Ahora no son granjeros. Son unos pijos que se enfrentan por primera vez a la vida real, al mundo pedestre, donde hay que buscarse la vida, hacer faenas que no sospechaban que había que hacer y resolver problemas. El encierro se produjo en la localidad abulense de Hoyo del Espino y allí se desarrolla este coaching show, este programa con historias personales que sirven para reflexionar y aprender. Hijos de papá descubre cómo son ellos y cómo se puede orientar una vida vacía.

-La sinopsis de su programa sonaba a risa, pero en realidad es una cosa muy seria...

-Sí, estamos ante unos jóvenes que no conocen cómo es de verdad el mundo. Estos chicos son de un mundo de algodón, superprotegidos u olvidados, que deben enfrentarse a cosas cotidianas. No son personas violentas o problemáticas, como atienden otros programas (Supernanny, Hermano mayor). Por ejemplo, son seres que no saben compartir, que no entienden de necesitar. Y más bien necesitan atención, cariño. Una de las chicas, horrorizada de hacer cosas mundanas, dijo: "Si la clase media es así, mejor que se suicide".

-Los Hijos de papá están orientados por un psicólogo profesional y por un coach, pero en esa convivencia usted debe de haber actuado de pañuelo de lágrimas.

-Ha sido una convivencia intensa, emocionante. Al cabo de tantos días casi actúas como una psicóloga. Cuando estás en un contexto como el de este programa reflexionas con los chicos y también autorreflexionas de tu propia vida. Me ha servido personalmente esta convivencia.

-Diría que estos niños son unos frikies y ese es el interés del programa.

-Muchos podrían decir que son unos frikies, pero son sólo unos jóvenes que necesitan ayuda.

-Estamos ante un coach, no un reality. El premio es mejorar. A estos participantes hubiera sido difícil compensarles con dinero.

-Es así, el premio ha sido culminar esta convivencia. Todos no lo pudieron resistir (hoy Paula será expulsada) y la recompensa es el propio camino de aprender. Todos aprendemos en Hijos de papá.

-Durante estos años, desde que llegó de la radio, se ha especializado como rostro de concursos en Cuatro. ¿Por qué no terminó de cuajar Dame una pista?

-Lo que entiendes es que todos los formatos no pueden triunfar. Unos entran y otros salen. En Dame una pista me lo pasé requetebién, imprimía esa diversión, como pasaba en Password. Peor experiencia fue Lo que diga la rubia, el magacín que duró una semana. Pero con los fracasos se aprende bastante. Aprendes a salir adelante pese a las decepciones. Lo importante es trabajar.

-Ahora estará preparando La cinta del amor, para buscar amores a primera vista...

-Yo estoy dispuesta siempre a los proyectos que me propone la cadena, pero de La cinta del amor no puedo decir mucho.