El periodista salvadoreño Carlos Dada, fundador de El Faro (www.elfaro.net), un medio de referencia del periodismo de defensa de los derechos humanos en Iberoamérica y X Premio Julio Anguita Parrado, expresó ayer que el periodismo no se hace "para nuestros lectores, sino para nuestros principios". Un ejército de 120.000 jóvenes pandilleros y una espiral imparable de violencia constituyen el escenario imposible en el que Carlos Dada se ve obligado cada día a ejercer periodismo. Estas son las razones "inobjetables" que le han hecho acreedor este año del X Premio Internacional de Periodismo Julio Anguita Parrado.

El trabajo de una treintena de periodistas se desenvuelve desde su fundación en 1998 en condiciones de alto riesgo, diana de amenazas persistentes contra su integridad física y profesional, no solo desde las maras o pandillas callejeras sino también desde las fuerzas de orden público, incómodas por sus denuncias de los abusos policiales. Baste decir que el año pasado tres de sus redactores tuvieron que abandonar el país para proteger sus vidas. El periodista Carlos Dada retrató el escenario dramático que vive El Salvador tras los acuerdos de paz de 1992, ante un centenar de alumnos de la Facultad de Derecho y la mirada atenta de su profesor, Manuel Torres. Esa fecha marca el fin de un infierno, la guerra civil, y el nacimiento de otro muy distinto pero igualmente sangriento.

A lo largo de estos 25 años, las maras no han hecho sino consolidar "su enorme poder" dentro del pequeño país de seis millones de habitantes. Tanto que actualmente El Salvador padece el mayor índice de violencia del mundo con 91 homicidios cada 100.000 habitantes.

"Muchos padres prefieren no identificar a sus hijos para evitar tener problemas con las maras" y "otros justifican su muerte", señaló Dada, quien afirmó que "la dignidad es un derecho por encima del derecho a la vida, te sobrevive". Además, "tienes derecho a que se conozca quiénes fueron tus victimarios", ha agregado.

En los últimos tiempos, las amenazas a su trabajo provienen con más intensidad de la propia policía. El Faro también denuncia las ejecuciones extra judiciales perpetradas por los miembros de las fuerzas de seguridad cuando interceptan a delincuentes pandilleros.

Muchos lectores les reprochan que el diario digital de vuelo mediático a este tipo de crímenes de Estado cuando, al fin y al cabo, su trabajo es combatir a las maras. Carlos Dada, sin embargo, lo tiene claro: "no hacemos periodismo para nuestros lectores y sus prejuicios, sino para nuestros principios y nuestro compromiso con el periodismo".