Córdoba

Blanco cierra en Cultura un primer año de tanteo y de dudas sobre la Capitalidad

  • El portavoz de los socialistas ha mantenido los grandes ciclos culturales de años anteriores · Su llegada no ha servido por ahora para acelerar el proyecto de 2016

Ni revolución, ni parálisis, sino continuidad sin grandes innovaciones. Así se puede calificar la gestión del teniente de alcalde Rafael Blanco (PSOE) al frente del área de Cultura cuando se acerca el primer aniversario de su llegada al despacho del Palacio de Orive, sede de la Concejalía. Y es que quizá la mayor sorpresa en todo este tiempo haya sido la propia llegada de Blanco a este área, ya que era un hombre de formación científica y con experiencia en la gestión deportiva, pero sin antecedentes de importancia en estas lides culturales.

De hecho, cuando comenzó a negociarse el pacto de gobierno entre IU y PSOE muchos pensaron que el líder de las lista socialista se quedaría con la cartera de Urbanismo, algo que finalmente desechó. ¿Las razones? Pues posiblemente el recuerdo de los lamentables resultados que logró su antecesor José Mellado al elegir ese mismo camino en el mandato 1999-2003 y el atractivo de hacerse con los mandos de Cultura en un momento en el que este área amable, soslayada en épocas no muy lejanas, está en boca de casi todos y es muy valorada gracias al anhelo de Córdoba por ser Capital Europea de la Cultura en 2016.

En líneas generales, la gestión cultural de Rafael Blanco se puede analizar en dos ámbitos distintos: el que se refiere específicamente a Córdoba 2016 y el que se refiere a la propia Concejalía de Cultura. Y es que Izquierda Unida aceptó en su día perder el control del Palacio de Orive, pero con la condición de que lel proyecto de la Capitalidad, que sigue estando coordinado por el ex alcalde Manuel Pérez, siguiese bajo su ámbito de actuación. Este hecho ha provocado por tanto una cierta sensación de bicefalia y una difícil o al menos tediosa relación entre los socios de gobierno en todo lo que se refiere al desarrollo de la candidatura.

Tanto es así que a día de hoy se puede afirmar que la llegada de Blanco al equipo de gobierno no ha supuesto un empuje para que se hayan agilizado los trámites, sino que ha dado lugar a una ralentización que tiene mucho que ver con la necesidad de IU y PSOE de tener que negociar al pormenor cada decisión que se toma. Muestra de estos problemas es la demora que acumula la puesta en marcha real de la Fundación de la Capitalidad, que a día de hoy carece aún de gerente aunque ya se ha presentado una terna de candidatas. Este organismo se fundó sin embargo hace dos años, lo que demuestra, en definitiva, que la llegada del PSOE al cogobierno no ha redundado en una aceleración de un proyecto que en su día ilusionó pero que ahora mismo está rodeado de dudas y pesimismo.

En cuanto a la segunda línea de análisis, la que se refiere de forma específica a los proyectos y políticas del área de Cultura, se puede decir que este primer año ha sido de tanteo, aunque con algunas variaciones evidentes si se compara con la labor del anterior concejal, Luis Rodríguez. Cabe señalar por ejemplo que Rafael Blanco ha impulsado una mayor difusión de las actividades culturales que se organizan, lo que se le ha criticado al edil por entenderse que es un interés desmedido por dejarse ver en los medios de comunicación pero que también significa que los usuarios de los grandes centros culturales han podido conocer con mayor antelación lo que se programa.

Más allá de esta capacidad mediática, por llamarla de algún modo, la labor de Blanco en Cultura no ha sido revolucionaria ni de tierra quemada, sino que ha consistido en mantener y reforzar en lo posible los grandes eventos culturales que el Consistorio desarrolla desde hace varios años como el Festival de la Guitarra, la programación del Gran Teatro, la Orquesta de Córdoba o Cosmopoética, por poner algunos ejemplos. A ellos, además, se han unido otros proyectos importantes como la Noche Blanca del Flamenco y otros ciclos menores, pero sin que se pueda hablar en absoluto de un cambio profundo en la filosofía que rige la gestión de la Concejalía.

Por último, y en lo que se refiere a las infraestructuras, el edil ha realizado visitas constantes a algunos proyectos emblemáticos que acumulan demoras llamativas como la reforma del Taurino o de la Casa del Flamenco y, en la medida de lo posible, ha tratado de impulsarlas, aunque por ahora avanzan con lentitud. Para los próximos meses, sin embargo, se esperan algunas novedades ya que el edil ha contactado con profesionales externos al Ayuntamiento, como la Fundación Arquitectura Contemporánea, para intentar desarrollar nuevas líneas de trabajo que marquen distancia y relancen la vida cultural de la ciudad. Habrá que esperar por tanto para ver los caminos que emprende Rafael Blanco después de un año de tanteo en el que ha podido conocer por dentro un área que está llamada a tener un protagonismo creciente si Córdoba quiere ser de veras Capital Europea de la Cultura en 2016.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios