Antonio Briegas recibió un disparo de escopeta en diciembre de 2015. El mismo lo propinó un hombre al que horas antes su exmujer había denunciado tras haber sufrido episodios de violencia de género. Briegas, agente de la Guardia Civil, y un compañero acudieron hasta el domicilio del agresor, en Montalbán, para interrogarle. En ese momento, el sospechoso disparó con una escopeta de caza alcanzando a ambos guardias civiles. El que peor parado salió fue Briegas que a día hoy, todavía en estado de recuperación, convive con 200 perdigones dentro del abdomen. Ayer, en la celebración del día de la patrona del Instituto Armado, la Virgen del Pilar, Briegas y su compañero fueron distinguidos con la Medalla al Mérito de la Guardia Civil con distintivo rojo.

El agente reconoció la "satisfacción personal" que supone recibir una distinción de este tipo, pero dejó claro que es "consciente" de que la Guardia Civil "está para eso". Tras recibir la medalla, Briegas afirmó que "en nuestro ADN está la vocación de servicio" y la necesidad de defender a una persona, en este caso a una víctima de violencia de género.

"La Guardia Civil siempre va a estar para ayudar", insistió el agente que recordó que cuando la mujer fue a poner la denuncia la pusieron a salvo para más tarde ir a interrogar al agresor. "Son cosas que pueden pasar y me pasó a mí, pero cualquiera de mis compañeros hubiese tenido la misma acción", apuntó. Briegas, cordobés, recordó la escena y rememoró como el hombre le disparó a menos de un metro y medio de distancia y con una vidriera de cristal de un zaguán como única protección entre los dos. El agente explicó que de momento tiene una calidad de vida "bastante aceptable" pero que actualmente continúa de baja en el servicio. Pero la labor de Briegas no ha acabado ya que anunció que espera volver pronto al trabajo.