Sociedad

Los perros ya pueden bajar al metro en Barcelona

  • Desde ahora están autorizados a acceder al metro, en determinadas condiciones, todos los perros identificados electrónicamente con un chip e inscritos en el registro municipal.

Los perros no pueden sonreír pero sus dueños sí y amplias sonrisas iluminaban este miércoles los rostros de la docena de animalistas que han llevado a sus canes a la estación de metro de Diagonal para participar en el acto de entrada en vigor de la nueva normativa que les permite bajar juntos al suburbano barcelonés. Hasta ahora, solo podían acceder al metro los perros guía, los de asistencia (identificados con una chapa y capa azul), los que acompañan a los empleados de seguridad y los que se llevan en transportines rígidos que cubren todo el animal.

Desde ahora, están autorizados a acceder al metro, en determinadas condiciones, los perros identificados electrónicamente con un chip e inscritos en el registro censal municipal. El concejal Jordi Martí, que ha acudido a la cita acompañado de Aragón, un pastor alemán, ha recordado la principales limitaciones: los dueños deben llevar la documentación del perro, no pueden viajar en hora punta, han de usar bozal, ir atados a una correa de menos de 50 centímetros y no pueden utilizar las escaleras mecánicas.

Martí ha señalado que Barcelona no podía continuar llamándose ciudad amiga de los animales sin normalizar el acceso de todos los perros al metro y ha asegurado que el paso dado "es una gran victoria de la buena convivencia". En el concurrido intercambiador de Diagonal, la mayoría de los usuarios del metro se mostraban más sorprendidos por la presencia de centenares de cámaras que por la de una docena de canes de talla media o grande.

Los protagonistas del evento, los perros, parecían algo descolocados pero confiados por tener a sus dueños al lado, mientras centenares de personas apresuradas circulaban a su alrededor. Un buen ejemplo de calma era Vadim, un galgo que permanecía tranquilo mientras su dueña, Lisi Gutiérrez, manifestaba su satisfacción por un esperado cambio en la normativa que asegura que le será muy útil. "Estábamos muy limitados a movernos a pie por nuestro barrio, aunque ya podíamos ir en tren o en los Ferrocarriles Catalanes. Los usaremos mucho. La gente nos ha recibido bien", ha explicado Lisi. Entre los pasajeros, la preocupación más común expresada era que los perros puedan hacer sus necesidades en el metro. La ama de Vadim lo descarta y asegura que ningún perro que baje al metro se vera tentado de marcar el territorio con orín o defecar en el metro porque no se sienten lo suficientemente cómodos en este espacio.

Pocos usuarios han rechazado totalmente que se permita a los perros viajar en el metro barcelonés. Aunque un anciano lo considera un error porque cree que "habrá problemas con los perros y también con sus dueños" y una joven madre, que llevaba a su bebé en un cochecito ha reconocido que tenía miedo por su hijo.

Xavier Riva tenia algunos problemas con su perra Ona, una boxer que se afanaba en sacarse el bozal, un artilugio al que la mayoría de los perros chatos no están habituados. Riva, de la asociación animalista Libera, estaba pletórico porque, tras años de demanda de estas entidades, los perros grandes puedan viajar en el metro de Barcelona, como sucede en París o Berlín. Aun así, cree que la normativa se deberá ir ajustando en aspectos como el bozal ya que los perros de muchas razas no los necesitan porque no muerden. También ha señalado el problema que supone limitar el acceso a un can por pasajero para personas que, como él, tienen más de un perro.

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