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¿De dónde llegáis a mí? Del país de Pitufín

  • Los Pitufos debutaron en España en 1969 en la revista 'Strong' y alcanzaron la popularidad en 1977. Sus cómics se tildaron como producto infantil obviando el mensaje adulto de algunos.

La célebre aldea pitufa.

La célebre aldea pitufa.

En 1977 debutó en TVE un rabino barbudo con unas marionetas cantando: ¿De dónde llegáis a mí? Del País de Pitufín. ¿Por qué sois de tono azul? Porque no hay viento del sur…

El holandés Pierre Kartner ni era rabino ni barbudo, sino que iba disfrazado y se hacía llamar Padre Abraham. Interpretaba canciones de Los Pitufos en español, alemán, francés y japonés. El Padre Abraham formó parte del marketing del largo de dibujos animados La flauta de los pitufos.

Les Schtroumpfs debutaron en España en 1969 en la revista Strong, donde se les bautizó como Los Pitufos, pero alcanzaron la popularidad en 1977, con el Padre Abraham y la película. A causa del Padre Abraham y del largo de animación, se tildó a Los Pitufos de producto infantil, obviando el mensaje adulto que se lanza en algunos cómics como El Rey Pitufo.

La revista Strong no tuvo problemas con la censura hasta que publicó esta historieta (Le Schtroumpfissime en el original belga) traducida como El Pitufísimo, que sonaba a Generalísimo. Los censores exigieron cambiar la portada, pero el nombre de Pitufísimo se conservó en sus páginas para el protagonista.

Debido a lo anterior, Editorial Bruguera durante la Transición lo bautizó Su Pitufísima, para todo el álbum. En 1979, Bruguera retituló por fin como El Pitufísimo. Planeta DeAgostini (2006) y Norma Editorial (2013) lo titularon El Rey Pitufo por influencia del doblaje al castellano neutro de la teleserie de animación de Hanna-Barbera (1981-1989).

Papá Pitufo es el líder pitufo. Era más acertada la traducción de Bruguera de Gran Pitufo, lo de Papá viene de la teleserie de animación. No es el padre de los pitufos, pero sí el más sabio y el más viejo. Se rigen por principios judeocristianos, pero a las órdenes de Papá Pitufo: es un dictador, benévolo, pero dictador.

Papá Pitufo deja la aldea para buscar ingredientes de sus fórmulas mágicas. Los pitufos deciden elegir sustituto. El Pitufo Filósofo -realmente Pitufo Gafitas, ay, la tele-, apela al derecho de sucesión. Otro, a la edad. Ambos se descartan. La primera reacción es liarse a palos, hasta que se propone el sufragio universal y un pitufo hace promesas de campaña que no va a cumplir.

El discurso final del futuro vencedor es una cháchara en la que, jugando con el idioma pitufo, no dice nada, pero obtiene la aclamación de las masas. El Pitufo Filósofo también se presenta a las elecciones pero nadie le vota. Intenta hacer trampa votando varias veces, pero lo pillan. Al ganador se le sube la victoria a la cabeza y se autoproclama Rey Pitufo. Inevitable comparación con Alemania: Hitler tomó el poder legalmente antes de imponer la dictadura.

Ante el descontento, surge el Pitufo Fortachón: el héroe del pueblo, representante de todos los pitufos para enfrentarse a la autoridad y restablecer la justicia. El Rey Pitufo le ofrece el puesto de Gran Capitán, lo que acepta de inmediato, y olvida sus reivindicaciones. El Pitufo Filósofo vuelve a su rol de pelota y ronda alrededor del rey como antes hacía con Papá Pitufo.

El detonante de la revolución es el encarcelamiento del Pitufo Bromista por gastar una de sus típicas bromas con regalo explosivo al rey. Ante esto, los pitufos se dirigen a palacio con propósitos antipitufísimos. Otro problema de traducción, porque esto no se entiende si en el cómic no sale ningún pitufísimo.

Un grupo de pitufos conspiradores se reúne, y entre ellos está el Pitufo Filósofo, que se arrima al sol que más calienta. Los conspiradores liberan al Pitufo Bromista y huyen al bosque, aunque el Pitufo Filósofo es capturado.

Los pitufos comienzan unirse a los rebeldes, y el Rey Pitufo construye una muralla. La excusa, proteger a la población; la causa, impedir las deserciones. Este álbum se publicó originalmente en 1965: tres años antes se construyó el Muro de Berlín.

Regresa Papá Pitufo y con una bronca, todos se arrepienten. El Pitufo Filósofo, como la cárcel ha sido destruida, consigue escapar, cantando la Pitufesa, es decir, la Marsellesa: el símbolo de la libertad y de la lucha contra el fascismo, cantado por quien ha estado cambiando de bando durante toda la historia.

El atuendo del Rey Pitufo, que se había puesto capa roja, gorro y leotardos dorados, y corona, termina vistiendo a un espantapájaros.

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