Tras la denuncia que varios colectivos vecinales de la zona de San Agustín hicieron públicas hace unas semanas por los problemas de ocupación ilegal de viviendas y conductas incívicas de algunas de las personas que entran en esas viviendas, el subdelegado del Gobierno se ha reunido con los vecinos para comunicarles que la Policía ya está actuando en este barrio de la ciudad. El subdelegado del Gobierno les trasladó un mensaje de tranquilidad al asegurar que "desde nuestra competencia hace tiempo efectivos de la Policía Nacional trabajan en la zona", donde ya se han registrado hasta seis detenciones en las últimas tres semanas, algo que han podido constatar los propios vecinos. En esta misma línea, Primo Jurado comentó que "existe un compromiso firme por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, en colaboración con la Policía Local, cuya participación es necesaria en este tipo de hechos, de reforzar la vigilancia en la barriada con el objetivo de preservar la seguridad y el bienestar de estos vecinos". Además, el subdelegado insistió en la "necesidad de que los residentes denuncien ante la Policía cualquier hecho delictivo del que sean testigos". Para ello, pueden utilizar tanto la denuncia física en comisaría como la app Alertcops que el Ministerio del Interior ha puesto a disposición del ciudadano para "hacer más rápida y cómoda la gestión del ciudadano".

Como ya informó el Día, los vecinos del Casco Antiguo denuncian el temor y la "inseguridad" que viven debido a la instalación de varias familias, que han ocupado una serie de pisos y casas del barrio de San Agustín y Costanillas. Debido a esta situación, las llamadas a la Policía son continuas y también el miedo que sufren los residentes por las amenazas y las actitudes "incívicas" que "truncan la normal convivencia".

Hace unos cinco meses que dichas familias ocuparon unos pisos en la calle Velasco. Poco a poco, según el presidente de la Asociación de Vecinos San Agustín, Rafael Soto, más familias han llegado a esta zona del Casco Antiguo, extendiéndose por la plaza del Huerto Hundido y las calles Simancas y Hornillo. Desde que se instalaron estas familias "el barrio no puede dormir, esto es terrible", apuntó Soto, y el deterioro de la imagen de la zona ha sido progresiva