Córdoba

Ambrosio insiste en que el cogobierno "es una piña"

  • Capitulares afronta el próximo curso político con la baja del edil de Servicios Sociales, Rafael del Castillo

Rafael del Castillo conversa con varias personas en Capitulares.

Rafael del Castillo conversa con varias personas en Capitulares. / barrionuevo

El equipo de gobierno afronta el próximo curso político con una baja, la del edil de Servicios Sociales Rafael del Castillo (IU), quien amagó a sus compañeros en más de una ocasión con su dimisión y que al final la hizo realidad. Del Castillo ha justificado su marcha en, según sus palabras, el poco apoyo que ha tenido a la hora de aplicar sus políticas sociales por parte de la parte socialista del equipo de gobierno en general y de la alcaldesa, en particular. Esa marcha, según unos y otros -PSOE e IU- no significa que haya crisis en el cogobierno, al menos eso es lo que dicen de puertas para afuera.

Ayer, la alcaldesa insistió al respecto en que el equipo de gobierno es "una piña", a la vez que quiso dejar claro que problemas hay hasta en las mejores familias. Isabel Ambrosio dijo que "secuencias en las que puede haber discrepancias de opiniones las hay hasta en los equipos de gobierno del mismo partido; cómo no las va a haber en un equipo de gobierno constituido por dos formaciones políticas", aunque cree que "eso enriquece el trabajo en el día a día". Para apostillar que "las dos fuerzas políticas que firmaron el acuerdo de gobierno son lo suficientemente responsables y sabían las tareas que había por delante en estos cuatro años como para saber que, a pesar de las muchas dificultades y muchas incidencias que pueden existir, el compromiso es que la tarea hay que acabarla". "Se ha demostrado durante estos dos años, a pesar de que a algunos no les guste, es que este equipo de gobierno está hecho una piña y es capaz de sacar adelante todos los compromisos asumidos con la ciudadanía", puntualizó.

No obstante, parece que al final la marcha de Del Castillo se puede convertir en un bálsamo, sobre todo, para su fuerza política, en la que no ha sido encajada del todo su marcha. Del Castillo se marcha con la frustración propia de quien se ve imposibilitado para hacer realidad las muchas expectativas que, cual Quijote de la política, ha ido levantado en mucha gente que lo está pasando económicamente muy mal. Es el caso de aquellas vecinos que siguen esperando a que el Ayuntamiento resuelva sus problemas de habitabilidad cuando no tiene viviendas para ello. Pero las expectativas levantadas no acaban ahí. También han hecho mella, por ejemplo, en las trabajadoras de la ayuda a domicilio, que sueñan con acabar siendo funcionarias, sueño que se antoja difícil, ya que el Ayuntamiento a duras penas podrá asumir la carga que supondrían los salarios de en torno a 700 funcionarios más.

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