Paco León. Director y actor

"Prefiero el vértigo, las ganas de aprender y la irresponsabilidad"

  • El cineasta recibe el Premio Eloy de la Iglesia del Festival de Málaga por su contribución a la reciente renovación del cine español Actualmente escribe el guión de su nuevo proyecto.

El díptico dedicado a Carmina, cuyos títulos tuvieron su presentación en el Festival de Málaga, ha convertido a Paco León (Sevilla, 1974) en uno de los renovadores más singulares del cine español reciente, tanto por su estilo directo marcado por la necesidad hecha virtud como por la apertura de nuevos sistemas de exhibición y distribución. Tales méritos justifican de sobra la concesión al actor y director del Premio Eloy de la Iglesia, que el artista recibió ayer en el Teatro Cervantes en el marco del certamen malagueño.

-El año pasado conversábamos en esta misma mesa sobre Carmina y amén. No tendrá aliados mucho más fieles que el Festival de Málaga.

-Así es, el festival es un aliado desde el principio, cuando no era tan fácil confiar en mí como director. Nuestra historia está resultando un idilio, un amor correspondido.

-En lo de hacer de la necesidad una virtud, ¿serían muy distintas sus películas si tuviera más medios?

-Creo que si dispusiera de más medios haría un cine parecido al que ya hago. No me quejo de nada. Tengo más motivos para sentirme agradecido. Pero las necesidades cambian y yo quiero probar otros muchos tipos de cine. Ahora sí, las películas que he hecho han sido baratas porque no se necesitaba más dinero para hacerlas.

-¿Teme que Carmina llegue a marcarle de manera demasiado inevitable para el futuro, a la hora de crear expectativas?

-Sí, pero eso pasa siempre. Yo intento no responsabilizarme del último éxito ni de las expectativas que se tengan sobre uno, porque eso es, además de agotador, algo casi paralizador. Me tranquiliza pensar que esto son actividades extraescolares, que lo mío es la interpretación, pero aún así merece la pena intentar hacer cosas distintas y cagarla si hace falta, aunque sea siempre mejor que a la gente le guste. Aunque nunca voy a pensar en nadie al hacer mis películas.

-¿Ni siquiera el público?

-Tengo la suerte de que lo que me gusta a mí parece gustarle a la gente. No tengo gustos muy extraños.

-Pero, al final, ¿en qué piensa usted cuando se hace referencia a un concepto tan abstracto y complejo como el del público?

-Claro, es que hay muchos tipos de públicos, y en realidad nunca sabes cómo van a reaccionar. Pero los cineastas que llegan a tener éxito no pueden dejar de pensar en el público como algo concreto, en lo que van a decir, en qué les va a parecer lo que haces. Es un poco como con los críticos. A mí también me pasa, no creas, pero intento huir de todo eso porque no es más que ruido, y aporta poco. Prefiero trabajar desde el vértigo, desde las ganas de aprender y desde la irresponsabilidad. Hay que ser un poquito irresponsable para hacer películas.

-¿Qué hay de su nuevo proyecto como director?

-Me han propuesto adaptar una comedia australina, una película pequeñita que no llegó a estrenarse aquí, sobre filias sexuales. Son cinco historias de amor, en plan multitrama. Ahora estoy con la adaptación y en principio rodaremos al final del verano. Esto va muy rápido, no me entretengo mucho.

-¿Mantendrá el filme las señas de Carmina, o pasará página?

-Para mí cada nuevo proyecto es una oportunidad de investigar. Lo que haya hecho antes no me interesa. Pero también me parece importante afianzar cosas que ya pueda haber conseguido, como el trabajo con los actores, los límites entre la improvisación y el texto, la búsqueda de la verdad y, sobre todo, las texturas de la comedia como género. Para mí la comedia no es un sólo formato, es algo mucho más flexible que puedes modelar y manosear a tu gusto. La comedia no es hacer chistes. Creo que esta nueva comedia la estoy apacoleoneando a conciencia.

-¿Considera que, después de un año especialmente bueno para el cine español, hay garantías para una continuidad?

-Creo que se ha roto una dinámica, y por eso debemos estar contentos. Pero ya se sabe que después de un año bueno lo más probable es que el siguiente no vaya a ser tan bueno. Pero que se haya influido en los hábitos de consumo y que ir a ver cine español ya no parezca una locura ni una pérdida de tiempo sí que puede asentar un cambio de tendencia. Lo curioso es que este año regresan muchos directores veteranos con propuestas interesantes. Habrá que ver lo que dan de sí.

-Presenta en el Festival de Málaga su nuevo trabajo como actor, Embarazados. Más calor para el idilio.

-Sí, es una comedia romántica con Alexandra Jiménez donde hago de persona normal por primera vez en mi vida.

-Pero, ¿se puede hacer de persona normal?

-Sí, creo que me ha salido el personaje como una persona muy normal. Dentro, claro, de lo que soy yo. Imagino que soy de esos actores que tienen una forma de interpretar diferente.

-¿Le cuesta callar al Paco León director cuando ejerce de actor?

-Sí, a veces me cuesta callarme porque es difícil no tener un criterio sobre lo que estás viendo, aunque el trabajo del director te tendría que dar igual. Pero ser director te ayuda a ponerte del lado de quien está al frente, a comprenderle. Lo mismo me pasa con los productores. De hecho, meterme a productor ha sido un cambio más heavy que el de ponerme a dirigir. Producir sí que te exige hacerte cargo, tener una visión más completa de todo el procedimiento.

-Y, como productor, ¿diría que estamos llegando tarde a un cambio de modelo de financiación del cine español?

-Sí, pero para eso tendría que haber un interés claro del Gobierno, y todavía no lo hay. No sé qué pasará después de las elecciones. Tenemos tan pocos apoyos que lo poco que venga será bueno. Nos hemos acostumbrado a trabajar en las peores condiciones. Las líneas de cambio están bien claras, hay que trabajar en incentivos fiscales y en la bajada del IVA, por una mera cuestión de lógica.

-¿Qué cineasta querría ser Paco León dentro de 20 años?

-Quiero ser el mejor Paco León que pueda, sin parecerme a ningún otro. Quiero hacer muchas cosas, me aburro de mí mismo. Para mí, lo más importante de aceptar un trabajo, ya sea como director o como actor, en cine, televisión o teatro, es que no lo haya hecho antes.

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