Córdoba

Los Patios como revulsivo

  • La designación de la Unesco abre el debate de qué hacer para incrementar el efecto económico del potencial de la ciudad en una actividad que es clave

La Declaración de la Fiesta de los Patios de Córdoba como Patrimonio Intangible de la Humanidad ha generado por fin un movimiento común de respaldo sobre un tema concreto en Córdoba. Partidos políticos, instituciones, sectores económicos implicados y, por supuesto, propietarios y cuidadores, están de acuerdo en que de la decisión de la Unesco debe salir algo muy bueno para Córdoba. El impulso de la marca de la ciudad y su traslación al rendimiento turístico, una de las bases -fuera de toda duda- para superar la actual crisis económica, están tras esta designación. Sin embargo, la experiencia dicta que aún queda mucho camino por andar y que son múltiples los retos que la ciudad afronta para lograr que este reconocimiento le permita unas cifras que llevan años estancadas.

PROMOCIÓN

Si los Patios son Patrimonio Intangible de la Humanidad, Córdoba ya puede presumir de ser de las pocas ciudades del mundo que cuenta con una triple corona de este tipo. A los recintos recién declarados se suman el Casco Histórico (1994) y la Mezquita (1984), tres ejes vertebradores de la ciudad a partir de los cuales debería girar toda la labor de captación de visitantes. Córdoba siempre ha adolecido de una falta de marca preocupante en el exterior y se ha perdido en la venta de actividades secundarias, aunque relevantes, para sacar partido a su potencial. Unido a ello, la separación de la marca de la capital y la provincia ha provocado que en Ferias como Fitur no quedase muy claro si la intención era la de sumar esfuerzos o si los equipos de captación de ambas partes peleaban entre sí por arrimar el ascua a su sardina. Lo cierto es que Córdoba puede permitirse presumir de un patrimonio al alcance de muy pocos en el mundo y de nadie en Andalucía, lo cual debería llevar a nuevas estrategias que lo potencien. La presencia de actos paralelos como la Noche Blanca, el Festival de la Guitarra o Cosmopoética debería ser utilizada como acompañamiento secundario, nunca como elemento principal. Los turistas no vienen a Córdoba por festivales o certámenes puntuales, sino que lo hacen atraídos por la belleza monumental y patrimonial de la ciudad, por lo que todo lo demás son adornos a los que hay que sacar partido sin que secuestren la imagen real de la ciudad.

OFERTA FINAL

A pesar de ser uno de los sectores que están salvando a Córdoba de la crisis, el turismo no consigue arrancar en Córdoba con toda la fuerza que necesita. Las pernoctaciones siguen situándote muy por debajo de otras ciudades de similar dimensión, menor valor histórico artístico, pero mucha mayor oferta complementaria. Y es que pasear por Córdoba cualquier día por la tarde, por su Casco Histórico, es poco menos que desalentador. En el momento en el que cierra sus puertas la Mezquita-Catedral, la vida desaparece del conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad y las calles quedan semidesérticas. La falta de oferta de ocio nocturno es alarmante y es la causante de la falta de fijación d ellos visitantes a la ciudad. Si es cierto lo que el Ayuntamiento ha propuesto estos días y se logran abrir algunos patios durante las noches de verano la ciudad saldrá ganando de manera considerable. Sin embargo, no puede ser que el sector turístico siga dependiendo de los pasos que urden administraciones publicas o grandes instituciones privadas para mejorar sus resultados. Las apuestas por la visita nocturna al Alcazar, la Mezquita-Catedral o Palacio de Viana son tremendamente positivas, pero de nada sirven si los empresarios encargados de sacarle partido se limitan a esperar en sus negocios la entrada de los potenciales clientes. Si miramos a nuestro entorno más cercano, observamos que es el propio tejido hostelero el principal dinamizador de la oferta de ocio nocturno en ciudades como Málaga, Sevilla y Granada. Aquí no. Se echa en falta una acción decidida por parte de Hostecor como colectivo mas allá de acertadas, y osadas, apuestas empresariales del tipo del Mercado Victoria. Recorridos guiados, visitas tematizadas, ofertas culturales alternativas a los cauces oficiales o, sobre todo, la potenciación de un turismo del que Córdoba podría ser referente se atisban como alguna de las opciones a tener en cuenta de cara al futuro.

LA PARÁLISIS HOTELERA

Otro de los enormes problemas con los que se enfrenta Córdoba a la hora de sacarle partido a su potencial turístico se refiere a la planta hotelera. La Fiesta de los Patios es el principal exponente de una situación que debería solucionarse: encontrar una habitación en condiciones, en un hotel de media categoría y a un precio asequible es poco menos que misión imposible. Muchas han sido las voces y los intentos por intentar desbloquear esta situación y numerosas las quejas y enfrentamientos que se han tenido desde el ámbito de lo público con el sector. Si comparamos Córdoba con ciudades anteriormente citadas se aprecia una oferta de alojamientos muy inferior a la media, con unos precios muy elevados y muy poca capacidad de adaptación a la demanda. Así hemos llegado a ver en acontecimientos como la Copa Davis que los hoteles de la capital no lograban llenarse mientras zonas limítrofes sí lo hacían ofertando cama y AVE. Del mismo modo, alguna gran competición realizada recientemente se ha visto cuestionada por la exigencia de pagos adelantados de importes de enorme relevancia por parte de los hoteleros. No es cuestión de poner en duda las acciones llevadas a cabo por los hoteleros, que como empresa privada tienen la lógica y legítima ambición de obtener los mayores resultados posibles para sus negocios, pero sí hemos de llamar la atención sobre la posibilidad de mejorar resultados, sobre todo entre semana, con una mayor flexibilidad en la oferta y ya implicación de esta en la promoción y desarrollo de la ciudad. El debate sobre la escasa planta hotelera de la ciudad no es precisamente nuevo y el actual equipo de gobierno de José Antonio Nieto ya ha tenido más de un encontronazo con el sector por su intención de incrementar la oferta existente.

ACUERDO COMÚN

La designación de la Fiesta de los Patios como Patrimonio Intangible de la Humanidad llega en un momento estratégico de gran relevancia para Córdoba capital y provincia. La llegada del PP al poder en Capitulares y en la Diputación parece encaminar por fin la promoción de la ciudad hacia una marca única, potente, complementaria y dispuesta a explotar al máximo las enormes potencialidades que ofrece la provincia. Esa es la vía por la que hay que caminar, sin partidismos políticos tal y como han hecho ciudades de nuestro entorno de diverso color político.

Junto a ello, la confección de una oferta amplia repartida en los doce meses del año es un elemento capital a valorar. Córdoba es mucho más que su mes de mayo y la articulación de una programación que complemente a su triple corona patrimonial con la Cata del Vino en primavera, los festivales musicales en verano y Cosmopoética y Eutopia en otoño se antojan determinantes. Además, el Ayuntamiento debería concretar de una vez esas grandes apuestas culturales que ha anunciado en demasiadas ocasiones tras el fiasco de la Capitalidad.

Finalmente, la iniciativa privada debe dar un paso adelante si quiere incrementar su rendimiento económico y garantizarse su propia continuidad. No sólo con una adecuación de la oferta en términos de precio a la demanda, sino implicándose de manera decidida en la puesta en marcha de nuevas iniciativas y la consolidación de las ya existentes. En estos tiempos de penuria, la colaboración publico-privada se antoja fundamental para el futuro de capital y provincia.

En definitiva, Córdoba cuenta con sus Patios, su Mezquita y su Casco Histórico como oferta básica. A ello hay que sumar una posición y unas comunicaciones espléndidas para sacarles partido. En los últimos tiempos se han dado pasos adecuados para incrementar la oferta de ocio y las pernoctaciones en enclaves inigualables como la Mezquita-Catedral, el Alcázar o el Palacio de Viana. Es momento de cerrar el círculo mirando el interés común que revertirá en el beneficio privado de los cordobeses. Ojalá el impulso de esta última decisión de la Unesco sirva para ello.

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