La Estrella

El orgullo de la Huerta de la Reina

  • Nuestro Padre Jesús de la Redención cambia su túnica morada por una roja lisa para su estación de penitencia.

COMO cada Lunes Santo el barrio de la Huerta de la Reina se vuelca con su hermandad: familias, vecinos y grupos de amigos cercan la iglesia de San Fernando para ver la salida de Nuestro Padre Jesús de la Redención y de la Virgen de la Estrella. El descenso por la rampa del lateral del templo, el giro desde la calle Joaquín Sama Naharro hasta Goya y el inicio de su particular camino hasta el centro es una cita ineludible para los residentes en el barrio y en las zonas aledañas.

En la tarde de ayer nadie miraba al cielo, sino más bien al suelo en busca de las pocas sombras que había por los alrededores de San Fernando. El calor (casi) asfixiaba pero no impidía que cientos de personas se congregaran junto al templo desde mucho antes de la salida de la hermandad: la alegría y el orgullo de su barrio.

La Agrupación Musical Nuestra Señora de la Amargura de Peñarroya marcaba el inicio de la estación de penitencia de La Estrella con sus sones, acompañando a los nazarenos que poco a poco brotaban de la iglesia. Como siempre, cuando el Señor de la Redención cruza el arco, la calma llega a la calle, todas las miradas se vuelven hacia él con admiración, estudiando cada detalle del paso, de las figuras que lo acompañan, como Caifás en su trono mientras lo abanica un esclavo negro, los dos sanedritas y los dos soldados romanos -ayer uno se quedó en el camino en los Jardines de Colón al no estar bien anclado.

Para esta Semana Santa el Señor de la Redención ha cambiado su túnica morada lisa (con la que acostumbra a procesionar) por una roja -que ya lució el pasado viernes durante su vía crucis-, un tono acorde al exorno floral de su paso, en el que primaban las rosas. Tras él, los que nunca lo abandonan, los integrantes de la agrupación musical que lleva su nombre, que este año cumple 25 años desde su creación. A los pocos minutos de salir, primera levantá, primer giro y primera saeta que despide al Señor de la Huerta de la Reina de su barrio.

La titular de la cofradía no se hace esperar, su palio aparece resplandeciente, como su túnica azul y sus flores rosadas. Su perfil se difumina con el incienso mientras los costaleros la mecen camino de Llanos del Pretorio, donde esta hermandad hace todos los años una parada. En ella recuerdan, con una ofrenda floral, a las dos policías locales asesinadas hace años cuando participaban en una persecución.

Tras esto, el Señor de la Redención y la Virgen de la Estrella pasan por otro de los puntos ineludibles de su recorrido, los jardines de Colón, un lugar para el lucimiento antes de iniciar su periplo hasta la carrera oficial y su paseo por las calles del centro.

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