EL término "adaptación" suele usarse para obras literarias, piezas musicales, películas… Según el diccionario, define un "conjunto de cambios que se realizan para destinar algo a un público diferente para el que fue creado". Cafetería Milan no es una obra literaria, ni un musical, pero sí es un referente en la historia de la hostelería de Córdoba que puede presumir de adaptarse a los tiempos que corren. ¿Quién no se ha sentado en esa terraza que colinda con la fuente de los cubos, conocida como la del Bulevar? Su clientela reúne la vida de la ciudad: abuelos que descansan entre cochecitos de bebés, niños que piden chocolate, turistas y empleados de la zona… La Cafetería Milan es una "obra" que se adapta a diario según la temporada y la climatología de este enclave cordobés.

Emilio Muñoz y Vicente García son propietarios y trabajadores de este negocio, que reúne unas características inigualables y del que saben sacar lo mejor. Ubicación en pleno centro, terraza interior en el pasaje, terraza exterior… aspectos tan irresistibles para la hostelería que hace siete años ambos decidieron invertir sin dudar en la compra del local y traspaso del mismo. Estos profesionales del sector sabían a lo que se enfrentaban. La zona era inmejorable y, aunque contaban con que estaba saturada de competencia, los cambios eran necesarios y su presencia diaria vital para efectuarlos. Emilio, sin abandonar ni por un momento la PDA, contesta a las preguntas que muchos se hacen cuando pasan a toda prisa por la puerta de su negocio.

-Milan es de los pocos locales de hostelería de la zona que no ha sucumbido a cambiar la imagen. Su barra y mobiliario siguen siendo los de un bar de toda la vida, nada de reformas de interiores ni en la estética de la marca, nada de uniformes de diseño. Y, sin embargo, vuestro crecimiento a lo largo de estos siete años es imparable. ¿Cuál es su secreto para enfrentase al cambio que se ha producido en la hostelería?

-Personalmente creo que la hostelería está en continua evolución, no es que se haya producido un cambio puntual. Este sector siempre ha sido y será puro movimiento, ya que la demanda de la sociedad fluctúa según modas gastronómicas o factores económicos y hay que amoldarse a lo que llame a la puerta. Nuestro secreto no es otro que ese principio: adaptación diaria a la demanda de la ciudad, acompañado siempre de un rápido y buen servicio.

-¿Cómo ponen en práctica esa adaptación?

-La única manera es escuchar, leer entre palabras lo que realmente pide el cliente. Por ejemplo, en Cafetería Milan la segunda vez que piden un mismo producto fuera de carta se incorpora inmediatamente a la misma. El local tiene una filosofía: un bar donde te encuentres como en casa es un negocio para toda la vida. Ese ambiente acogedor se consigue con la atención de empleados fijos, que día a día van memorizando gustos, tiempos, nombres… Nuestra cocina casera, con platos variados tanto en productos como en cantidades, (menú, medio menú, raciones, medias, tapas…), nuestras opciones tan alternativas como tortillas por encargo para llevar o comidas de empresa. Y sobre todo nuestra dedicación diaria. Todo ello hace que en este negocio la decoración no sea ingrediente principal ni necesario. Preferimos que el factor humano prime sobre lo estático.

-¿Qué aporta Cafetería Milan a #cometecordoba?

-Es un sitio en pleno centro de la ciudad con opciones de terraza acompañada del murmullo del agua de la fuente, del sonido de las bolsas de una mañana de compras, del llanto o risa de niños, de conversaciones de trabajo entre compañeros, de reencuentros, de despedidas, de celebraciones… De todo lo que se te ocurra, ya que nos adaptamos a diario.