Toros

Movida en el ruedo

ES bastante triste que en España tengamos que soportar el esperpéntico acto político que han protagonizado los chicos radicales de Esquerra, como triste es también la pasividad de los grupos que han secundado la propuesta sobre la abolición de la tauromaquia en Cataluña. Siempre he tenido a Cataluña y a sus ciudadanos como una sociedad vanguardista, trabajadora, con personalidad admirable y muy particular, con capacidad más que poderosa para disfrutar de todo lo bueno que podemos ofrecernos en esta maravillosa Piel de Toro. Y repito, es bastante triste contemplar cómo los ciudadanos catalanes se permiten doblegar ante unos intolerantes, ignorantes y radicales excluyentes que persiguen únicamente el ansia de arrodillar a todos aquellos que piensan u opinan distinto a ellos. A mí, en el colegio, me enseñaron que eso se llama fascismo.

Es muy triste de nuevo, observar cómo tras estos individuos van como obedientes corderitos políticos que juraron o prometieron defender el interés general por encima de todo (salvo de lo suyo, debieron añadir), la unión del Estado y la Constitución. Todo por conservar sus aspiraciones a seguir haciendo lo único que parecen saber hacer, asentir o negar según le indiquen. Gran necedad, nula aptitud.

Es lamentable que desde el Gobierno central no se haga una defensa a ultranza de la tauromaquia como expresión artística, como defensa medio ambiental de un entorno (la Dehesa), de una especie o raza bovina única en el mundo, de una forma de vida ligada a nuestra historia, de una actividad económica de la cual viven cientos de miles de familias, de un referente turístico, etc. Pero si nuestro Gobierno ha llegado a llamar "hombre de paz" a un terrorista, ¿qué le puede impedir defender al mundo del toro? No quiero imaginarme el grado de sumisión, pero me temo que debe ser alto.

Es sorprendente el movimiento que hay dentro del mundo profesional taurino, se debe estar preparando una respuesta de tal calibre que nos vamos a quedar, eso, sorprendidos. ¿Dónde están todos aquellos que viven de esto? ¿Acaso estamos tan cómodos o somos tan ignorantes que no nos creemos nada? ¡Señores y compañeros, despertad y espabilaos, hay que movilizarse! No se trata de salir a la calle, ni de preparar asaltos a nada ni a nadie, hay que actuar desde la razón que nos asiste, con todos los apoyos posibles y recurriendo a todos los medios a nuestro alcance, efectiva y eficientemente.

La sociedad española ha demostrado sobradamente que sabe vivir en paz, que sabe perfectamente enterrar las diferencias y ensalzar nuestras uniones, y esto es precisamente lo que tenemos que hacer. Tenemos que empezar los aficionados, los profesionales, los intelectuales, los empresarios afines, los trabajadores directos e indirectos, el público que llena las plazas, en definitiva, la sociedad. Debemos huir del intento de bloqueos comerciales o de posibles boicot a Cataluña por todo esto. Cataluña es mucho más que esa panda de extremistas e intolerantes, tiene que estar muy por encima de ese corpúsculo faccioso.

Si algo nos jugamos en esta pantomima política es nuestra alienación como personas. Ahora nos podrían prohibir los toros en Cataluña. Después, puede ser nuestra libertad.

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