maría dolores jiménez. presidenta de Construcor

"Quiero recuperar el prestigio de los empresarios de la construcción"

  • Asegura que no hay una "apuesta por Córdoba", ni a nivel autonómico ni central, lo que está lastrando el desarrollo de una provincia que "tiene mucho potencial, pero está dormida"

María Dolores Jiménez.

María Dolores Jiménez. / Jorge Vidal

Ha sido presidenta de la extinta Institución Ferial de Córdoba (Ifeco), de la Cámara de Comercio, secretaria general del Círculo de Empresarios de Obra Pública (Ceacop) y vocal de varias asociaciones, entre ellas el Consorcio de Turismo. Precisamente fue Turismo lo que estudió, aunque desde sus inicios empresariales estuvo vinculada a la construcción, sector en el que se siente "más a gusto", a pesar de estar tan masculinizado. Construcor fue la primera asociación de la que formó parte de la junta directiva y ahora llega a la presidencia en un momento "complicado" porque se está saliendo de la crisis, pero "muy lentamente".

-Lo ha sido prácticamente todo en el mundo empresarial, ¿por qué ahora Construcor?

-La verdad es que la actividad principal de mi empresa, la madre de los negocios, es la construcción. Nosotros siempre nos hemos dedicado a la infraestructura pública y la primera asociación de la que formé parte de la junta directiva fue precisamente en Construcor, cuando tenía 18 años. Para mí siempre ha sido mi sector, en el que yo me he encontrado bien, aunque es un área bastante masculina, pero es donde yo me he sentido siempre a gusto y útil. Se me pidió si quería dar el paso y lo vi oportuno porque tenemos que estar ahí, tenemos que hacer un esfuerzo por recuperar la dignidad de la asociación y el prestigio de los empresarios, porque en Córdoba hemos tenido muy buenos empresarios y los seguimos teniendo.

-¿Está remontando el sector?

-Esa idea es muy relativa. Es cierto que parece que hay más actividad en la rama inmobiliaria, pero en infraestructura pública sigue habiendo muchísimos recortes, se apuesta muy poco por tener un presupuesto para infraestructuras razonable que pueda mantener uno de los sectores que es el gran motor de desarrollo. La verdad es que se ha pasado una crisis que ha roto todas las previsiones habidas y por haber. A eso le hemos sumado el desprestigio del sector inmobiliario, que no me parece justo. Entiendo que estaba sobredimensionado, pero creo que es un sector que tiene su porcentaje dentro de la actividad económica y que se tenía que haber respetado más porque son muchos subsectores los que viven de esa actividad y que también han sufrido muchísimo. Se han destruido muchísimas empresas que es muy difícil recuperarlas. Se está empezando a mover un poquito, se está empezando a edificar -no de la forma que se hacía antes-, pero para salir de la crisis debemos apoyarnos en la innovación para ser competitivos y, desgraciadamente, eso cuesta mucho dinero y no todas las empresas están adaptadas a esa situación y esa necesidad. Creo que se está saliendo de la crisis, pero muy lentamente.

-La Administración dice que no es el momento de grandes obras.

-No es el momento de tener un aeropuerto en cada ciudad, pero sigue habiendo infraestructuras muy necesarias que están íntimamente relacionadas con el bienestar social y que las tienes que acometer para el desarrollo del territorio. Estoy hablando desde centros de salud a institutos o carreteras. A lo mejor no es el momento, insisto, de tener una piscina climatizada en cada pueblo, pero sí tenemos que reivindicar otros equipamientos para el bienestar de la sociedad y, en el caso de Córdoba, equipamientos relacionados con el turismo.

-¿Cuáles cree que son las prioridades de Córdoba?

-Una buena comunicación y el impulso del sector logístico. Córdoba está en un sitio estratégico para tener un centro logístico que nos permita desarrollar mucho nuestra actividad económica. Es fundamental tener una ronda de circunvalación completa, que todavía no la tenemos y hay ciudades que van por la segunda o por la tercera ronda. Las comparaciones son odiosas, pero sólo hay que mirar a Málaga, Sevilla, Almería o Granada para ver los recintos e infraestructuras de los que disponen. Es que Córdoba se lleva mucho tiempo hablando de todo lo que se necesita, pero finalmente no se hace nada. Creo que no se apuesta por Córdoba como se debería, pero ni a nivel autonómico ni nacional. Córdoba tiene un potencial tremendo, pero está dormida, con muchísimos proyectos aparcados que no se llegan a poner en marcha.

-El diagnóstico siempre es el mismo, pero no salimos de ahí.

-Exactamente. Son proyectos eternos, demandas necesarias que las llevamos reivindicando demasiado tiempo. No nos hemos sabido poner de acuerdo y tener unos objetivos claros para la ciudad y la marca Córdoba; unos objetivos por los que todos deberíamos haber luchado, desde empresarios a instituciones y haber recibido el apoyo que necesita la ciudad para poder acometer todo lo que está pendiente en lugar de estar discutiendo dónde por qué o cuándo. Es una pena, pero es una realidad.

-¿Se ha pintado al empresario de la construcción como el culpable de la crisis?

-Así es. La verdad es que es uno de los sectores que más maltratado ha sido por la crisis, pero todos sabemos que no ha sido el foco que la ha provocado. De hecho, la crisis se ha agravado más por querer acabar de raíz con el sector de la construcción. Pasábamos de tener un porcentaje donde todo el desarrollo económico estaba basado en el sector vivienda -lo que me parece un disparate- a menos un 2% de la actividad. Creo que se tenía que haber mantenido a través de las infraestructuras porque además son muchos los subsectores los que dependen de la construcción. Por supuesto que la burbuja que ha habido ha afectado, ha sido uno de los motivos para la crisis, pero ni muchísimo menos los responsables de la crisis han sido los empresarios de la construcción. La verdad es que la construcción ahora está cambiando a pasos muy acelerados, sobre todo en materia de innovación, de la financiación, de la sostenibilidad y la actividad internacional. Es fundamental que las empresas nos adaptemos a esa nueva situación y podamos ser así competitivas. Hay muchas empresas constructoras muy buenas. Se ha perdido un tejido empresarial fantástico en muchas ciudades y en toda España. Y esto es por lo que yo voy a apostar en esta nueva etapa en Construcor, para recuperar la reputación y el prestigio.

-¿Cómo se aplica la innovación a la construcción?

-Es importantísimo. Desde los sistemas para estudios, la presentación de proyectos, cómo se deben aplicar los materiales, la eficiencia energética. Es tal la revolución tecnológica que hay que las empresas tenemos que adaptarnos para poder ser competitivas. Tienes que conocer todo lo que se está innovando.

-¿Sigue habiendo empresas que salen al exterior?

-La verdad es que la internacionalización ha sido una salida muy importante para las empresas, pero es muy difícil y muy complicado salir fuera. Tienes que estar muy bien organizado, conocer muy bien al país que vas, conocer su normativa. Yo quiero impulsar desde la asociación distintos consejos empresariales para internacionalización, sistemas financieros, innovación y medio ambiente y ofrecer así formación y asesoramiento a las empresas.

-Usted es pionera en la incorporación de la mujer en la representación empresarial. ¿Ha encontrado dificultades?

-Es obvio que la mujer tiene complicada su representación en la empresa, sobre todo en puestos de responsabilidad y dirección. Hay que trabajar mucho y hay que sacrificarse mucho, pero en realidad en estos momentos esto es así para todos, seas hombre o mujer. No cabe duda de que las mujeres hemos tenido que luchar mucho y, bueno, no sé si he sido pionera, simplemente siempre he estado en este sector y siempre me he sentido muy cómoda y no he encontrado yo dificultades. Creo que las mujeres podemos conseguir todo lo que nos propongamos.

-¿Qué tiene que tener un buen empresario?

-Sobre todo tiene que ser buena persona. Yo he tenido un referente que para mí ha sido mi guía: mi padre. Es un buen empresario porque es buena persona y respeta mucho a todo el mundo. También hay que ser generoso y yo en eso he tenido un buen maestro.

-¿Hay unidad en el sector empresarial?

-No voy a cuestionar si hay unidad o no. Creo que tenemos unos empresarios muy buenos en Córdoba y tenemos que aprender a hacer las cosas bien hechas y a estar aún más unidos, sumar esfuerzos y sinergias para tener un tejido empresarial unido, ya es este es uno de los factores que va a permitir que tengamos una economía potente y un sector competitivo.

-Conoce bien el mundo del turismo y tiene un hotel en Montemayor, ¿cuándo vamos a cumplir con el eterno objetivo de aunar la oferta turística de la capital y la provincia?

-Eso me pregunto yo, es nuestra eterna reivindicación. Tener un AVE es fantástico porque une la capital con las principales ciudades, pero o llenas de contenido el viaje o tienes una ciudad de paso. Tenemos que ofrecer un producto, ligado con la provincia, que haga que el turista pernocte y necesite tres días para ver no sólo Córdoba, sino también la Campiña o el Guadiato. Llevamos años reivindicando y hasta que no tengamos un buen producto turístico no tendremos ese despegue y ese turismo de calidad al que aspiramos.

-Se habla ahora mucho de gentrificación y del riesgo de acabar con la gallina de los huevos de oro que es el turismo.

-Hay que ordenar el debate y tener los objetivos muy claros para llenar Córdoba no sólo en mayo, sino en cualquier mes del año. Es cierto que tenemos un problema con los Patios, por lo que hay que buscar la fórmula para evitar las masificaciones y hacer de este atractivo un producto estable durante todo el año. Tendríamos que estar muy unidos y no cargarnos lo que vemos que ya está funcionando. Tenemos que luchar sobre todo para que las pernoctaciones suban y tener una ocupación media estable los 365 días del año, porque esto es lo que permite que los establecimientos sean competitivos y puedan tener una plantilla cualificada.

-¿Es Córdoba una ciudad atractiva para invertir?

-Córdoba es una ciudad magnífica, como pocas en el mundo, pero tiene que hacer muchos deberes para que se vuelva muy atractiva para el inversor. Hay que facilitar que el inversor quiera venir a Córdoba y para eso es necesario eliminar tanta burocracia y que las administraciones den facilidades. Los empresarios tenemos que hacer también nuestros deberes, pero tienes que tener una ayuda técnica, administrativa y política por parte de la Administración. Si no, es imposible.

-Que las administraciones y los empresarios vayan de la mano.

-Claro. Muchas veces las cosas no salen porque no tenemos apoyo. Aquí se podrían hacer muchas cosas pero muchas veces son sentimos solos. Los políticos y los técnicos y la administración pública tienen que ser una herramienta útil para nosotros. Que nos demande todo lo que quiera, pero que nos ayude. Y esta herramienta, lo que no se puede es convertir en un obstáculo, eso es lo que no se puede permitir y pasa demasiadas veces. Tiene que haber una apuesta total y absoluta para ser atractivo y que los inversores y las empresas planteen proyectos para esta ciudad. Pero claro, si te vas a encontrar con un muro cada vez que quieras hacer algo, es muy complicado. Hay otras muchas ciudades que están saliendo de la crisis más rápido que nosotros por este tipo de cuestiones. Necesitamos ser una piña, pero también necesitamos mucho apoyo y que haya un plan para Córdoba.

-La Confederación de Empresarios de Córdoba acaba de cumplir sus 40 años. ¿Cuál ha sido su papel este tiempo?

-El papel de CECO es fundamental porque es una herramienta para que los empresarios nos conozcamos, una herramienta fundamental. Es el paraguas en el que todos tenemos que estar refugiados y que es muy útil. Tiene que adaptarse a los nuevos tiempos y lo está haciendo.

-¿Cómo ve el futuro de Córdoba?

-Más que una previsión, voy a dar un deseo, que creo que es asumible porque Córdoba se lo merece y puede. Córdoba tiene un buen futuro porque tiene un buen tejido empresarial y todo lo que se necesita para que consigamos un buen desarrollo económico y evolucionemos. Pero, por supuesto, hay que apostar por Córdoba institucionalmente, políticamente y económicamente para poder seguir adelante.

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