Ánimas

Luna cofrade sobre San Lorenzo

  • La cofradía de Ánimas prefiere no desafiar a la lluvia y se queda en su templo

La apuesta la ganaron todos los que a primera hora de la tarde ya se jactaban al asegurar, con puro convencimiento, de que Ánimas no iba a salir por su "prudencia". La ganaron todos aquellos que apostaron sobre seguro, porque la cofradía evitó desafiar al cielo que de vez en cuando iluminaba la luna sobre San Lorenzo.

El Cristo muerto en la cruz y Nuestra Señora Madre de Dios en sus Tristezas se quedó dentro su templo y con ambos titulares el coro de hermanos entonando Miserere y el de hermanas entonando Stabat Mater. Mientras la bulla espera en la puerta, el silencio dentro de San Lorenzo llega a ahogar, sobre todo, cuando se tiene el privilegio de asistir al rezo del Vía Crucis. Fuera, el murmullo es ensordecedor. Es el momento de recordar la salida del año pasado. Es el momento de recordar la prudencia de esta cofradía tan querida por el gran Pablo García Baena. El poeta asegura que Ánimas "no inventó nada", que "todo tenía una razón y un peso de tiempo y de siglos". Y el peso de ayer fue la lluvia, que apenas sí que cayó. El ruido de la bulla contrasta con el misterio que bulle dentro de San Lorenzo, donde el olor de los jacintos del exorno de la Virgen se mezcla con el incienso.

El templo apenas tiene luz. Sólo la que llega a través de la calle y se cuela por las ventanas y la de las velas de los pasos. Son las 21:00 y tras la misa, la hermandad decide no salir. La calle no lo sabe, sólo la cofradía y alguien privilegiado que logra entrar para contemplar el rezo, oír el Miserere y ver la elegancia y solemnidad de los penitentes de Ánimas. Un lujo. Nadie llora, nadie gesticula. Todo el mundo reza.

La bulla espera, insiste fuera. Quiere saber, quiere confirmar un hecho ya pasado. Quiere entrar para ver a los titulares de Ánimas. La iglesia reza. Es como si el tiempo se detuviera un instante eterno. Los pasos se mecen en la nave central. El rezo continua hasta que por fin se abren las puertas. Estremece el contraste. Gritos y silencio. La luna haciéndose hueco. Ánimas en su casa, Ánimas en San Lorenzo.

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