Ser médico es “algo que surge del interior”, según el intensivista Rafael León. Desde niño toda su familia le decía que de mayor iba a ser médico e incluso “jugaba a eso y luego, casi sin quererlo, me sentí identificado con esta profesión a la que me dedico”. Rafael eligió desarrollar su carrera en el Reina Sofía –donde lleva desde 2001– por varios motivos y el primero de ellos y “de mucho peso” es porque “a nivel nacional e incluso internacional está considerado un hospital muy importante”. “Cuando uno quiere formación y dedicarse a algo, quiere hacerlo con los mejores y en el mejor sitio, aunque luego tenga que decantarse por otros”, indica. El hecho de que el centro estuviera en su ciudad decantó finalmente la balanza hacia el Reina Sofía. La vida de este médico intensivista ha ido en paralelo a la del hospital y está unida a él por motivos más que laborales: “nací aquí, me he formado aquí, conocí a mi mujer en el hospital y mis hijos han nacido en él”. Del complejo sanitario destaca que “se tiende a fomentar que haya buen ambiente” de trabajo y explica que “desafortunadamente trabajamos con situaciones muy delicadas, y si eso no lo afrontas con un ambiente bueno, favorable y positivo, evidentemente estaríamos rodeados de influjos negativos”. Además, destaca que “el aprendizaje es continuo” tanto con los profesionales como con los pacientes. “De toda persona que pasa por el hospital aprendes algo”, concluye.