Más de 5.000 personas han asistido este domingo en la Catedral de Córdoba al solemne pontifical de beatificación del padre Cristóbal de Santa Catalina, que ha estado presidido por el Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato, que ha representado al Papa Francisco. Según ha informado el Obispado de Córdoba en una nota, Amato ha estado acompañado por una decena de obispos -entre ellos, el prelado cordobés, Demetrio Fernández- y más de un centenar de sacerdotes que han concelebrado la misa, que se ha iniciado a las 11:00 en el presbiterio catedralicio, presidido por la imagen de Jesús Nazareno y las reliquias del nuevo beato.

Durante el rito de la beatificación, el obispo de Córdoba, acompañado por el padre Evaristo Martínez de Alegría, Postulador de la Causa durante la fase romana, y la hermana Leonor Copado, Madre General de las Hospitalarias de Jesús Nazareno, ha pedido al Santo Padre la inscripción en el número de los beatos al Padre Cristóbal de Santa Catalina. 

Por su parte, el cardenal Amato ha leído la carta apostólica en la que el Papa declara al padre Cristóbal como beato, momento que los fieles congregados han celebrado con un fuerte aplauso que ha precedido la bendición de las reliquias de este sacerdote, que, aunque nació en Mérida en 1638, vivió más de 20 años en Córdoba, hasta su muerte, en 1690. En su homilía, el cardenal Amato ha destacado la "santidad" del padre Cristóbal, del que ha repasado sus datos biográficos más destacados y al que ha definido como un hombre "de grande fe" y de profunda caridad, que dedicó su vida a "aliviar la pobreza e implorar a la divina Providencia". Tras destacar su "profundo espíritu de fe", el Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos ha pedido su intercesión en las Hermanas Franciscanas Hospitalarias de Jesús Nazareno, presentes en Córdoba y en muchas ciudades, para que "las guíe, las fortifique y haga florecer la Congregación con santas y numerosas vocaciones". 

Por su parte, el obispo de Córdoba ha agradecido al Papa Francisco el haber proclamado beato al Padre Cristóbal, así como al pueblo de Córdoba por "el apoyo recibido y el cariño que profesan a este hombre de santidad". Una vez concluida la celebración ha comenzado la procesión de Jesús Nazareno, que ha estado precedida por las reliquias del Padre Cristóbal hacia su sede.