Crítica 'Un buen partido'

Padre, esposo, entrenador y amante

Un buen partido. Comedia romántica, EEUU, 2012, 107 min. Dirección: Gabriele Muccino. Guion: Robbie Fox. Fotografía: Peter Menzies Jr. Música: Andrea Guerra. Intérpretes: Gerard Butler, Jessica Biel, Catherine Zeta-Jones, Uma Thurman, Dennis Quaid, Judy Greer.

Gabriele Muccino es otro de esos casos típicos de director europeo cuyos primeros filmes locales (El último beso, Ricordati di me) ya apuntaban un deseo irrefrenable de trabajar en Hollywood sin mayor vocación de resistencia a sus modelos más comerciales y descafeinados, o lo que es lo mismo, sin mayores ambiciones de autoría más allá de los ceros del puntual cheque de los estudios. Más aún, se diría que, tras títulos como En busca de la felicidad o Siete almas, ambas protagonizadas por Will Smith, Muccino parece más convencido incluso que los propios norteamericanos de su ideal ficcional de sueños de éxito, familia y bienestar, tal es el despropósito esterilizado de esta nueva historia de conciliación que parece destinada a nutrir las siestas de sobremesa o los viajes en AVE de los espectadores más perezosos.

Un Gerard Butler en modo Bertín Osborne es aquí un ex-futbolista de éxito en horas bajas cuyos problemas (sic) pasan por recuperar la autoestima y el cariño de su hijo y su ex-mujer con un impulso profesional como presentador deportivo. Dibujado como hombre irresistible para las esposas y separadas en celo del vecindario pijo (Catherine Z. Jones, Uma Thurman y Judy Greer), el trayecto del personaje no es otro que el de la toma de conciencia y la expiación por la vía rápida, argumento de escaso peso y menor credibilidad que arrastra todo hacia el abismo del almíbar y la lección moral entre estampas simpáticas de la high society y una más que dudosa vis cómica para agrado de ese sector del público cuyo horizonte de la jubilación pasa por un resort de vacaciones en Florida.

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