belleza del cambio, insinuando la impermanencia de la vida y la búsqueda del paraíso", añaden.

La Posada del Potro vive largas colas a la espera de poder ver la obra ganadora

También son incesantes las visitas al patio de acceso a Vimcorsa, donde espera una belleza algo más que vegetal compuesta por el belga Tomas De Bruyne, que ha sido reconocida por el jurado de Flora con el segundo premio del Festival. A las puertas del edificio cuelga un cartelón con la carta de presentación que el propio artista hace de su obra a la que ha titulado Paraíso: Delirio y Deseo. La propuesta de Tomas De Bruyne es una invitación a experimentar "un paraíso inspirado en la filigrana cordobesa". "Con mi admiración y respeto hacia las tradiciones de Córdoba y a esta extraordinaria ciudad, unidos al deseo de perpetuar y mantener viva la herencia de los patios", De Bruyne logra una vez más conjugar en su obra dos conceptos que sólo un gran autor es capaz de fusionar: espectacularidad y delicadeza, como señalan desde la propia organización.

Es difícil andar por ese patio cuando se llena de gente y también es difícil no pisar el manto de césped sobre el que el artista ha levantado su obra. El joven Alberto Osuna vigila en el recinto que eso no ocurra, que nada dañe a la maravilla que ha compuesto el artista mientras como ocurre en el Palacio de Orive los teléfonos móviles capturan selfies por aquí y por allí entre detalle de las obras.

Los móviles también inmortalizan la presencia de una marea humana en la Posada del Potro. Ya se sabe, los números 1 son los que atraen la mayoría de las miradas y en este caso allí se expone la propuesta ganadora, Duende. Sus creadores son el matrimonio el matrimonio estadounidense formado por Natasha Lisitsa ( Ucrania) y Daniel Schultz (Estados Unidos), del que cuentan que sus obras son coloristas, alegres y con tendencia a lo espectacular y que ha llenado de flores más de 1.500 eventos y bodas y ha creado instalaciones florales en museos como San Francisco Museum of Modern Art o de Young Museum. Lisitsa y Schultz, hipnotizados por el icónico movimiento de una bata de cola, en claro guiño al Centro Flamenco Fosforito, han utilizado como lienzo en blanco la poderosa imagen del patio de la Posada del Potro para enfatizar aún más la belleza de sus instalaciones, según la propia organización del evento. O sea, todo un icono enmarcando otro. El duende, un estado de despertar apasionado. Arte floral y flamenco. Por ello, quien visita el lugar no puede evitar hacer lo propio con las dependencias de ese museo dedicado al cantaor de Puente Genil.

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