MUJERES SINGULARES de córdoba

Poeta de producción intensa y vida breve

  • Josefa Vidal y Leiva. Aunque murió muy joven, con sólo 25 años, fue una creadora que se ganó un gran respeto y se codeó con el ambiente literario de la época próximo al modernismo

Poeta de producción intensa y vida breve

Poeta de producción intensa y vida breve

Nacida en 1883, Josefina Vidal y Leiva fue hija del ingeniero francés Julio Vidal Daussy, que llegó a España en la década de 1860 para dirigir secciones de trabajo del ferrocarril Córdoba-Málaga y Manzanares-Córdoba. Fue uno de los fundadores de la Sociedad Coto Pepita de Argallón en Córdoba -en julio de 1880- para explotar las minas de plomo y su presidente durante mucho tiempo. La sociedad estuvo activa hasta 1907-1908, participó en la Exposición Nacional de Minería en 1883 celebrada en Madrid y falleció en noviembre de 1907.

Josefa comenzó su andadura poética en 1902 gracias a colaboraciones y artículos en prensa y un año después ya se leía su firma en el almanaque literario de Diario Córdoba, en la parte denominada Ramillete literario, en el que colaboró hasta 1908. Cerró sus colaboraciones, sin saberlo, con un poema titulado La virgen de los faroles. Desde 1903 hay constancia en el Almanaque Literario del Obispado de Córdoba, este primer año publicó su poema Drama corriente. Un año después salió Vida y paz.

En 1903 obtuvo el premio de la Flor Natural de los Juegos Florales de Córdoba, y firmaba sus obras con el seudónimo de Pepita Vidal. Ese mismo año también vio la luz su primer poemario, Vibraciones, una recopilación de diversas composiciones pertenecientes al subgénero del cantar. Con prólogo de su ya marido, el también escritor cordobés Juan Leiva Seijo, siguió así una costumbre muy extendida entre las escritoras de fin de siglo, destinada a proteger la identidad de quien, de otra manera, sería con toda probabilidad puesta en cuestión por parte de la sociedad, según refiere la escritora y critica Amelia Correa. Eligió, por tanto, el seudónimo de Pánfilo de Villaboba y en el ya citado prólogo el marido se atrevió a informar sobre el género femenino del autor, aunque la autoría de Vidal era más que sabida. Este se vio obligado a proteger a su mujer para que no interpretaran que rebasa los límites de lo socialmente admitido. Aunque a partir de 1904 añadió de Leiva; el libro le reportó bastante éxito.

Tuvieron dos hijos en el corto periodo de tiempo que duró su matrimonio, y a su vez, Josefina Vidal sacó al mercado editorial tres obras literarias: dos poéticas, Vibraciones en 1903, publicada en Madrid, recopilación de prosas ligeras, Cosas que pasan (1906) con prólogo de Vital Aza, escritor, comediógrafo, periodista, poeta y humorista español; y la colección de poemas Lira andaluza (1906-1907), que se publicaron en Córdoba en 1906, en la imprenta La Verdad situada en la calle Gondomar, 7. Tiene el subtítulo de Poesías con prólogo de Eduardo Zamacois, novelista último de la Generación del 98, maestro de articulistas y considerado el inventor de la novela corta de quiosco. De este número existe una elogiosa reseña en la revista granadina La Alhambra, donde se afirma que la autora no es ni romántica, ni modernista.

El reconocimiento ya no le era ajeno y comenzó a rodearse del ambiente literario próximo al modernismo establecido en el momento, gracias a su segundo poemario, e inició una estrecha relación con Eduardo de Ory, poeta, periodista y crítico español del Modernismo y fundador de la Real Academia Hispano-Americana de Ciencias y Artes, en Cádiz. Creó la revista literaria de poética modernistas Azul en 1907, en la que participó Josefa.

De esta amistad se estaba fraguando un libro conjunto titulado Dos guitarras andaluzas, del que hay constancia en la última página de Lira andaluza, junto a otros anuncios de publicaciones pendientes como Cuentos de flora, en verso, y Los cantares de mi tierra, en prosa. Estas no vieron la luz por la pronta y repentina muerte de Josefina Vidal, pero sí algunos de los poemas que los iban a componer, ya que los publicó anteriormente en revistas.

También en 1907 tuvo contacto con la revista sevillana Arco Iris, quincenal literaria de artes, ciencias, modas y salones, en la que fue publicando varias composiciones, como la titulada Reloj de vida. Sus obras muestran la dicotomía de una mujer entre dos siglos: versos completamente románticos, sentimentales, frente a estrofas modernistas, exóticas y sensoriales, junto al colorismo andaluz, que también es una de sus características. Coetánea de los Machado, Juan Ramón y Villaespesa, su vida truncada no le permitió evolucionar y ser reconocida. Falleció con sólo 25 años, en febrero de 1908, a consecuencia de un parto. Su marido, Juan Leiva, redactor de ABC, murió tres años después, dejando huérfanos a los dos niños.

Durante el primer tercio del siglo XX, las escritoras españolas impulsaron el desarrollo del feminismo como respuesta propia a la crisis general de identidad, a la vez que participaron en los diversos movimientos literarios, artísticos y políticos sociales. La voluntad de emancipación de aquellas mujeres orientó su trayectoria vital y literaria. Estas creadoras fueron pioneras a la hora de ponerse a escribir, a publicar, a contar lo que querían y de la forma o manera que querían, intentándose quitar la sombra masculina que impedía que iluminasen con sus propias letras.

Jaime Ferris Vilas realizó una tesis doctoral sobre ella en 2015 en la Universidad Complutense de Madrid. Josefa una poeta efímera y olvidada, era descrita por su amigo Ory: "Y todo lo anima, todo lo colora y todo lo embellece. Sus palabras son como ritmos de cien notas musicales diferentes, son como un iris de cien colores".

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